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Entrevista:TERESA SAPEY

"Haría pasos de cebra fluorescentes"

La autora del aparcamiento de Vázquez de Mella defiende una arquitectura cercana

Patricia Gosálvez

Una foto enorme de Joan Crawford preside su estudio. No es casualidad. Teresa Sapey trabaja en un entorno sin despachos, ni aparentes signos de autoridad, pero irradia carácter. Sentada en la mesa central, mientras su equipo trabaja alrededor en silencio, se explica en un remolino de manos, gestos, risa rota y frenéticos rizos rubios. Casi 20 años en Madrid no le han quitado un acento italiano que maneja con susurros e inventiva.

"No hay proyectos pequeños, cada uno es un nuevo amante, al que quieres darle más", dice. También: "La diferencia entre una buena y una gran obra es la emoción que transmite, el bum bum del corazón; eso que no se olvida". Y luego: "A los arquitectos se les va la olla; hay demasiada firma, todo es yo, yo, yo, se olvidan de que hay que hablar a la gente, volver al hombre". Está orgullosa del aparcamiento municipal de Vázquez de Mella porque "a la gente le encanta": "Es bonito y funcional, divierte, pero sirve, por ejemplo, para que las mujeres no tengan miedo de bajar solas".

"Me gustaría crear burbujas donde fumar mientras contemplas el cielo de Madrid"
"Los arquitectos olvidan que hay que hablar a la gente. Hay demasiada firma"
"No puede ser que cuando se hable de Europa nadie piense en Madrid"

Pregunta. ¿Qué tal es el Ayuntamiento como cliente?

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Respuesta. Fantástico, la pena es que no ha repetido, a pesar del éxito del aparcamiento.

P. Y la ciudad, ¿qué le parece?

R. Madrid es como una mujer muy guapa con demasiados amantes. Una fresca. Hay cosas muy bonitas, pero no tiene coherencia. Me siento madrileña, pero Barcelona me apasiona, también Bilbao, el mismo San Sebastián, incluso Valencia... Madrid no está atada. Le falta algo. Es efervescente y está hecha a la medida del hombre, se vive muy bien, pero no puede ser que cuando se hable de Europa se piense en París, en Londres, en Berlín... ¿pero quién habla de Madrid?

P. Y mire que Gallardón lo intenta...

R. ¡Vaya si lo intenta! Es bueno, al menos está probando.

P. ¿En qué se equivoca?

R. Habría que hacer más cosas pequeñas y humildes, para la gente. Empezar por los jardines, las farolas, los floreros, los asientos, los quioscos, las paradas del bus... Menos rascacielos, menos museos, ¡y más cagatorios para los perros!

P. ¿Existe la ciudad perfecta?

R. No hay paradigma. Todas están llenas de defectos, porque son producto del hombre y el hombre es un defecto con patas.

P. Sueñe que le encargan otro proyecto municipal...

R. Me gustaría algo muy urbano. Iluminar de forma distinta cada barrio, porque Madrid son muchos pueblitos. O hacer pasos de cebra fluorescentes o con palabras, cosas que la gente pueda descubrir... O crear smoking points [zonas de fumadores] en la calle. Es horrible ver a la gente fumando en los portales de las oficinas, apiñados en las aceras. Crearía burbujas donde vas a fumar mientras contemplas el cielo de Madrid. Y me encantaría hacer viviendas sociales.

P. ¿Cómo serían?

R. Serían las más divertidas, brillantes y modernas de Madrid. Hago mucha vivienda de lujo y sé cómo se ahorra, cómo se distribuye el espacio, cómo se vive mejor. Sociales no significa que no sean lujosas. La gente confunde el dinero con el lujo, es una idea tan carca...

P. Y entonces, ¿qué es lujo?

R. La distribución del espacio. Antes era "materiales caros"; la nueva filosofía es "saber vivir". Ya no es un mármol, sino una ducha donde el agua sale perfectamente graduada. No quieres una casa enorme, sino un microondas que funcione. Estamos cambiando. Antes el hombre era un animal que vivía en una comuna, la familia; ahora vive solo, come fuera de casa, folla ocasionalmente, con suerte, y se preocupa mucho más del cuerpo y de la comunicación. Ya no necesita tres dormitorios, dos bañitos y una cama de matrimonio. Necesita una habitación con espejos en el techo, una ducha enorme, nada de cocina, un mueble bar, un armario estupendo, una bici estática y una instalación musical que vibre hasta el vecino. Necesita otra casa, ¿por qué seguimos haciendo entrada, comedor, dormitorio, salón y cocina?

P. Por barrios, ¿qué es lo que más le gusta de la ciudad?

R. Lavapiés, por ecléctico, y López de Hoyos, donde trabajo. Lo que más me aburre es Salamanca... esa vieja burguesía que parece querer ir a cazar sin finca. Para eso prefiero un barrio burgués-burgués como Alfonso XII, que al menos es chic.

P. Y de edificios, ¿qué le parece lo mejor?

R. Me encanta todo lo de Tuñón y Mansilla [autores del Centro regional de documentación en la antigua fábrica de El Águila]. El Caixa Forum de Herzog y De Meuron será espectacular. Pero no me gusta nada lo que ha hecho Jean Nouvel en el Reina Sofía, me parece un pegadón a otro pegadón. La librería y el bar están bien, pero sólo faltaba que el mejor arquitecto del mundo no supiese hacer un bar.

P. ¿Y cuál le horroriza?

R. El tanatorio de la M-30. Esas flores de plástico, esos muertos en el refrigerador, esa musiquita falsa, ese horrible triquitán de la gente... parece El Corte Inglés el día de Navidad. ¡No iría ni muerta!

EXCELENTES. Teresa Sapey

Hizo del aparcamiento de la plaza de Vázquez de Mella "un mundo subterráneo de color". La arquitecta Teresa Sapey (Turín, 1962) decoró el parking municipal con neones, fotografías y citas de la Divina Comedia, reventando un espacio, en principio, oscuro y angustioso. De su estudio han salido tiendas como Custo (Claudio Coello, 91, premio del Ayuntamiento de Madrid) e Isolee (Infantas, 19). Cree que la arquitectura es "el arte de vivir mejor". Sueña con viviendas sociales "divertidas" y pasos de cebra fluorescentes para una ciudad "cachondísima, pero gris". Cree que a la arquitectura le falta humildad. Entre sus hazañas: colarse en el hotel Puerta de América, donde han diseñado plantas Jean Nouvel, Zaha Hadid o Norman Foster. ¿Su piso? "El que no quería nadie": el garaje.

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Sobre la firma

Patricia Gosálvez
Escribe en EL PAÍS desde 2003, donde también ha ejercido como subjefa del Lab de nuevas narrativas y la sección de Sociedad. Actualmente forma parte del equipo de Fin de semana. Es máster de EL PAÍS, estudió Periodismo en la Complutense y cine en la universidad de Glasgow. Ha pasado por medios como Efe o la Cadena Ser.

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