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Liberado un niño al que secuestró una mafia china

Los captores pedían 300.000 euros a los padres, también chinos

F. Javier Barroso

No se trataba de un secuestro más. Esta vez había un menor de por medio. El hijo de un adinerado empresario de origen chino ha pasado dos días secuestrado, después de que un grupo perteneciente a las mafias de su país le capturara a la salida de su colegio, en Pinto. Los agentes encargados de la investigación temieron por el futuro del chaval, porque la organización que lo retuvo daba muestras de ser profesional, ya que tomaba muchas medidas de seguridad para evitar ser localizada. El pasado sábado fue liberado por un dispositivo formado por más de 50 policías (entre ellos geos) y detenidos dos de sus secuestradores. Todavía queda por arrestar parte de la organización, según fuentes policiales.

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El secuestro se produjo el pasado jueves, cuando el menor, de 13 años, salía por la tarde de su colegio. Dos personas le obligaron a montarse en una furgoneta, en la que huyeron. Los motivos del secuestro parecían claros: el padre tiene negocios e industrias en el polígono Cobo Calleja de Fuenlabrada, además de influencias políticas en su país.

Los progenitores acudieron a la Brigada Provincial de Extranjería y Documentación, ya que conocen a los agentes del Grupo V, dedicado a los delitos cometidos por ciudadanos chinos, para denunciar la desaparición del menor. Alrededor de las ocho de la noche, el padre recibió una llamada en su teléfono móvil, en la que le confirmaban el secuestro. Los captores le dijeron que ya se podrían en contacto de nuevo con él para que les hiciera entrega de un rescate de 300.000 euros.

Los agentes de Extranjería alertaron a sus compañeros del Grupo XII de Policía Judicial, especializados en atracos y secuestros. De inmediato se inició una investigación conjunta. "Pedimos a la titular del Juzgado número 3 de Parla [que permitiera] varios pinchazos telefónicos para intentar localizar dónde estaba el menor", explicaron fuentes policiales.

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Pero la policía se enfrentaba a unos secuestradores muy preparados. Habían comprado una decena de tarjetas telefónicas prepago y cada vez que llamaban a la familia lo hacían desde móviles y lugares distintos. Unas veces estaban en Puente de Vallecas, otras en las proximidades de la estación de Atocha y en otras, en el distrito de Centro.

Tras varias negociaciones, los padres del menor lograron rebajar hasta los 150.000 euros la cantidad de dinero que tenía que pagar por el rescate. El padre aseguró a los secuestradores que no disponía de más dinero, pese a ganar grandes cantidades con sus negocios.

La entrega se tenía que hacer el pasado sábado, día 4. Los captores exigieron que en el coche que llevara el dinero fuera sólo una persona, el tío del menor. Además, debía llevar bien visible la mochila con el dinero en los asientos traseros del vehículo.

La primera cita fue en la estación de Atocha. Decenas de agentes de paisano estaban alertados. Iban a pie, en motos y en coches camuflados. Pero los delincuentes sabían cómo tenían que actuar. Obligaron al familiar a dar varias vueltas entre el monumento a los caídos del 11-M y los aparcamientos de la estación. "Las conversaciones eran traducidas en tiempo real por una intérprete que nos iba diciendo todo lo que le iban ordenando. Luego lo comunicábamos al resto de agentes", explica un mando que coordinó a los policías desde la Jefatura Superior de Policía de Madrid.

Los criminales obligaron a dar vueltas al familiar durante cerca de tres horas. Tras Atocha, le mandaron a la plaza de España. Ahí tuvo que echar marcha atrás junto a un mercado que hay en este céntrico lugar. Desde allí, le ordenaron que cogiera la autovía de Extremadura (A-5) y que condujera hasta un parque que hay junto al 156 del paseo de Extremadura (distrito de Latina).

Unos agentes vieron que se iba a producir la entrega del dinero, mientras otros se percataron de que en las proximidades había un niño, por lo que decidieron actuar de inmediato. Los geos, apoyados por los agentes de Policía Judicial y Extranjería, se echaron encima de los secuestradores y detuvieron a dos de ellos, Jie L., de 23 años, y Cheng Guo Z., de 24. Están acusados de asociación ilícita para delinquir, detención ilegal e infracción a la Ley de Extranjería. Ambos tienen antecedentes policiales por delitos contra la propiedad intelectual.

El muchacho se encontraba bien de salud. Esa misma tarde pudo volver con sus padres a su casa, en Pinto. Los agentes han descubierto que el pequeño estuvo en una pensión de la calle de Tres Cruces (Centro) durante las dos noches. Un trabajador de este local indicó que el pequeño entró la tarde del jueves envuelto en una manta, por lo que no pudo reconocerlo.

Las investigaciones también han permitido descubrir que los delincuentes llevaban al menos un mes vigilando los movimientos del niño. La operación no está cerrada, ya que falta por detener a los que hicieron esas vigilancias y otros integrantes de la banda.

La familia del chaval secuestrado declinó hacer declaraciones sobre lo ocurrido.

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Sobre la firma

F. Javier Barroso
Es redactor de la sección de Madrid de EL PAÍS, a la que llegó en 1994. También ha colaborado en la SER y en Onda Madrid. Ha sido tertuliano en TVE, Telemadrid y Cuatro, entre otros medios. Licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid, está especializado en Sucesos y Tribunales. Además, es abogado y criminólogo.

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