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Chabolismo

Este diario planteó en su número del recientemente pasado día 12 de enero un debate que se abre con la siguiente pregunta: ¿Cómo integrar los suburbios? "Alrededor de las grandes ciudades se han ido desarrollando cinturones o suburbios que suelen albergar amplias zonas de marginación humana y urbanística".La cuestión está perfectamente, planteada a pesar de que yo piense que la pregunta más directa habría de ser "cómo erradicar el chabolismo", aunque esta forma de expresarse resulte más vulgar, más simple y menos dada a exposiciones brillantes desde el punto de vista sociológico y urbanístico.

Los suburbios marginales o chabolismo no es un efecto moderno de la evolución de las ciudades; tampoco de los modernos medios de transporte, que permiten en nuestro país la inmigración en masa a los desheredados de la fortuna desde, otros pueblos de ínfimos niveles de vida.

El chabolismo, como yo prefiero denominar a los suburbios marginales, pues he de considerar que la denominación que se da en la apertura del debate no estima como tales las lujosas urbanizaciones en los suburbios, ya que éstas no requieren integración alguna, existe desde que existen las ciudades; desde los primeros tiempos ciudadanos existe el chabolismo porque tanto éste como la propia ciudad son consecuencia de la inmigración desde áreas rurales nacionales, y no dejó de ser abundantemente tratado el tema en la literatura de todos los tiempos.

La marginación de los colectivos chabolistas es efecto de la pobreza. Es marginación producida por la pobreza económica y por la potreza cultural. Ambas están ligadas en el mismo circuito cerrado, pero no seré yo quien determine donde está el principio: ¿la incultura es causa de pobreza? Decididamente, sí; ¿la pobreza es causa de incultura? Rotundamente, sí. Las ciudades fueron creadas por la población rural de la nación, y con ésta incrementan permanentemente, constantemente, el gradiente de aumento de la población, que se suma al aumento biológico propiamente ciudadano. Una y otra aportación de ciudadanos proporcionan matemáticamente los porcentajes de marginados por la pobreza porque, cuando se les. cierran todas las puertas ciudadanas, dado que sus niveles económicos o culturales no son aceptados en los centros urbanos, irremisiblemente.. buscan los costes mínimos de supervivencia en los barrios de chabolas.

El nucleo suburbano donde los pobres se han "integrado", efectivamente, les proporciona un bajo coste de vida, pero a costa dé una vida infrahumana y, en algunos casos, en convivencia con elementos delictivos. ¿Es necesario exponer los medios (le vida biológica y cultural de las gentes chabolistas? No; hasta el Rey las ha conocido en directo recientemente. Y si a usted se le ocurre la pregunta, ¿y por qué si hasta el Rey conoce tan terrible marginación no se evita? Mi respuesta es rotunda: porque es imposible a corto plazo. Y todo cuanto se diga de minorías, pluriculturalismo, integración, periferia o espacio telemático y ciudad diseminada son lucubraciones intelectuales que no pasan más allá de servir de protección demagógica al sistema capitalista, auténtico marginador despiadado, heredero de los marginadores aristocráticos.

Proponer la integración de los suburbios chabolistas, conociendo su origen y la situación que soportan, es una procacidad petulante que solamente puede hacerse con intenciones de adorno social de quien la propone, y así, con delicadeza y algún circunloquio, lo reconocen los intervinientes en el debate de EL PAÍS.

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No puede el Rey ni los ciudadanos de buena fe evitar la marginación de los desheredados de todo bien material y cultural en, los núcleos chabolistas porque son de producción en serie, constante y con altos rendimientos. ¡Adónde van a ir!

No debe mezclarse la inmigración procedente de otros pueblos con el problema de la marginación nacional. Si en la inmigración se produce material humano para el chabolismo, es inmigración inculta y pobre; los ricos, aunque su calidad moral deje mucho que desear, se integran plenamente, descaradamente y, a veces, criminalmente; y viven en palacios y no se les cuestionan sus culturas y creencias.

Para la integración de los inmigrantes extranjeros, que preocupa particularmente al sociólogo francés Alain Touraine, en el debate ya referenciado, no creo que exista problema alguno: en uso del derecho que asiste al Gobierno de la nación serán aceptados, con los brazos abiertos e integrados, los inmigrantes cultos y pobres, los inmigrantes ricos e incultos y los inmigrantes cultos y ricos; también serán aceptados circunstancialmente, sin abrir tanto, los brazos, los inmigrantes pobres e incultos cuando sea necesaria mano de obra barata, para regresarlos a su país de origen cuando ya no sean necesarios, y que sus gobernantes terminen de a culturizarlos. Ésta sería laaplicación de lo que el señor Touraine llama "código de la nacionalidad alemana", que los españoles gas tarbeiter, que quiere decir trabajadores inmigrantes, conocen muy bien. Tan bien conocen los españoles este código de nacionalidades alemán, que jamás podrán agradecerlo, ni por ser bien recibidos ni por ser en Alemania ciudadanos de segunda.

No debemos buscar soluciones en los procedimientos de otros países a un problema que no existe. A los pobres inmigrantes que tenemos hay que buscarles la misma solución que se pretenda, si es el caso, para los pobres españoles. No podemos expulsarlos cuando las penurias para llegar hasta aquí y el porqué lo hicieron, y ya que están, es para abrirles ampliamente los brazos y hacer por ellos todo cuanto se pueda, pero, por. favor, cerremos las fronteras a la miseria que no es la nuestra y a las mafias delictivas que no deseamos. ¡Tenemos tanto de eso en casa!

Las periferias urbanas marginadas, los chabolistas, se integrarán en la sociedad ciudadana cuando dejen de existir por muerte dulce; cuando los Gobiernos democráticos y sociales, si es que existen en la realidad y no solamente en las declaraciones de principios, tengan imaginación y virtud política para erradicar la incultura en el pueblo y, a la par, se repartan en justicia las plusvalías entre el capital y el trabajo; nunca será antes.

es ingeniero técnico y escritor

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