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Entrevista:

"El estrés sólo lo he sentido al montar en el metro"

Ñu cumplió dos décadas de actividad hace un par de años, y su líder, José Carlos Molina, continúa inasequible al desaliento. Se queja de la falta de apoyo, pero no da su brazo a torcer. Madrileño del barrio de Legazpi, que nunca ha abandonado salvo un par de años de estancia en Getafe, el hombre de la flauta rockera suma 12 obras discográficas y piensa en la próxima. "Será muy siniestra, muy basada en el terror, en los miedos y en las fobias de las gentes. Y mezclando épocas, porque no existe ni el medievo, ni el barroco, ni el siglo XVIII, ni nada; es siempre la misma era girando sobre lo mismo. Los únicos que pasamos somos nosotros. Mientras tenga salud seguiré haciendo discos y tocando en directo". Su casa unifamiliar está situada en pleno polígono industrial de Legazpi, flanqueada por otra morada de parecidas características y por una iglesia sin culto. Por lo demás, muchas fábricas, talleres y factorías, algunos portales y muy pocos bares en las cercanías. Molina vive aislado del ruido mundanal y fuera de horarios. En estos meses se prepara un homenaje a su figura, una de las más peculiares del rock español.Pregunta. ¿Por qué su absoluta fidelidad al barrio de Legazpi?

Respuesta. Porque puedo vivir aquí y ensayar a la vez sin molestar a nadie. Cuando el barrio está vacío es bastante lúgubre y triste, pero también tranquilo. Hay tardes de verano muy buenas para andar en bicicleta o en patines. De chavales lo pasábamos de miedo por aquí, cuando no existía la M-30; íbamos al Manzanares o cazábamos ratas a nuestra manera. Es muy difícil hacer una pandilla de barrio, hace 20 años y ahora, pero eso lo he conseguido yo aquí.

P. ¿A su juicio qué es lo mejor de Madrid?

R. Que es una ciudad continuamente viva, hay mucho movimiento y nunca te encuentras solo. Excepto cuando tienes un problema personal, y entonces sí puedes saber lo que es la soledad, aunque estés rodeado de mucha gente. Pero es muy bueno ver que en la calle encuentras siempre personal hasta las diez de la noche.

P. ¿Y lo peor?

R. Esos pequeños roces urbanos entre diferentes pensamientos políticos, religiosos o raciales. ¿Estrés? Sólo lo he sufrido cuando he tenido que coger el metro porque no tenía dinero para un taxi. Pero no suelo salir por la mañana.

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P. ¿Qué echa de menos aquí un rockero madrileño?

R. Me gustaría tocar en Madrid a diario en sitios más o menos pequeños. Me gustaría que Madrid no fuera el compromiso de una vez al año o dos a lo sumo.

Ñu toca esta noche, junto a Barricada, a las 21.45, en la sala Canciller. Entrada: 1.800 pesetas.

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