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Elecciones municipales y autonómicas | El Movimiento 15-M
Columna
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Acampadas en la vieja Puerta del Sol

Las acampadas de estos días en la Puerta del Sol no cogen de sorpresa al Oso y el Madroño, ni a Carlos III, ni a la Mariblanca, ni a la antigua Casa de Correos (olvidable Ministerio de la Gobernación y sede actual de la Comunidad). El kilómetro cero ha sido escenario de innumerables hechos de nuestra historia: desde las luchas de los Comuneros hasta las andanzas del cura Merino, pasando por los fusilamientos del 2 Mayo, el motín de Esquilache o la proclamación de la Constitución de 1812. Muchas cosas importantes de España han comenzado aquí.

Ahora ha sido tomada por los indignados del creciente Movimiento 15-M, cuyo futuro inmediato es incierto. Lo cierto es que los jóvenes, que parecían adormilados desde hace años, se han liado la manta a la cabeza con la intención de dar un vuelco a la situación social, que les afecta a ellos tanto o más que a los demás ciudadanos. Una pancarta define bien lo que allí se está cociendo: "No somos antisistema, vosotros sois antinosotros". No son violentos; son pacíficos. Y cada vez se les junta en muchas ciudades más gente que no son precisamente jóvenes, sino cabreados con razón.

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Una semana más en Sol

En los mentideros de la Villa hay opiniones muy diversas. Pero muy poca gente se percata de lo que está pasando y de las secuelas que ello traerá. Los políticos se muestran cautos, excepto Esperanza Aguirre, que los quiere desplazar a Ferraz. Pero todos ellos están tomando nota, aunque no saben por dónde atacar, porque el 15-M carece de protagonismos.

Algunos tipos, con supina ignorancia y mala leche, dicen: "Esos chavales no tienen ni idea. Que se vayan con su botellón a dar la murga en otra parte". Otros: "Aunque no sé muy bien qué quieren, me alegro de que los jóvenes despierten". Esto ya no hay quien lo pare.

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