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La Comunidad protege 24.000 hectáreas en el suroeste de Madrid

Un plan regional reordena las cuencas y encinares de los ríos Alberche y Cofio

Jesús Sérvulo González

El suroeste de la Comunidad de Madrid es uno de los rincones con más riqueza ambiental de la región. En la zona están los pantanos de San Juan y Picadas y las cuencas de los ríos Cofio y Alberche. Está salpicada por dehesas de encinas, pastizales y matorrales mediterráneos donde, además, habitan especies protegidas, como el águila imperial, la cigüeña negra o el buitre negro. Esta superficie está surcada por una polémica cicatriz de asfalto: la carretera M-501, que une la periferia de la capital con San Martín de Valdeiglesias. La Comunidad de Madrid se empeñó en desdoblar esta vía a pesar de la obstinada oposición de los grupos ecologistas.

Ahora el Gobierno regional ha redactado un plan para ordenar ambientalmente unas 86.000 hectáreas del suroeste de Madrid. El proyecto, elaborado en diciembre, afecta a 19 municipios y prevé otorgar un alto grado de preservación a 24.071 de esas hectáreas. No obstante, el documento regional no fija cómo se protegerá esta zona y permitirá un crecimiento urbanístico moderado en los 19 municipios recogidos en el plan.

El plan afecta a 19 municipios, que tendrán limitado su urbanismo
El proyecto permite la construcción de campos de golf en algunas zonas

La intención de la Comunidad de Madrid es combinar los usos tradicionales y el desarrollo rural con la conservación de los espacios protegidos. Por eso, el proyecto prevé las actividades de pesca, caza, agricultura, explotación forestal y turismo rural en casi todas las zonas afectadas.

La iniciativa surge debido a que una ley estatal obliga a la Comunidad de Madrid a elaborar "un plan de gestión" de los espacios incluidos en la Red Natura 2000, en la que está incluido los "encinares de los ríos Alberche y Cofio". El Ejecutivo regional ha cumplido con el mandato y en los próximos días sacará el proyecto a información pública.

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Las alegaciones no tardarán en llegar porque, aunque se limitan los grandes desarrollos urbanísticos, el plan regional permite construir campos de golf o nuevas infraestructuras en algunas zonas. Aunque para ello sean necesarios hasta 17 informes previos de varias administraciones (diversos ayuntamientos, Canal de Isabel II, Confederación Hidrográfica del Tajo, Consorcio Regional de Transporte, Ministerio de Fomento y diferentes consejerías, entre otros...). El plan, también, permite construir nuevas carreteras. "Siempre que cuenten con los permisos preceptivos", apunta un portavoz regional.

El texto divide "las cuencas y encinares de los ríos Alberche y Cofio" en tres áreas. Una de 24.071 hectáreas de "conservación prioritaria", en la que apenas se podrá construir. Es el espacio que está incluido en la Red Natura 2000.

Habrá otro sector, de 50.531 hectáreas de "protección y mantenimiento de usos tradicionales", en el que se podrán construir nuevas edificaciones de carácter rural y desarrollar actividades industriales, aunque éstas estarán severamente reguladas. Un portavoz de Medio Ambiente precisa que la intención es fomentar el turismo rural y asegura que no se podrán construir grandes desarrollos urbanísticos en la zona. "En esta superficie, la construcción estará altamente restringida", arguye. Esta zona intermedia sirve "para amortiguar el efecto negativo de la actividad humana" en los núcleos urbanos próximos, según el texto.

El plan regional incluye una tercera zona, de 4.237 hectáreas, alrededor de los núcleos urbanos de los 19 municipios afectados, entre los que están Quijorna, Pelayos de la Presa, San Martín de Valdeiglesias, Chapinería, Valdemorillo y Robledo de Chavela, entre otros. "Supone el 5% de la superficie total de zona de especial protección", comenta el portavoz de la Consejería de Medio Ambiente.

El documento regional considera que la zona "mantiene en buen estado de conservación el hábitat potencial de felinos, por lo que pudiera ser previsible que, de forma natural o mediante proyectos de reintroducción, alguna especie en peligro de extinción a nivel mundial pudiera ocupar de nuevo esta área protegida", en referencia al lince ibérico.

Precisamente entre las cuencas de los ríos Cofio y Alberche, objeto del plan regional, aparecieron en octubre de 2005 unas heces supuestamente de esta especie. Este suceso sirvió de argumento a las instituciones que se oponían a la infraestructura para intentar paralizar las obras de la M-501. Finalmente, no se pudo confirmar que fueran restos de este animal.

La importancia del paraje para este mamífero la estableció el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), que dictaminó en 2000 que esta zona "puede ser considerada como la más importante de bosque mediterráneo de la región, tanto por su extensión como por su diversidad y número de especies, entre ellas el lince".

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Sobre la firma

Jesús Sérvulo González
Redactor jefe de Economía y Negocios en EL PAÍS. Estudió Económicas y trabajó cinco años como auditor. Ha cubierto la crisis financiera, contado las consecuencias del pinchazo de la burbuja inmobiliaria, el rescate a España y las reformas de las políticas públicas de la última década. Ha cursado el programa de desarrollo directivo (PDD) del IESE.

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