_
_
_
_
_
Reportaje:LA DEFENSA DEL PATRIMONIO HISTÓRICO

Aranjuez: un paisaje truncado

Los autores critican la demolición de la fábrica de harinas El Puente porque, dicen, representaba un elemento singular del patrimonio industrial de Aranjuez

El pasado jueves 7 de noviembre publicaba este diario, en su edición de Madrid, una información sobre presuntas irregularidades en el municipio de Aranjuez, declarado hace menos de un año por la Unesco "paisaje cultural de la humanidad". Allí se destacaba que una modificación urbanística "puntual" quintuplicó el valor de un solar de "una vieja fábrica de harinas", enfrente, justamente, de los famosos jardines de Aranjuez.

Precisamente desde esos mismos jardines están tomadas las fotografías que acompañan a este artículo, el antes y el después de la demolición apresurada de esas instalaciones llevada a cabo en la primavera del pasado año 2001.

Quizá la "creación" de riqueza por el equivalente de 1.400 millones de pesetas explica algo del desdén de las autoridades locales por la salvaguardia de su patrimonio industrial, así como la apresurada y descuidada actuación que permitió el derribo y la desaparición de la emblemática fábrica de harinas El Puente, en Aranjuez.

La harinera fue instalada en 1829 en el emplazamiento de un molino hidráulico

Ahora bien, como testigos directos de esta lamentable pérdida, queremos destacar el valor histórico, simbólico y patrimonial que representaba este magnífico conjunto desaparecido silenciosamente del paisaje del municipio de Aranjuez, con el objetivo de que, en el futuro, una mayor sensibilidad social permita aplicar la Ley del Patrimonio Histórico de la Comunidad de Madrid, que prevé el proteger, acrecentar y transmitir a las generaciones futuras los testimonios de nuestro pasado, evitando este tipo intervenciones, que con demasiada frecuencia destruyen esa parte de nuestra cultura que es el patrimonio industrial.

La fábrica de harinas El Puente fue instalada en 1829 en el emplazamiento de un anterior molino hidráulico propiedad del Real Patrimonio, situado junto al antiguo puente de Barcas, y cuyos orígenes se remontan a épocas todavía más lejanas, siendo más que probable situar sus antecedentes productivos en esa primera generación de molinos y aceñas que funcionaron en las inmediaciones del río Tajo, al menos, desde mediados del siglo XVI.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

La nueva fábrica fue equipada con la maquinaría más moderna del momento, nutriéndose progresivamente de las cosechas de trigo provenientes de las provincias de Madrid, Cuenca y Toledo.

A finales del siglo XIX, conocida ya como la "fábrica de harinas del Puente Colgante", la explotación era considerada como una de las fábricas más importantes en el ámbito nacional, precisamente por la calidad de sus harinas.

En manos de un industrial local, continuó en el novecientos su próspera trayectoria productiva, mejorando y modernizando sus instalaciones, implantando el revolucionario sistema austrohúngaro a base de molinos cilíndricos de molturación y ampliando el negocio a la producción de electricidad, al igual que hicieran tantas pequeñas fábricas de la provincia de Madrid, empezando por su competidora local, la electro-harinera propiedad de Enrique Mejías.

Precisamente, las trazas de esta rica historia productiva las documentamos en la primavera del 2001 durante la elaboración de un informe técnico sobre el valor de la maquinaria y de otros elementos muebles conservados en las instalaciones de la citada fábrica, por indicación precisa de la Dirección General del Patrimonio Histórico de la Comunidad de Madrid. Para ello fuimos recabados como asesores y expertos en intervenciones relacionadas con el patrimonio industrial, y como directores del IPICAM, el Inventario del Patrimonio Industrial de la Comunidad.

En el informe e inventario realizado por nuestro equipo, con una injustificada premura y bajo la presencia apremiante y poco colaboradora de los representantes de la propiedad, se puso de relieve el magnífico conjunto técnico e industrial que albergaba el edificio central, destinado a la fabricación de harinas, y también el inmueble anejo, dedicado a la producción de electricidad. Así, identificamos, datamos y documentamos una muestra ejemplar de elementos mecánicos, verdaderos hitos, en algunos casos, de la evolución tecnológica del sector, como representan los cuatro ejemplares de molinos de cilindros sistema Buhler que pudieron ser rescatados y que se custodian en la sede del Museo Nacional de Ciencia y Tecnología.

En efecto, esta antigua instalación harinera representaba un elemento singular del patrimonio industrial de Aranjuez, rememorando el pasado industrial y la memoria del trabajo que hicieron posible el desenvolvimiento histórico del Real Sitio.

Ahora, se nos dirá, "el mercado" es el responsable de la desaparición y destrucción de una parte del paisaje cultural del patrimonio de Aranjuez. Ojalá que esta llamada de atención contribuya a una toma de conciencia colectiva que reconozca, respete, proteja y pueda dar usos públicos, culturales o formativos a los restos industriales. Las administraciones locales tienen una gran responsabilidad en esta defensa, tanto más necesaria cuanto estas antiguas instalaciones están situadas en emplazamientos demasiado atractivos para el mercado, si no para el mercadeo.

Paloma Candela, Juan José Castillo y Mercedes López son los responsables científicos del Inventario del Patrimonio Industrial de la Comunidad de Madrid y autores del libro Arqueología industrial y memoria del trabajo: el patrimonio industrial del sudeste madrileño 1905-1950, Aranjuez, Editorial Doce Calles, 2002.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_