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Reportaje:

Corte de mangas al sistema

Dos mujeres maduras intentan presentarse a miss Alcorcón para desacreditar el concurso

Marisol y Ana están hechas de la misma pasta revolucionaria. Aunque a simple vista no lo parezca. Una tiene 60 años, el pelo rojo, una risa escandalosa y habla por los codos. La otra cuenta 54 años de prudencia. Sonríe con la mano en la boca. Calla. Mira y remira a su amiga:

-Tú serás muy echá palante, pero yo soy más miss. Más divina.

Ésta es Ana, la que suelta chascarrillos cuando uno menos se lo espera. Ahora le dedica a su amiga una caída de ojos. Como una estrella de cine. O, mejor, como una modelo de alta costura. Estallan las carcajadas. Lo del gesto glamouroso viene porque las dos, a su edad, se han empeñado en ser Miss Alcorcón. O más bien en dinamitar el concurso.

El certamen de Mister y Miss Alcorcón, que se celebra hoy en la localidad con motivo de las fiestas, lo organiza la Asociación Parque Ondarreta. Pero sólo se pueden presentar personas que pertenezcan a esa asociación. A Marisol y Ana no les dejan afiliarse porque no viven en ese barrio. Y porque no tienen entre 18 y 30 años ni las medidas perfectas. Han movido cielo y tierra para poder aspirar a miss. El Ayuntamiento dice que no. Que no pueden. Ellas no se conforman. Detrás de la broma esconden una filosofía.

Lo de las risotadas es un simple escudo tras el que se protegen estas dos amigas. No aceptan que alguien les ordene qué hacer o qué no hacer. Han heredado la rebeldía de la transición española. Años callejeros e insurrectos. Fueron okupas cuando eso aún ni existía en España. Se siguen tomando la vida así. Con una actitud crítica. "Las fiestas de Alcorcón tienen muchas actividades, pero son poco representativas de su sociedad", señala. Marisol lanza una pregunta para la que no encuentra respuesta: "¿Por qué no existen apenas actividades en las que se den a conocer las culturas de los inmigrantes? Porque aquí hay muchos, y también pagan impuestos".

Ana, menos impulsiva, no quiere un mundo de cartón piedra. Se explica: "Un Ayuntamiento de izquierdas como el de Alcorcón debería promover otro canon de belleza más responsable y que no se basara en medidas ni edades. El buen vivir está en las pequeñas cosas, en la libertad. Si nos cortan las alas, le haremos un corte de mangas al sistema".

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Esta historia comenzó el lunes. Ese día, Marisol vio el concurso en el programa de las fiestas. Lo comentó con Ana. Ni se lo pensaron. Fue Marisol quien acudió a la Concejalía de Cultura para informarse. Lo que le respondieron no hace falta repetirlo. Fue un no, claro. "Pero si lo organiza el Ayuntamiento es dinero público", respondió ella. Marisol no se dio por vencida. Llamó a la Concejalía de Fiestas. Dice que la remitieron al Instituto de la Mujer. Allí le contaron que el concurso era competencia de Cultura. Y la misma respuesta. "Toda la organización depende de la asociación". Remiten a ella. En la Concejalía de Fiestas reconocen que el concurso se debería llamar Miss Parque Ondarreta. Pero su nombre real es Miss Alcorcón.

Marisol, con su camiseta ancha hasta las rodillas, y Ana, con su pañuelo de señora elegante anudado al cuello, culpan de toda la confusión al Ayuntamiento. "Esto es surrealismo mágico alcorconero", ironiza Marisol con mucha guasa y más rabia. Ana esboza una sonrisa. A continuación, se pone seria. "Pero esto es dinero de todos los que vivimos en Alcorcón", se queja Marisol. Y añade, dando puñetazos en la mesa: "Pues mira, yo quiero ser miss".

Con esa frase en la cabeza, las dos se plantaron en una de las asociaciones de mujeres de Alcorcón. Son de ideas fijas. Contaron su historia. Les dijeron que sí, que iban a analizar el caso. Pero que no daba tiempo antes del concurso. Lo harán cuando pasen las fiestas. "Yo quiero una respuesta antes", replica Ana. En otra de sus visitas al Ayuntamiento, Marisol cuenta que un funcionario les respondió: "Señoras, no pueden ser misses. Ya se lo he explicado. Pero hay otras actividades, como comidas sólo para mujeres. También se pueden presentar al concurso de enhebrar agujas".

Ana vuelve a mostrar su ideario: "Éste es un mundo de paripé. Discriminatorio". Marisol le sigue: "Voy a seguir luchando para poder presentarme el año que viene a Miss Alcorcón". Se tira de la camiseta y muestra su mensaje impreso en letras rojas: "Somos la dignidad rebelde".

El papel de los colectivos

¿Virtud o carencia? Marisol y Ana cargan contra el Ayuntamiento de Alcorcón. Le critican la falta de protagonismo de las asociaciones ciudadanas del municipio. El Consistorio, sin embargo, se enorgullece de que todas las personas están representadas. En el programa de las fiestas, el alcalde, Enrique Cascallana, escribe: "Necesitamos la participación de todos, de la misma manera en la que todos los colectivos sociales, culturales, vecinales y deportivos participan año tras año con entusiasmo en estas actividades festivas. De ahí que el programa de las fiestas refleje la variedad de gustos y tendencias que tienen cabida en una ciudad abierta y culturalmente dinámica".

La concejal de Cultura, Tatiana Ercolanese, insiste en la misma idea: "Hemos preparado un programa amplio y plural en el que la contribución de las asociaciones y entidades ciudadanas ocupa un lugar de relevancia". Y aclara: "Quiero agradecer todo el esfuerzo de tantas entidades sociales, culturales y deportivas que hacen que las fiestas de Alcorcón tengan una identidad única y diferente".

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