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Reportaje:

Fito, al sol de Canillejas

El rockero bilbaíno graba un vídeo en la plaza madrileña de Mora de Rubielos con los vecinos como figurantes

Un día de sol, una plaza en Canillejas, una de las mejores bandas de rock españolas -los Fitipaldis- y su líder, Fito Cabrales, tocando al aire libre y sin previo aviso. Súmense a ello jubilados, obreros en la hora del bocadillo, niños que salen de la escuela y amas de casa que se asoman a tender la colada y se encuentran con un concierto en la calle. El resultado: el próximo videoclip de Viene y va, quinto sencillo del LP Por la boca vive el pez, lanzado por Fito el año pasado.

"Me ha alegrado el día. Tenía una mañana de mierda; vendo seguros por la calle. Llevo horas dando vueltas y soltando el rollo. He pasado por aquí y me he encontrado con el concierto de Fito, del que soy fan", decía con una sonrisa María Ángeles, que se negaba a dar su apellido por temor a que el jefe, que le esperaba hacía un rato en la oficina, pudiera identificarle entre estas líneas.

El rodaje del videoclip se había iniciado minutos después de las 11.30, y los transeúntes rápidamente se fueron agrupando en torno a la banda, instalada en mitad de la pequeña plaza de Mora de Rubielos. Rafa Sañudo, director del videoclip, explicaba que han elegido Canillejas "porque queríamos un barrio de verdad, callejero, como Fito; y porque la concejalía del distrito nos ha ayudado mucho con los permisos". El vídeo, que estará listo en dos semanas, se ha rodado entre el lunes y ayer martes. "Ayer rodamos objetos, que vienen y van -como el título de la canción del último disco de Fito- en blanco y negro, y hoy grabamos este espectáculo en la calle", contaba Sañudo.

La idea era contar como extras con gente normal, caras de barrio, y lo habían conseguido. En las filas delanteras del público espontáneo, fans de Fito, currelas y parados, que saltaban, tarareaban la canción. Más atrás, en los bancos, atónitos, los jubilados. "Está bien, está bien, tiene su ritmillo", comentaba uno de ellos casi a gritos. Otros vecinos contemplaban la acción desde su ventana.

A cada nueva toma, después de repasar la canción entera -los músicos tocaban en directo, aunque había play back de Fito-, avalancha de fans a la caza de autógrafos y fotos del artista. Éste señalaba "que es una gozada actuar delante de la gente. Pasa como en un concierto: si no hay público, no hay artista".

María González, de ocho años, recién salida de las clases, había intentado cazar un autógrafo de Fito un par de veces, pero los de seguridad les habían pedido a ella y a su madre que se retiraran. "Yo le digo que nos vayamos, que no nos va a dar tiempo a comer y tiene clase a las tres", decía María Cruz Garro, la madre. "¡Pues no voy al cole!", respondía con actitud rockera María, fascinada ante el despliegue de Fito y su banda.

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Finalmente, la madre encontró el tiempo que necesitaba y María tuvo que volver al colegio, porque a eso de las dos hubo parón en el rodaje para comer. La mitad del equipo almorzaba en la sidrería Lagar, en la misma plaza. El cocinero del restaurante, Alejandro Mirandabeitia, un mocetón de Bilbao -como Fito- llegado al barrio hace dos meses, parecía recién salido de un chiste: "Ha venido Fito porque soy de Bilbao. Bai, bai, del mismo Bilbao, de la plaza de Arritíbal. Si lo hubiéramos sabido, me traigo a la virgen de Begoña. Cuando me he enterado del rodaje he llamado a la mujer y le he dicho que dejara a comer en el cole a las morroskas", por sus dos hijas, "y que viniera pitando. Aquí está la foto. Fito, yo y mi mujer", por si no había quedado claro.

En la plaza, que ya se iba despejando, Pau, ayudante de dirección del clip, reclutaba a vecinos para acercarse a la cámara y saludar, protagonizar durante un instante el vídeo. Pasaron niñas, jubilados y una madre con su bebé: "Lo que me faltaba; de aquí a la fama", señalaba Ruth, de 26 años, con su hija Aitana, recién nacida, al cuello. "Me encanta Fito. Venía de una entrevista de trabajo -que me ha salido de maravilla- y me ha llamado mi hermano para decirme que estaban aquí tocando. Y ahora me piden que salga en el vídeo... ¡Un día perfecto!".

El rodaje continuó en la tarde, con las últimas tomas. Hoy, miércoles, Fito recibirá en la Sociedad General de Autores el disco de diamante por más de un millón de copias vendidas de Por la boca vive el pez. Seguro que unas cuantas de esas copias están sonando ahora en Canillejas.

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