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Los desahucios por impago de alquileres e hipotecas se, duplican

Los desahucios de inquilinos que no pagan las rentas o de propietarios que no abonan la hipoteca se han duplicado este año. En los meses de abril y mayo, el departamento de notificaciones y embargos de los juzgados de la plaza de Castilla ha ejecutado 36 desalojos diarios, y sus responsables esperan que se mantenga este ritmo. En 1993, la jornada con más lanzamientos no pasó de 18. Además, diariamente se producen desalojos por otros motivos: fincas declaradas en ruina o por ocupaciones de pisos sociales.

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Muy a menudo, los desalojados son personas con el agua al cuello que son incapaces de afrontar el pago de las abultadas rentas o la hipoteca en la que se han metido para pagar una vivienda. Otro tipo de lanzamientos, menos numerosos, son los que ordenan los jueces de familia en casos de separación o divorcio para que uno de los cónyuges abandone el domicilio común. En el entramado de los desahucios, no falta tampoco la picaresca. Hay personas que aprovechando la lentitud del proceso judicial deambulan de un piso a otro sin pagar ninguno.Detrás de la fría orden judicial de desalojo es frecuente que se asome un grave problema social. Es, por ejemplo, el caso del reciente desalojo de una residencia de ancianos situada en el número 10 de la calle de Gravina (distrito de Centro). Los residentes y sus familiares pagaban su cuota, pero los dueños del negocio no abonaban el alquiler. Por eso, el propietario del inmueble reclamó el desahucio de los moradores. Sin embargo, dada la situación de los ancianos -algunos de ellos, inválidos-, se buscó una solución para ellos; no se les podía dejar en la calle. Fueron muchas llamadas, idas y venidas.

Sin casa y a la intemperie

Pero no es extraño el caso de personas con una gran penuria económica que se quedan literalmente en la calle. La familia Morales, un ejemplo. Este matrimonio con tres hijos fue desahuciado el pasado 13 de enero: llevaba siete meses sin pagar el alquiler de su vivienda, en Móstoles.

Antonio, el cabeza de familia, empleado de una charcutería, llevaba un año en el paro y ya debían 520.000 pesetas de la renta. El día de su lanzamiento, su futuro se presentó muy negro. Pero, semanas después, su caso dio un giro favorable. Le ofrecieron un trabajo al divulgarse su angustioso problema a través de los medios de comunicación.

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Dolores Sancho y Marta Higueras, coordinadoras del departamento de notificaciones y embargos de la plaza de Castilla, aseguran que los plazos de espera para ejecutar un lanzamiento se han acortado. "En los meses de enero, febrero y marzo hemos puesto al día todos los expedientes atrasados -unos 700-, y ahora, una vez que el juez ordena el lanzamiento, nosotros lo ejecutamos en el plazo de 10 días", explican.

"Sabemos que la tardanza ha favorecido la picaresca", continúan. "En las inmobiliarias existían listas negras de inquilinos que, conocedores de que un procedimiento de desahucio duraba unos dos años, iban de un piso a otro sin pagar en ninguno", añaden. "Nuestra parte la hemos agilizado, pero de lo que no nos podemos responsabilizar es de la sobrecarga que puedan tener los juzgados que tramitan cada caso", explican.

La orden de desahucio la dicta un juez y la ejecuta el departamento de notificaciones y embargos, adscrito al decanato de los juzgados. Esta dependencia, con 200 trabajadores, fue reformada en septiembre de 1993, tras la entrada de Manuela Carmena como juez decana. Se crearon 12 comisiones encargadas de los desahucios. Hasta entonces, sólo funcionaba una; de ahí los retrasos.

Cada comisión está formada por dos personas: un oficial y un agente. Aunque, si lo considera preciso, solicitan la presencia de policías, una ambulancia, un forense, un cerrajero, un equipo de mudanzas y hasta un lacero si hay animales domésticos.

Desalojos como el de los okupas de la antigua imprenta Minuesa, en Ronda de Toledo, 24, o el de 24 familias gitanas en Entrevías, fueron acompañados de un gran despliegue policial. En otros casos que los funcionarios estiman menos conflictivos, sólo acude el equipo básico.

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