Si Bach levantara la cabeza
Lo que no haya hecho Andreas Prittwitz. Uno le recuerda recorriendo los escenarios del jazz en tiempos de la Movida, con Jazz el Destripador. O acompañando a los vientos a Javier Krahe, o a Felipe Campuzano, o a Joaquín Sabina... Por ser, hasta ha sido actor en el cine. Lo que es planta, no le falta.
Dicho esto, el asunto que le trajo ayer viernes a la sala Galileo Galilei tenía muy poco que ver con lo que se entiende por un recital al uso. Un rápido vistazo al repertorio, con los nombres de Bach, Corelli y Pergolesi sobresaliendo, y la confusión estaba garantizada. ¿Música barroca en un night club? Pues sí. Y a mucha honra. Andreas, y quienes le acompañan, consiguen que haya quien, en una noche de viernes, en pleno centro de Madrid, se siente a escuchar a los maestros de la antigüedad más remota con respeto y un gin tonic en la mano. Y disfrutando.
Prittwitz reúne en un mismo saco los sones renacentistas y el jazz de una forma extraña y armoniosa, además de convincente. Lo dice alguien a quien la fusión de la música clásica y el jazz, tan de moda en otros tiempos, le induce al mayor de los espantos imaginables, con alguna excepción, el caso del saxofonista Ornette Coleman, a quien se le ha escuchado una versión de la Suite para Violonchelo de Bach tan parecida a la que interpretó Prittwitz el viernes como una sardina a un portaviones.
No hay por qué comparar: las versiones de los clásicos del jazzista alemán son tan divertidas como es posible. Y swingéan, tanto como puedan swingear Monk o Parker. Será porque no intenta disfrazar una música hermosa por sí misma. Entiéndaseme: Prittwitz no es Jordi Savall ni se le parece. En Galileo tocó a Bach con el saxo tenor y un ligero aroma a rumba, que si don Juan Sebastián levantara la cabeza...
Tampoco le tiembla el pulso a la hora de improvisar, recurso con el que soñaron los compositores renacentistas y que pusieron en práctica los músicos de jazz. Su recital del viernes, en el que presentó Looking back over the Barroque, finalizó con petición de bises y vuelta al ruedo para los artistas. Lo que se dice, un éxito.