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Hombres de 50, mujeres de 20

El prostíbulo Flower's es uno de los más conocidos de la Comunidad

"Un descuento de 15 euros por ser el día de la mujer trabajadora. Normalmente, son 75 euros por un [servicio] completo, pero hoy es a 60", explica una mujer que se fija en las imágenes de una televisión en la que se anunciaba ayer la celebración del Día Internacional de la Mujer. Éste era su reclamo para convencer a los clientes de que se acostaran con ella en las habitaciones del Flower's. El local, que según el Ayuntamiento de Las Rozas comenzó a operar en 2000, tiene tres permisos de apertura: el primero como apartamento turístico, que se denomina Apartamentos Florida; el segundo como café-espectáculo (Flower's); y el tercero como bar-restaurante.

El local es uno de los locales de prostitución más conocidos de la Comunidad. Justo al lado de la A-6 y con aparcamiento propio, tiene escrito su nombre encima de la fachada, un letrero luminoso inconfundible. Fuera, sin embargo, un Ferrari rojo, justo enfrente de la entrada, actúa como reclamo para los consumidores de prostitución de la región. Una vez dentro, varios porteros de aspecto fornido controlan la puerta.

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Cuando se entra, lo primero que diferencia al local de otros lugares de ocio nocturno es la vestimenta de las mujeres que trabajan allí, exageradamente sugerente. Algunas llegan a mostrar casi todo el cuerpo. Pero también llama la atención la importante diferencia de edad entre las alrededor de 50 mujeres (todas en torno a los 20 años) y los hombres que allí entran, muchos de los cuales superan los 50 años y visten trajes como si acabaran de salir de la oficina. También hay un buen número de treintañeros, que por su comportamiento parecen habituales de un local en el que no hay que pagar entrada. Para compensar, por una cerveza cobran 11 euros y por una copa, 15.

En un día como el de ayer, en el que varios televisores del local transmitían las noticias en las que se destacaba la celebración del Día Internacional de la Mujer, estas jóvenes hacían de tripas corazón y por un puñado de euros vendían su cuerpo. Los hombres, mientras, se dedicaban a manosearlas todo lo que podían.

"Es lo que tenemos que soportar aquí", explica una de las numerosas rumanas, que desconocía que en los medios de comunicación hubieran citado el nombre del local en el que trabajaba como propiedad de Antonio Herrero, que también controla otro de los prostíbulos más conocidos de la región: Factory, en las cercanías de Barajas. Este empresario también es dueño de uno de los dos puticlubs catalanes que en marzo de 2009 fueron cerrados por los Mossos d'Esquadra, que ejecutaban una decisión de un juez en el marco de una investigación sobre corrupción policial vinculada a burdeles en el que las prostitutas eran obligadas a "ingerir vitaminas, medicinas y hormonas".

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Preguntadas algunas trabajadoras del sexo acerca de si en el Flower's les exigían tomar cualquier tipo de sustancia, en ningún caso quisieron responder: "No preguntes esas cosas, que nos metes en un lío", dijo una de ellas, que rápidamente desapareció.

Además de rumanas, las mujeres que allí trabajan proceden de países como Colombia, Rusia, Hungría y Ucrania, lugares con dificultades económicas en los que las mujeres se llevan la peor parte. Algunas de ellas duermen en los apartamentos del local, aunque otras se van a sus casas en cuanto finalizan su jornada laboral, a las seis de la mañana. Desde esa hora hasta las cinco de la tarde, el Flower's, que abre todos los días del año, permanece cerrado.

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