_
_
_
_
_
Reportaje:

Cita con la mascarilla puesta

Unas 200 personas acuden a un 'flashmob' en Sol contra la contaminación

Como la convocatoria se gestó en la web, básicamente en las redes sociales y blogs, era de esperar que los jóvenes fueran mayoría. Pues no. En la Puerta del Sol de Madrid compartieron espacio, en similares proporciones, con niños y ancianos. Acudieron familias enteras, grupos de ciclistas, turistas, extranjeros... Todos usaron mascarillas. Todos. Si vale la pena la mención, hasta los perros. La mayoría llevaba las desechables. Otros lucían las de tela. Los más radicales portaban unas antigás y los más improvisados se echaron encima cualquier cosa: bufandas o camisas.

Solo en Facebook, más de 1.000 personas habían confirmado su asistencia a lo que llamaron el primer flashmob (reunión en un lugar público de un grupo congregado a través de Internet) contra la contaminación, pero no llegaron más de 200. "Doscientas con mascarillas y sin ellas, el resto", precisa Juan Ignacio Garnacho, de Greenpeace, para defender que "todo Madrid" defiende la causa "porque este aire no hay quien lo respire".

Más información
¿Dónde está Ana Botella?

Todos aseguran sentir la diferencia en la calidad del aire y, sobre todo, las consecuencias. Pilar, profesora, comenta que se le nota en la voz al dar clases. Clara, enfermera, dice que ve más gargantas "hechas polvo".

"Esta no es una invención de los ecologistas. Aquí está la gente común", señala Juan García Vicente, de Ecologistas en Acción, mientras carga un cartel en el que se lee: "¡atención! respirar es nocivo para la salud".

Uno de los participantes de la concentración de Sol con la mascarilla puesta.
Uno de los participantes de la concentración de Sol con la mascarilla puesta.CARLOS ROSILLO
Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_