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Reportaje:

Cristo y Mad Max

Vicente González Olaya

La Semana Santa tradicional está de moda en la Comunidad de Madrid. Los ayuntamientos y los vecinos invierten cada vez más dinero para ensalzarla y mejorarla Incluso, los municipios rivalizan para atraer visitantes o lograr su declaración como fiesta de interés público. No todos lo consiguen, pero intentarlo, lo intentan.En algunos pueblos, la Pasión se recorre, al ritmo de la música de las películas de Hollywood, se organizan vía crucis infantiles o queman figuras con forma de Supermán. En total, más de 150 procesiones, vía crucis o pasiones vivientes recorrerán en Semana Santa los municipios de la región. Cada pueblo ajustará estos actos en relación con su número de habitantes o presupuestos.

En Canencia (450 habitantes), por ejemplo, dividen su religiosidad estos días en dos actos:, al mediodía del Viernes Santo, un vía crucis recorre las calles del pueblo. El párroco, seguido de los vecinos, recuerda la Pasión de Cristo entre cánticos y rezos. Entre parada y parada, los habitantes interpretan canciones tradicionales del municipio.

El recorrido por el casco urbano siempre es el mismo. "Hace unos 20 años había unas grandes cruces de piedra en las esquinas de las calles para que recordásemos los lugares donde teníamos que parar. Poco a poco fueron desapareciendo. Actualmente sólo queda una junto a la iglesia. Es la única que hemos podido salvar", recuerda una vecina, Eulalia García.

Por la noche se celebra lo que los vecinos llaman el entierro de Jesús. La procesión recorre la distancia que separa la iglesia parroquial de una ermita a las afueras del pueblo, aproximadamente un kilómetro y medio. Las mujeres portan en alzas una pequeña Virgen cubierta de un manto oscuro. Los hombres levantan una cruz de madera. A la ida, las mujeres cantan romances tradicionales del municipio. A la vuelta, los hombres responden con un cántico donde se relaciona el arado (herramienta tradicional de trabajo durante siglos en la zona) y la cruz de Cristo.

Tres horas

En Orusco de Tajuña (612 habitantes) esperan hasta el sábado santo, a las nueve de la noche, para organizar su Pasión viviente. Unos 150 vecinos ataviados con trajes de la época romana recorren las calles del pueblo. Un grupo de tambores y trompetas que contrata el Ayuntamiento en pueblos cercanos pone la música al evento. La Pasión de Orusco dura unas tres horas. El presupuesto para organizar el acto religioso es de unas 600.000 pesetas, que subvencionan tanto el Ayuntamiento como la Asociación Cultural El Peral.

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El alcalde, Adolfo Rivas, del PSOE, explica: "Tenemos la mejor Pasión de la zona sureste. Nuestro Jesucristo

[un charcutero de 36 años] se mete en el papel con muchos días de antelación. Además todos los actores interpretan y recitan en directo, y no como en Carabaña

[1.120 habitantes], que lo hacen en play-back

[música y voz grabadas]". Rivas reconoce que su Pasión no puede competir, sin embargo, con las de los cercanos Chinchón (4.120 habitantes) y Morata de Tajuña (5.250 habitantes): "Nosotros somos pobres y tenemos menos medios", sonríe el regidor.

A las doce de la noche del jueves al viernes, los vecinos varones de Campo Real (2.250 habitantes) recorren el pueblo tras el Cristo yacente, una imagen moderna "porque la vieja se quemó durante la guerra civil", cuenta. el párroco Francisco Vázquez. "Cada vez viene más gente de fuera a ver esta procesión", añade.

En Morata de Tajuña, al atardecer del Jueves Santo, comienza la Pasión de Cristo. Unos 300 vecinos, ninguno profesional, convierten este municipio en la vieja Jerusalén. El Ayuntamiento calcula que ese día unos 5.000 vi sitantes llenarán las calles y plazas del pueblo. "Viene gente de toda España. Hay agencias de viajes que ya anuncian la Pasión de Morata en excursiones de Semana Santa", afirma José María López, independiente y concejal de cultura.

