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Reportaje:

El Jarama batalla por su memoria

Rivas-Vaciamadrid expropia 300 hectáreas del histórico escenario bélico

A 72 años de la histórica contienda, en el Jarama se libra otra batalla, incruenta, pero no menos encarnizada: la de su propia memoria. Mientras el Gobierno regional mantiene congelada la posibilidad de crear un parque histórico sobre el mismo escenario de aquellos combates, el cercano Ayuntamiento de Rivas-Vaciamadrid acaba de aprobar en su último pleno la expropiación a cinco propietarios particulares de 300 hectáreas de terrenos, a ambos lados de la ruta A-3 y dentro del Parque Regional del Sureste. "La medida obedece a la necesaria protección medioambiental de la zona -ya que la más reciente legislación permitiría, por ejemplo, crear ahí un campo de golf- y para establecer sobre ese suelo un parque forestal", dice Tania Sánchez, concejal de Cultura del concejo ripense. Pero el Consistorio ripense y otros cercanos como el de Arganda -hoy en manos del PP- fueron mentores de un proyecto para crear un parque histórico sobre los escenarios de los combates de la batalla del Jarama, por lo que nadie duda de que el equipo de gobierno del Ayuntamiento de Rivas, donde Izquierda Unida gobierna en coalición con el PSOE desde hace 15 años, compatibiliza esa reserva con el propósito, acariciado desde tiempo atrás, por conseguir el parque "para la memoria y para la cultura de la paz", al decir de Tania Sánchez. La contienda fue una de las más sangrientas de la Guerra Civil, con 35.000 víctimas. "Una proposición no de ley para lograr la creación del parque, la número 178, sometida a la Asamblea de Madrid el 3 de junio de 2004, no prosperó", informa una fuente del Gobierno regional. "No hay nada nuevo al respecto", sentencia.

Un hito escultórico recordará a los brigadistas en el escarpe de El Piul
Hace 72 años, estas tierras se tiñeron de sangre; la batalla había comenzado
Gefrema estudia los avatares históricos de la contienda civil en Madrid
El 22 de febrero, vecinos del irlandés Bob Doyle honran a su amigo en Rivas

"Los municipios no tenemos capacidad para crear el parque histórico, pero sí podemos generar condiciones favorables para que el Gobierno regional se decida a crearlo", añade la edil Sánchez. Los últimos cambios electorales en los municipios cercanos, que pasaron de la izquierda al PP, alteraron la relación de fuerza favorable al parque.

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Rivas quedó destruida tras los combates y fue reedificada a partir de 1949. "La memoria histórica y la cultura de paz permanecen aquí muy vivas", dice la concejal, cuyo departamento y el de Educación, que rige Pedro del Cura, despliegan numerosas iniciativas para evocar aquellos hechos. La última actividad prevista tiene la fecha del 21 de febrero de 2009, cuando 40 vecinos de la localidad irlandesa de Dungheon y amigos de Bob Doyle, veterano brigadista internacional irlandés recientemente desaparecido, acudan al Jarama a participar en la Segunda Marcha Memorial, para recordarle a él y a cuantos como él combatieron en aquellos campos.

El Ayuntamiento ripeño convoca cada verano "El Jarama, un río con nombre de batalla", evento que congrega a cuantos quieren hacer una inmersión en aquel episodio histórico: desde familiares de combatientes de ambos bandos hasta investigadores, sobre un paraje tan lleno de evocaciones como el del Jarama. Esta iniciativa ha tenido como mentora a la Asociación de Amigos de las Brigadas Internacionales, que dirige Severiano Montero, y que desarrolla actividades incesantes relacionadas con la presencia de aquel contingente internacionalista.

Por otra parte, se encuentra ya en avanzada fase de hechura el proyecto para erigir un hito escultórico sobre El Piul. Es éste un promontorio escarpado que domina el arranque del valle del Jarama, en el vértice sur de Rivas-Vaciamadrid. Sobre su cumbre, una obra de arte evocará el esfuerzo de tantos jóvenes del mundo que acudieron a Madrid a luchar por ideales de libertad e igualitarismo que consideraban comprometidos en aquellos días de 1937. La escultura tomará forma en la figura de Charles Donnelly, poeta muerto sobre este campo de batalla en aquellos días de plomo. Precisamente, bajo ese cerro que bate una vasta extensión sobre un viejo ferrocarril azucarero y una laguna cercana al río, muchos años después de culminar la contienda se reveló la existencia de una pieza de artillería perfectamente camuflada en el farallón de roca que se yergue como un acantilado.

El Ayuntamiento de Morata de Tajuña prepara, por su parte, un plan senderista con nueve rutas por los diferentes enclaves de la batalla que tuvo al río Jarama como eje de los enfrentamientos. En un día casi tan frío como los de ahora, 72 años atrás estas mismas riberas se tiñeron de sangre. Una de las batallas más importantes de la Guerra Civil comenzaba entonces su atroz despliegue. La mirada atenta del mundo recayó sobre estas tierras madrileñas, donde miles de combatientes, españoles y forasteros, de 54 nacionalidades distintas de las 66 entonces censadas por la Sociedad de Naciones, sometían su suerte al ronquido de las armas mientras el futuro de millones de españoles y de europeos quedaba seriamente comprometido con su desenlace.

Tropas regulares españolas, con apoyo de mehalas marroquíes, más contingentes italianos y aviación germana, en el bando del general Franco; y tropas republicanas españolas, con brigadistas internacionales llegados de numerosos países, desde Cuba a Irlanda, en el bando de la legalidad vigente, libraron feroces combates entre el 6 y el 27 de febrero de 1937. El fragor de la lucha dejó el resultado en tablas hasta el fin de la contienda civil. El propósito de Franco por cortar la comunicación entre Madrid y Valencia, sede del Gobierno republicano, quedó truncado precisamente en el Jarama. El recuerdo de aquellas jornadas de sangre y de plomo fue tan denso, que aún perdura en el mundo, en Europa, en España y muy especialmente en la zona del sureste de Madrid. El área sería férreamente fortificada tras aquel compás consecutivo a los combates. Por ello, aún hoy es posible encontrar sobre hitos de tanta importancia estratégica como la Colina del Suicidio, el Pingarrón, la Boyeriza o Soto Pajares, vestigios de la contienda. A ese menester ha dedicado muchos años de su vida Goyo Salcedo, de 64 años, vecino de Morata de Tajuña, que ya de niño recorría los campos de batalla para recoger materiales cuya venta permitía a su familia sobrevivir. Desde hace 10 años, Salcedo comenzó una colección de hallazgos "sobre todo vinculados a la faceta personal de los combatientes, como los candiles que hacían a mano", dice; con ellos creó los fondos de la sección dedicada a la batalla del Jarama que se alberga en Museo Rural y Etnográfico de la calle del Carmen de Morata de Tajuña, dentro del mesón El Cid. Jacinto Arévalo y Julián González, del Grupo de Estudios del Frente de Madrid, han inventariado para Rivas-Vaciamadrid las fortificaciones que surcan por doquier la región y, singularmente, la zona ribereña. Los estudios del Gefrema servirán para documentar el futuro parque del Jarama, si prospera.

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