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Reportaje:

La tercera adolescencia

Guía de discotecas utilizadas como punto de encuentro de los mayores

"Yo les digo a mis hijos, que son del Opus, que me voy un ratito a la parroquia, pero me vengo aquí", asegura Pilar, viuda de militar. Pilar tiene su propia ruta musical: "Aquí se puede ligar, pero hay que tener mucho cuidado, porque hay muchos hombres que van a lo positivo. Ya sabes: aquí te pillo, aquí te mato".Seguramente, todo el mundo conoce la historia de algún jovencito que miente a sus padres para poder ir a la discoteca a bailar. Pero lo que muy poca gente se plantea es que hay en Madrid no pocos mayores que han de realizar la misma operación para no renunciar al concepto de diversión que acunaron en su juventud, y que viene a ser el mismo que el de los chavales, pero sin bakalao.

A las seis y media de la tarde, diariamente, en la plaza del Carmen se da cita una marea ingente de personas de edad, dispuestas a pasar la tarde cimbreándose a los acordes de un bolero o una rumbita. En el Stylos, situado precisamente allí, bailan, sueltos o agarrados, y no renuncian a la mirada insinuante de algún desconocido. Dolores, viuda de mecánico dental, se ha pintado como una puerta para... "Venir aquí y sentirme como en familia. Aquí bailamos y pasamos la tarde, porque reina el respeto".

El club decano

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Su forma de contactar con los galanes pasa por el recuento de hijos. Pilar, la viuda del militar empieza así: "SI le interesas a un hombre, éste se acerca y te pregunta cuántos hijos tienes. Si te gusta, le dices que uno o ninguno. Pero si no, le dices que cinco. Así le espantas".

En la calle de la Flor Baja se encuentra el club decano en esto de la gente mayor: fue el primero de España. En La Carroza llevan 14 años abriendo por la tarde sólo para los veteranos. Su encargado, Francisco Antelo, explica: "Aquí hay clientes que vienen desde que se abrió. Muchos lo hacen a escondidas, porque no pueden explicarles a sus hijos que ellos donde se lo pasan bien es aquí y no en misa o en centros de la tercera edad. Nosotros tenemos una cliente habitual de 80 años".

Desde las paredes, las fotos de las glorias del cine de hace cinco décadas contemplan el rítmico devenir de las parejas, al son de los éxitos de Peret, Juan Luis Guerra y Perales. Ahora está muy de moda un merengue cuyo estribillo dice: "Fue a la nevera y se me comió el salchichón". Las señoras lo tararean con arrobamiento musical, mientras ellos se ordenan la onda capilar y ensayan una pose de caballero español.

Francisco, divorciado, asegura que acude todos los días: "Yo bailo de todo, bakalao y hasta la musiquilla del telediario". Hablando de las chicas, explica: "La vista es la que trabaja. Normalmente, hay que hacer una criba con los ligues. Yo a más de una la he tenido que decir que se había equivocado de baile, de hombre y de planeta". Pilar, que está a su lado, añade: "Venir a sitios como éste es una manera de relacionarse. Un tubo de escape para la adrenalina que te sobra. Además, quién sabe, igual tienes opción a rehacer tu vida".

La jarana suele empezar a eso de las seis de la tarde. Se organizan una ruta de locales, el tylos, Boite Center, La Carroa, Melodías, Spacios, etcétera,

van buscando color, deteniéndose allí donde alguien del sexo opuesto les hace tilín. En a penumbra de una discoteca e decoración anticuada, la mezcla de colonias y perfumes e echa encima de forma implacable. Una dama gordita, que e arrima acaramelada a un señor a ritmo de chachachá, se vuelve divertida hacia el fotógrafo y le dice: "Para dónde dices que son estas fotos? ¡Uy, por Dios! ¡Como las vea mi marido ... !". Ni que decir tiene que las pasiones furtivas tienen en estas discotecas un terreno perfectamente abonado. El encargado de Stylos cuenta el caso de un caballero que se acercó una tarde por la sala a bailar, de tapadillo, y se encontró a su señora bailando con otro.

Pasapoga, uno de los clásicos madrileños por excelencia, abocado a la plaza del Callao, es de los locales dedicados a los clientes con mayor poder adquisitivo. Se nota en el precio de la entrada, la decoración del local -artificial, como un casino de las Vegas- y un encargado que se toma todo tipo de precauciones a la hora de dejar entrar a periodistas. Dentro se divierten clientes maqueados a tope junto a mujeres no tan mayores. El día que se realizó este reportaje funcionaban enormes pantallas de vídeo y televisores para que los caballeros no se perdieran ni un detalle del partido del Barça con el Spartak. Cuando marcaron los rusos, un señor lanzó un grito de júbilo y espetó: "¡Que le den pomada al dream team!. Dos mujeres le miran escandalizadas medio en broma, mientras se ajustan el corpiño y piensan que, para equipo de ensueño, ellas.

Después vendrá el baile a darles la razón.

Stylos, plaza del Carmen, 9. Boite Center, plaza del Carmen, 11. Melodías, Gran Vía, 70. Pasapoga, Gran Vía, 39. La Carroza, Flor Baja, 6. Spacios, Alcalá, 106. Bali Hai, Flor Alta, 8. Golden, Gran Vía, 39, y Golden Concepción, para un público algo más joven. Precios diferentes para hombres y mujeres que oscilan entre las 350 y las 900 pesetas.

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