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LOCALES

Los jueces ordenan reabrir la sala Canciller, que el Ayuntamiento considera peligrosa

La sala Canciller, templo del rock duro en Madrid durante 12 años y tapiado desde hace 18 meses, volverá a abrir por orden del Tribunal Superior de Justicia. Si el Ayuntamiento no lo impide. El concejal del distrito de Ciudad Lineal, Jorge Barbadillo, considera que el local sigue incumpliendo normas de seguridad contra incendios y anuncia que enviará una inspección la próxima semana para comprobar el estado de la discoteca donde han actuado Iron Maiden, Def Leppard, Asfalto o Barricada, entre otros grupos de música heavy.

En la orden de cierre de Canciller se argumentaba que la sala había instalado elementos industriales (fundamentalmente aire acondicionado, según explica el dueño de la sala, Juan Antonio Rodríguez). El tribunal dictó sentencia favorable a los dueños de la sala en mayo de 1994 -la licencia antigua se considera todavía vigente en el fallo- y ordenó la ejecución de éste el 27 de enero pasado.Barbadillo señala que dará cuenta al pleno municipal de ese documento y acatará la sentencia, pero insiste en las pésimas condiciones de seguridad de la discoteca. "Canciller cumplía la normativa antigua, pero una vez que deciden hacer obras en el local, tienen que acatar las normas nuevas", explica. La pista de la sala se encuentra, según el edil, a casi ocho metros de profundidad (un tercer sótano) cuando no puede tener más de cuatro y tiene varias deficiencias de seguridad importantes, según los informes que Barbadillo posee de de Proteción Civil.

En la última inspección cursada (de diciembre del 93), los técnicos señalan que no existe un sistema automático de extinción de incendios, no dispone de salida opuesta debidamente compartimentada y existen desniveles con menos de tres escalones. En los 2.000 metros cuadrados de Canciller caben unas 1.000 0 1.200 personas. Barbadillo señala: "Si los jueces quieren abrir una sala peligrosa bajo su responsabilidad, allá ellos.

El propietario de Canciller explica que han escrito a Barbadillo para comunicarle la sentencia (en mayo), pero que no ha hecho ni caso. Ahora, la ejecución de sentencia obliga a reabrir la sala, si bien el tribunal matiza que el Ayuntamiento puede inspeccionar el local para comprobar la "existencia de elementos distintos a los autorizados en la licencia" y "adoptar las medidas oportunas para el restablecimiento de la legalidad urbanística". Ni rastro de la inseguridad de la que habla Barbadillo. "Estoy prácticamente arruinado; pagamos 1.400.000 pesetas de alquiler al mes y llevamos 18 meses cerrados", se duele Rodríguez. Unos seis u ocho meses antes del cierre del templo heavy, los mismos propietarios abieron otra sala -Canciller Il- en San Blas. "Hemos perdido mucha clientela. Ventas [la sala se encuentra en la calle del Alcalde López Casero] no es lo mismo que San Blas". El gerente de la Asociación de Salas de Fiesta, Juan Antonio Fernández, considera que no es digno de un concejal no hacer, caso de lo que manda un juez". Por su parte, el edil socialista Victorino Granizo afirma que "ha habido presiones de la parroquia situada a espaldas de la discoteca para que se cerrase", Barbadillo reconoce quejas de los vecinos.

El dueño de Canciller, en cambio, asegura que no tenían mayor problema con los, vecinos. "Encima de la discoteca sólo tenemos el antiguo cine, cerrado hace años", explica Rodríguez. El propietario de los cines Renoir, Enrique González Macho, tiene previsto abrir unos multicines encima de la Canciller el próximo marzo.

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