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Reportaje:

Convulsiones de fin de fiesta

Hospitalizados de madrugada 15 hombres con mareos, pérdida de conciencia y fiebre tras consumir pastillas y éxtasis líquido

F. Javier Barroso

"Estaba hablando con un amigo que había venido de Inglaterra para pasar el Orgullo, cuando de repente me caí y sólo vi los focos de la sala. Cuando me he despertado, ya estaba en el hospital". Así recordaba ayer Marc (nombre ficticio) cómo sufrió el desvanecimiento en la madrugada del domingo. Marc vive en Chueca, tiene 35 años y estuvo ingresado en las urgencias de la clínica de la Concepción hasta ayer por la tarde.

Marc es una de las 15 personas atendidas en la madrugada de ayer en hospitales de la capital tras haber ingerido pastillas y éxtasis líquido. En todos los casos se repitieron los síntomas: inconsciencia, mareos, dificultades respiratorias e hipertensión. En algunos casos, los afectados sufrieron fuertes convulsiones, según Emergencias Madrid.

Marc reconoce que había llevado un fin de semana en los que empalmó fiestas con fiestas. Para aguantar, se compró pastillas de éxtasis, que se iba comiendo en función de lo que le pedía el cuerpo. Una cada cuatro o cinco horas, según recuerda. El precio, cinco euros por pastilla. "El éxtasis líquido me lo dio un amigo. Él lo compra por Internet, como hacen todos. Después me lo dio porque le salió muy barato", añade este profesor, que lleva un año en España.

Zumos y agua

"Durante estos días he comido muy poco. Sólo cosas basura, como hamburguesas, perritos calientes y nada consistente. Eso sí, he bebido muchos zumos", afirma con un marcado acento inglés. El consumo de zumos o agua es frecuente entre quienes consumen éxtasis porque el alcohol reduce los efectos eufóricos del éxtasis y esta sustancia, además, aumenta las necesidades de hidratación del organismo.

Marc recuerda que, al empezar la noche, había estado en el Space, una sesión dance en la sala Macumba. "Hacía mucho calor. No paraba de sudar", explica desde su cama de la Concepción. Después, decidió seguir la fiesta en La Riviera, donde se celebraba la fiesta Supermartxe del Orgullo Gay, con ocasión del Europride 2007, la celebración europea de bisexuales, homosexuales y transexuales que por primer vez se ha festejado en España. Fue aquí donde empezaron los problemas por graves intoxicaciones.

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La primera víctima cayó desmayada poco antes de la una de la madrugada. Los voluntarios de Cruz Roja que estaban de guardia en las puertas de la discoteca atendieron a este hombre y, tras estabilizarlo, lo trasladaron al hospital Clínico. "Desde esa hora, empezaron a caer muy seguido. Tuvimos que mandar cinco ambulancias más y hacer que varias de ellas fueran y volvieran", declaró un portavoz de Cruz Roja. El último traslado fue a las cuatro de la madrugada. Los síntomas eran comunes a todos: mareos, bajo nivel de consciencia, mucha sudoración e hipertensión. Las víctimas presentaban estados muy similares: varones de entre 30 y 40 años, en su mayoría españoles, aunque también ingleses y holandeses.

Los facultativos del Samur-Protección Civil no lo pasaron mejor. Atendieron a seis hombres entre la una de la madrugada y las 6.30. Dos estaban en la fiesta de la Riviera y los cuatro restantes se hallaban en las calles de Barceló, Atocha, Trujillos y la plaza de las Descalzas, todas en la zona centro. Fueron trasladados al Clínico, la Concepción y al hospital Gregorio Marañón.

Fuentes de la Concepción y del hospital Clínico informaron ayer de que el número de pacientes atendidos por estas intoxicaciones podría ser mayor, ya que algunos afectados fueron por sus propios medios a los centros hospitalarios. Todos, excepto dos, recibieron el alta a lo largo de la mañana. Tras suministrarles sueros, los afectados suelen recuperar la consciencia.

Un paciente del Clínico estuvo ingresado en la unidad de cuidados intensivos (UCI) porque tenía fiebre. Además, estaba con ventilación asistida. "A otro le hemos dado el alta antes porque salía su vuelo a Londres por la mañana", afirmó una portavoz del centro. El otro ingresado, Marc, sufría una intoxicación que podía dañar el tejido muscular. Hasta que no le bajaron los niveles, no pudo marcharse.

Las primeras investigaciones apuntan a que la droga suministrada, en especial el éxtasis líquido, podía estar en mal estado muy concentrado. "El próximo Orgullo Gay me lo tomaré con mucha más tranquilidad. No quiero pasar por lo mismo", decía entre sonrisas Marc. Para él, todo quedó en un susto.

Frascos de éxtasis líquido requisados durante una operación antidroga.
Frascos de éxtasis líquido requisados durante una operación antidroga.EFE

Una droga para alucinar

El éxtasis líquido o GHB (gamma-hidroxibutirato) es un líquido incoloro, inodoro y con cierto sabor salado, que hace décadas fue utilizado como anestésico. Su consumo se ha popularizado en fiestas y durante el ocio nocturno del fin de semana. En dosis muy altas puede causar la muerte.

El GHB tiene efectos impredecibles para las personas. Se toma mezclado con líquidos. La dosis, la pureza y el metabolismo del consumidor hacen variar los efectos. Éstos se notan a los dos o tres minutos después de haberlo consumido. Se caracteriza por inhibir el sueño, crear alucinaciones, delirio y euforia que, a veces, se mezclan con efectos anestésicos. Cuando su uso causa problemas, sin embargo, éstos pueden ser muy graves: somnolencia, bajo tono muscular, confusión y estado de coma. "Este año ha sido más leve. En el Orgullo del año pasado, tuvimos algún caso de derrame cerebral", recordaba un médico de la Concepción.

Pese a compartir nombre con las pastillas de éxtasis, estas últimas son un derivado de las anfetaminas.

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Sobre la firma

F. Javier Barroso
Es redactor de la sección de Madrid de EL PAÍS, a la que llegó en 1994. También ha colaborado en la SER y en Onda Madrid. Ha sido tertuliano en TVE, Telemadrid y Cuatro, entre otros medios. Licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid, está especializado en Sucesos y Tribunales. Además, es abogado y criminólogo.

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