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Dos años de turbulencias

José Manuel Romero

Los problemas del aeropuerto de Barajas son viejos y recurrentes. Pero en los últimos dos años, desde que gobierna el Partido Popular, se repiten con más insistencia que antes. En este tiempo, el ministro de Fomento, Rafael Arias-Salgado, y su secretario de Estado, Joaquín Abril, han cambiado dos veces al equipo directivo de Aeropuertos Españoles y Navegación Aérea (AENA), el organismo estatal encargado de que los aeropuertos españoles funcionen bien; y también han nombrado dos directores generales de Aviación Civil, la máxima autoridad aeronáutica de España. La sustitución de equipos directivos también llegó a Barajas. Todos estos cambios no resolvieron los problemas del aeropuerto.Juan Lema, director del aeropuerto madrileño durante los últimos cuatro años de la etapa socialista, fue apartado del puesto. En agosto de 1996, sólo tres meses después de que Aznar comenzara a presidir los consejos de ministros, AENA nombró nuevo director de Barajas. Eligieron a José Sedano, un ingeniero que había sido destituido un año antes por los socialistas como director de Obras de AENA y no tenía ningún cargo de responsabilidad en el organismo. Tampoco tenía experiencia al frente de la dirección de grandes aeropuertos. Y le pusieron al frente de Barajas. También cambiaron al director de Navegación Aérea, jefe de todos los controladores aéreos de España.

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La cúpula de AENA fue removida al completo por Fomento, que sustituyó a todos los directores y eligió una nueva organización, de manera que el presidente de este organismo, cargo que recayó en Fernando Piña, fuese a la vez director general de Aviación Civil. Para ayudarle, nombraron director general de AENA a Carlos de Andrés.

El nuevo equipo duró apenas un año. En septiembre de 1997, De Andrés y Piña fueron destituidos. Su mandato coincidió con algunas desgracias. Un incendio de Barajas que hubiera durado una hora si hubieran avisado a los bomberos municipales, según el Ayuntamiento de Madrid, obligó a cerrar el aeropuerto durante cinco horas y a cancelar, sólo ese día, más de 200 vuelos.

Verano tormentoso

Unos meses antes, Barajas sufrió un verano tormentoso con retrasos permanentes. Los dirigentes de AENA explicaron que la culpa del atasco era de las compañías aéreas que para acaparar los permisos de vuelo pedían más autorizaciones de las que necesitaban y desajustaban toda la programación. El Partido Popular heredó un aeropuerto de Barajas donde se podían hacer hasta 60 operaciones a la hora y, sólo dos años después, el máximo autorizado es de sólo 50. "Motivos de seguridad", argumentan desde entonces los nuevos gobernantes del aeropuerto.Con Piña y De Andrés al frente de AENA se tramitó la adjudicación del proyecto para la nueva terminal de la tercera pista (todavía en obras). Los estudios encargados por Piña y De Andrés para evaluar todas las ofertas eligieron a Typsa. Pero nunca se falló el concurso a favor de esta empresa. Piña y De Andrés fueron destituidos. Ya no se eligió a ningún nuevo presidente de AENA. Sólo se puso a un nuevo director general, Carlos Medrano. Piña, que también era director general de Aviación Civil, fue sustituido en ese puesto por Luis Felipe de la Torre de la Plaza.

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Medrano cambió a los cuatro principales directivos de AENA y encargó a una multinacional norteamericana, Parsons, la evaluación de las ofertas presentadas al concurso de la nueva terminal. De aquí salió un nuevo ganador, el proyecto de los arquitectos Antonio Lamela y Richard Rogers y de la ingeniería pública Initec. Esta propuesta que resultó finalmente adjudicataría de la nueva terminal había quedado en tercer lugar durante el mandato de Piña y De Andres.

Cuatro meses después de adjudicado el concurso, AENA tuvo que aprobar una modificación de la obra porque la terminal se había proyectado en una zona próxima al final de una de las pistas de aterrizaje. El traslado costará 5.000 millones. Tomada esta decisión, AENA apartó como director del Plan Barajas a Fernando Mosquera y creó cuatro direcciones para coordinar todos los trabajos de construcción y puesto en funcionamiento de la tercera pista del aeropuerto y "mejorar la eficiencia del conjunto del proyecto dada la complejidad del mismo". Todos estos movimientos de directivos han coincidido con duras críticas de Iberia, la primera compañía de Barajas, a AENA. En junio de 1997, Iberia anunció un "verano caótico" si el organismo estatal no aumentaba el número de vuelos en Barajas. No se aumentaron y el primer día de julio de 1997 hubo 201 vuelos retrasados y 22.897 pasajeros afectados. Entre julio y agosto de ese año, 29.000 maletas perdieron el avión. Los sindicatos denunciaron que existía falta de infraestructura y personal en el aeropuerto.

En el último semestre, AENA y Barajas han tenido que soportar una huelga de celo de pilotos (en enero, 15.000 pasajeros afectados) y de controladores aéreos. Para rematar este panorama, en la última semana de junio AENA puso en marcha el nuevo sistema informático del control aéreo del aeropuerto con lo que regresaron los atascos a Barajas. Y no sólo de aviones. Si en dos meses del año pasado 29.000 maletas no volaron con sus propietarios, en sólo tres días de la pasada semana, 15.000 equipajes sufrieron idéntico problema.

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