Un libro y una película

Esta tradición surgió hace nueve años. Fue una idea del médico del pueblo, Félix Martín del Moral. El grupo de teatro aficionado Talía puso la experiencia y los actores necesarios.

Esta Pasión, a pesar de su ambiente tradicional, mezcla curiosos elementos. El libreto está basado en el polémico libro El caballo de Troya I, de J. J. Benítez, y parte de su música ha sido extraída tanto de la película Mad Max II como de Las cuatro estaciones de Vivaldi, por ejemplo. "El cura supervisó el guión porque había cosas que no le convencían demasiado", reconoce López.

El concejal cree que la representación que se hace en su pueblo es más teatral que la del cercano Chinchón. "Su Pasión es más plástica y cuenta con menos cuadros escénicos. Nosotros sacamos tres escenarios más". El presupuesto municipal que se destina a esta representación supera los tres millones de pesetas.

Los vecinos de Chinchón pasarán toda la próxima semana de procesiones. El lunes comienzan Con un vía crucis infantil al que se suelen apuntar la mayoría de los niños del municipio. "Los mayores

[los que cursan octavo de EGB] llevan la Virgen, porque pesa un poco", indica la concejal de cultura, Teresa de Jesús García, del PP. El martes, el vía crucis es para mujeres; el miércoles, para jóvenes el jueves, para hombres, y el viernes, para guardias civiles y autoridades.

El sábado, al anochecer, los vecinos de Chinchón se dedican a representar la que está considerada quizá la más famosa de las pasiones vivientes de la región.

Más de 20.000 personas acuden a este municipio a contemplar su representación a lo largo de sus calles y plazas. La celebración tiene categoría de fiesta de interés cultural.

100 actores

Villarejo de Salvanés pone en escena también, desde hace 16 anos, su propia Pasión. Con un presupuesto cercano al millón de pesetas, 100 actores y tramoyistas convierten el castillo medieval del pueblo en la vieja Jerusalén. Esta representación religiosa se diferencia de las de los pueblos cercanos en que se representa únicamente en la plaza del pueblo. Se calcula que Villarejo es visitado la noche del Jueves Santo por 4.000 o 5.000 personas. El director de la representación es Eustaquio Araúz, el párrocó: "Aprovechamos la plaza al máximo. Las escenas giran en tomo a ella. Mezclamos música de Jesucristo Superstar, Haendel o Bach. Y no estamos picados con ningún pueblo".

En Torres de la Alameda (3.600 habitantes), los vecinos. esperan al Viernes Santo para adorar con veneración una de las mejores copias del mundo de la Sábana Santa de Turín y un supuesto trozo del lignum crucis, la cruz donde murió Jesucristo. Los estudiosos califican el lienzo madrileño de "interesantísima reproducción del Santo Sudario". Sus medidas se ajustan con exactitud a las del paño original. Incluso las quemaduras que sufrió el Santo Lienzo en 1582 están perfectamente reflejadas en el paño de Torres.

Sobre el lignum crucis, el párroco José Ignacio Figueroa nunca ha querido hacer especulaciones. Siempre ha mantenido que si se juntasen todos los trozos existentes en el mundo del Santo Madero, "podríamos formar una Cruz de varios kilómetros".

Una de las tradiciones más curiosas de la Semana Santa madrileña es la llamada quema del Judas. En Tielmes, todos los años, el domingo de Resurrección, el pueblo se concentra en su plaza. Los jóvenes del municipio acarrean al anochecer un gran árbol con el que forman una gigantesca figura humana con los brazos en cruz. Al amanecer lo izarán y quemarán. Después de la quema, los amigos y familias salen al campo a comer un bollo tradicional llamado hornazo.

Esta tradición se celebra, con diversas variaciones, en otros municipios de la región. En Robledo de Chavela (2.000 habitantes), por ejemplo, el Judas ha tomado, en algunas ocasiones, la forma de Supermán o Kung Fu.

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Sobre la firma

Vicente González Olaya
Redactor de EL PAÍS especializado en Arqueología, Patrimonio Cultural e Historia. Ha desarrollado su carrera profesional en Antena 3, RNE, Cadena SER, Onda Madrid y EL PAÍS. Es licenciado en Periodismo por la Universidad CEU-San Pablo.

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