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Los jóvenes inician la juerga nocturna de Moncloa en el parque del Oeste

El parque del Oeste se llena los fines de semana de jóvenes, muchos menores de edad,que se reúnen allí para beber botellones de alcohol desde primera hora de la tarde. La convivencia entre los vecinos, que utilizan el parque como zona de ocio, y los jóvenes no es fácil. Las mesas del parque, en la zona del paseo de Moret, "están quemadas y rotas" según denuncian los jubilados que van allí a jugar a las cartas.

Ni plazas, ni calles, ni parques. Ningún lugar de Madrid está a salvo de la invasión de jóvenes que consumen sus tardes y noches de fin de semana con el botellón en mano. En el parque del Oeste, grupos de chavales llegan desde las cinco de, la tarde en aluvión. Es el punto de arranque de la movida nocturna en Moncloa.Allí, el resultado de la presencia juvenil es similar al que sufre la plaza de Barceló: el suelo se queda lleno de botellas rotas, bolsas de plástico y demás basura. La diferencia entre beber en la plaza o en el parque está en que en la pradera arbolada los jóvenes disponen de más espacio y no huele todo a meado.

Nazaré, de 17 años, y una amiga suya, de 16, esperaban en el césped del parque a su pandilla con un cargamento de bebidas desplegado en el suelo. "Lo hemos comprado en un súper. Venimos cargadas como mulas. La bebida no es sólo para nosotras, es para toda la pandilla" comentó Nazaré. Media hora más tarde, sobre las ocho, estaba acompañada de un grupo de unos quince jóvenes. Se pasaban los botellones de mano en mano.

"Luego lo dejan todo hecho una guarrada ", se quejaba ayer un empleado del Ayuntamiento encargado de la limpieza de las fuentes y estanques. "Yo he sacado de la ría del parque muchas botellas, incluso algún banco", añadió.

Cinco estudiantes universitarios bebían ayer en la zona del parque próxima a la estatua ecuestre del general San Martín.

A las seis de la tarde ya habían alcanzado altas cotas de euforia gracias a las bebidas consumidas hasta esa hora. "Hoy hemos venido antes al parque porque a las siete y media tenemos que ir a un concierto de música clásica en el colegio mayor y no hay quien lo aguante sereno", se jactaba ayer Ricardo Ramírez, de 19 años. Ramírez y sus amigos suelen quedar en los alrededores del monumento los fines de semana: "El parque está lleno los viernes y sábados. Sólo aquí hay, por lo menos, 200 jóvenes bebiendo", explicó.

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En las mesas del parque, los jubilados juegan a las cartas rodeados de jóvenes bebiendo. Bajan temprano para coger mesa para jugar al tute. Cubren la mesa con manteles, porque "los jóvenes queman la madera y la rompen", explicaba ayer Antonio Rodríguez, de 72 años. "Lo dejan todo lleno de basuras, pero no sólo los jóvenes, mira a aquéllos...", y señaló a tres vagabundos que bebían en bancos. A sus pies, todo lo que queda es basura, y mucha porquería.

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