_
_
_
_
_
Reportaje:

Confabular con Dostoievski

Un ciclo lleno de actividades sobre el autor ruso estrena en Réplika Teatro dos montajes: Noches Blancas y El Gran inquisidor

Dostoievski confabulado es el nombre que se ha dado a un ciclo dedicado al autor ruso que se celebra hasta el 27 de marzo en la sala Réplika, uno de esos espacios escénicos de la ciudad donde no solo se hace buen teatro, sino que es además una auténtica cantera de creadores emergentes de diversas artes.

Dos importantes espectáculos, Noches Blancas y El gran Inquisidor, conferencias, coloquios y recitales musicales en torno al autor desfilarán en este año en el que se celebra el 190º aniversario del nacimiento de Fiodor Dostoievski y también el Año Dual Rusia España.

"Es un intento de dar respuesta al porqué de su actualidad y al carácter de su impronta", comenta Jaroslaw Bielski, responsable, junto con Socorro Anadón, de la sala Réplika y la actriz Alicia Sánchez de esta "confabulación" en la que han logrado reunir a numerosos profesionales que contribuyen a este ciclo de manera desinteresada, dado que el proyecto no ha contado con apoyo económico alguno.

Todos los fines de semana de marzo habrá conferencias y mesas redondas

El plato fuerte de Dostoievski confabulado lo conforman los espectáculos estrenados anoche y que se presentan conjuntamente, ya que se trata de dos piezas relativamente cortas. Primero Noches blancas, de Réplika Teatro, obra claramente representativa de la primera etapa de Dostoievski, interpretada por Raúl Chacón y Lorena Roncero y dirigida por Bielski.

Después El Gran Inquisidor, de la compañía Teatro del Mundo, obra de madurez basada en un capítulo de Los hermanos Karamazov, con Alicia Sánchez y Enrique Alcides en el reparto y con dirección de Borís Rotenstein, quien se considera nieto adoptivo del mismísimo Stanivlavski, ya que su maestro en Rusia fue discípulo del creador del más afamado método de interpretación del mundo.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

El estreno de estas dos piezas cortas, que contó con la presencia del embajador de Rusia en España, Alexander Kuznetsov, responsable de inaugurar el ciclo con unas palabras sobre las relaciones literarias ruso-españolas, entusiasmó al público, que pudo ver y comparar dos etapas literarias y vitales muy distintas del autor ruso, aunque ambas marcadas por su brillante literatura y una bellísima carga poética.

El ciclo continuará todos los fines de semana de marzo (de viernes a domingo) con conferencias y mesas redondas de especialistas y expertos en la vida y obra de Dostoievski, así como con escritores, músicos y proyecciones de películas, cortometrajes y documentales.

El encuentro entre Teatro del Mundo y Teatro Réplika para llevar a cabo su proyecto escénico tiene dos orígenes. Por un lado la fascinación de Alicia Sánchez por esa reflexión actual, iconoclasta y satírica sobre la libertad y la religión, cuando la vio dirigida por Peter Brook. Por otro la lectura dramatizada de Noches Blancas, realizada por las conocidas como "salas confabuladas", (Réplika Teatro, Sala Tribueñe, La Guindalera y Teatro de Cámara-Chéjov). "A todos se nos quedaron las ganas de montarla", señala Bielski quien sí la ha puesto en pie, además del Teatro Cámara-Chéjov (ajeno al ciclo), prestigiada sala del centro de Madrid que dirige Ángel Gutiérrez.

"Era una oportunidad única de mostrar dos piezas muy diferentes, tanto por la edad en las que las escribió, como por la temática y el lenguaje; ver la evolución de un escritor es algo fascinante, y más con Dostoievski al que se hace muy poco en teatro, a pesar de estar considerado el mejor dramaturgo novelista", sostiene Bielski, "vivimos en un mundo deshumanizado y cada vez más superficial; hay que recurrir a los hombres que han comprometido su vida por indagar en la esencia del ser humano en un conflicto constante con su vida; además nos pareció una coincidencia muy bonita que la primera obra habla de la juventud, de la soledad de un soñador, y la segunda de una decepción, la de un gran soñador que ha abandonado los sueños".

"En este espectáculo", dice Rotenstein, "nuestra mirada al mundo va a ser a través primero de un microscopio y después de un telescopio. En Noches Blancas vemos pequeños movimientos del alma humana y en El Gran Inquisidor esa mirada es desde muy muy arriba y se dirige a todo lo que pasa al ser humano, pero desde el punto de vista de un soñador, como Jesucristo que ve a dónde ha ido a parar su legado, la consecuencia de su doctrina. Aquí hay dos miradas y ambas son amargas, y muy distintas", señala el director quien recuerda que en ruso la palabra duda se dice somneie, término formado por las palabras co-opinión, por lo que se podría traducir por contrastar opinión. "Dostoievski en su propia vida él empezó con una idea y después descubrió hacia dónde va el revolucionario, con sus propios demonios, y porque lo dijo casi fue acusado de reaccionario, y no lo era, pero sí era dialéctico y comprendía las dificultades de tener una solo opinión y por eso ponía en duda muchos postulado, eso para nosotros es importante porque nos habla de qué pasa con una persona y con una sociedad", concluye Rotenstein.

Representación de <i>El Gran Inquisidor,</i> una de las dos obras de Dostoievski en la sala Réplika.
Representación de El Gran Inquisidor, una de las dos obras de Dostoievski en la sala Réplika.ÁLVARO GARCÍA

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_