Anuncios de inmobiliaria cara a cara

Buscar un compañero de piso tiene las mismas trabas que buscar una habitación. Nunca se sabe quién está realmente detrás del anuncio, o cómo es la persona que llama con la intención de compartir. En Madrid arrancó ayer un evento que pretende hacer esas búsquedas más fáciles, más humanas y más divertidas. La Noche del Piso madrileño, celebrada en el local ElSite con el lema "No des el paso sin conocerle", es un espacio que intenta dar un toque más humano al anuncio en prensa o Internet.

La idea es sencilla. Los que quieren alquilar o compartir llevan una pegatina verde. Los potenciales caseros o compañeros de piso llevan una roja. Y los dos grupos se mezclan para hablar de lo que buscan o lo que ofrecen. Cristina luce una pegatina verde. Ofrece una habitación en una casa grande, por unos 250 euros. "Pero es difícil porque está en Rivas, y para muchos es demasiado lejos", explica. A Ruggero, un italiano que acaba de llegar a Madrid para hacer un doctorado, Rivas le queda lejos. "Busco por el centro", dice en un castellano en vías de perfección.

Las próximas citas tendrán lugar los últimos miércoles de cada mes

Daniel Heras es el dueño de ElSite, un lugar destinado a que la generación digital tenga un sitio real de encuentro. "Llevamos tiempo queriendo hacer la Noche del Piso", explica. El promotor cree que es "una idea que encaja perfectamente con nuestra filosofía". En Barcelona se puso en marcha una iniciativa similar hace cinco años "inspirada en las citas exprés". Heras se puso en contacto con Idealista.com, portal de anuncios inmobiliarios que ha apoyado el evento madrileño. Uno de los requisitos para los que querían compartir piso era registrarse gratis en el sitio web. El director de comunicación de la empresa, Fernando Encinar, asegura estar "muy contento" con el aforo lleno, más de 100 personas. La idea de los promotores es convertirlo en un evento mensual. En adelante, tendrá lugar el último miércoles de cada mes.

Durante la Noche del Piso la gente, bastante variopinta, persigue etiquetas del otro color con bolígrafo, bloc de notas y móvil en ristre para intercambiar datos. Una joven muestra en el mapa de metro dónde está ubicado el piso del que ofrece una habitación. Bridie, de EE UU, una asistente en un colegio de inglés, lamenta que nadie acepte a Honey, su perro, un golden retriever de 30 kilos. Carlos está recién jubilado y el cambio de su situación económica le ha llevado a buscar a alguien para compartir su piso en el barrio del Pilar. "Ofrezco el ático, que tiene vistas fantásticas de la sierra", dice. No le importa si la persona es "hombre o mujer, joven o viejo", aunque admite que prefería alguien "más cerca de mi edad".

Catalina, de 30 años, es periodista y busca a alguien para compartir un "piso bonito" en Legazpi. El problema es el precio porque el piso tiene jardín, piscina y garaje, y la habituación cuesta 440 euros al mes. La periodista, de 30 años, ha dado sus datos a cinco personas, pero cree que "solo dos van a llamar, para los otros tres era demasiado caro".