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Reportaje:EXCURSIONES

El pueblo del más allá

Un barranco casi inaccesible del alto Jarama esconde los restos de esta aldea abandonada hacia 1950

El macizo de Ayllón, el áspero confín de Madrid, Segovia y Guadalajara, abunda en despoblados. Aldeas-fantasma. Pueblos sin pueblo. Peor que desiertos. Las leyendas suelen referir envenenamientos colectivos al caer una salamanquesa en una fuente pública o en la olla de un banquete nupcial. Pero la realidad, no menos amarga, habla del éxodo rural, y se resume en estas resignadas razones de un paisano de El Muyo: "Hace años, en tiempo de mis padres, teníamos rebujales de cabras y de ovejas en abundancia, se recogía el triguillo peloso y se iba tirando. Ahora no queda nada. Algún ganado y basta. Este año ni siquiera me molesto en ir a la trilla. ¿Para qué va uno a sudarse? Quedamos sólo treinta vecinos; los que más, baldados para la labor... Esto está ya acabado. En cuanto les entre un tabardillo a los que quedan sanos, se acabó el pueblo" (Jorge Ferrer-Vidal, Viaje por la sierra de Ayllón).Agazapada a 1.250 metros de altura en el hosco barranco del arroyo Vallosera -tributario del Jarama-, entre jaras y pizarrales, sin luz, teléfono ni carretera, la aldea guadalajareña de La Vihuela estaba in artículo mortis cuando fue expropiada por Icona a mediados de siglo para ejecutar sus repoblaciones forestales. Idéntica suerte corrieron Matallana y La Vereda. El embalse de El Vado, inaugurado en 1960, no hizo sino refrendar el abandono de estas aldeas al anegar la salida del barranco y los viejos caminos, arrinconándolas entre el mar artificial del Jarama y la abrupta sierra de la Puebla. Ahora sólo son accesibles dando inmensos rodeos por pistas forestales, a tal punto que hay empresas que organizan visitas turísticas en todoterreno, cual si fueran las ruinas de Xanadú, pese a que distan 70 kilómetros en línea recta de la Puerta del Sol.

En busca de estas escalofriantes soledades, vamos a acercamos en coche por la autovía del Norte (N-I) hasta Buitrago, para continuar por carreterillas locales hacia Prádena del Rincón, Montejo y su hayedo, El Cardoso y Colmenar de la Sierra. Tres kilómetros antes de llegar a Colmenar, nos echaremos a andar a mano derecha por un amplio camino forestal de tierra rojiza, descendiendo en cosa de 20 minutos hasta el río Jarama, el cual se cruza por sólido puente de piedra. Este rumoroso congosto, rodeado de espeso bosque de repoblación -pino albar, resinero y negral de Austria; cedros y arizónicas- y salpicado de chopos y antiquísimos robles autóctonos, todo ello sobre un manto de jara estepa y brezina, es uno de los lugares más extraños, solitarios y hermosos de la sierra.

Siguiendo el camino sin tomar desvíos, ahora en ascenso, alcanzaremos una hora más tarde una praderita donde los mapas sitúan el desaparecido corral de Pero Caro, con vistas al caserío de Colmenar y, allá en el lejano naciente, a la mole gris del Ocejón (2.048 metros). Y media hora después, no más salir del pinar, arribaremos al collado de La Vihuela (1.416 metros), un alto raso tapizado de hierba en el que nacen dos pistas gemelas a manderecha: una que sube hacia la umbría de la Tornera -límite de Madrid y Guadalajara- y otra que baja rauda hacia las casas ya visibles de La Vihuela.

Un colmenar, un huertecillo de frutales, dos viviendas de piedra elemental en medio de un ralo encinar... Es cuanto queda. Días pasados, vimos niños jugando alrededor de una de las casas, cuya chimenea humeaba. Uno no siente especial simpatía por la gente que ocupa lo que no es suyo -La Vihuela, enajenada en su día, es ahora propiedad de la Junta de Castilla-La Mancha, que anda en juicios con los descendientes de los pobladores, los cuales siguen usando las casas los fines de semana-, pero tampoco se atrevería a condenar a quien viene en son de paz a avivar por unas horas el hogar de sus mayores. Sólo una cosa quebranta la calma y la belleza de estos lugares: el zambombazo del cazador que fusila con su rifle de precisión a corzos y jabalíes. Ése sí que tiene delito.

Marcha de pleno invierno

- Dónde. Colmenar de la Sierra (Guadalajara), el pueblo más cercano a La Vihuela, dista 110 kilómetros de Madrid yendo por la carretera de Burgos (N-I) y desviándose nada más pasar Buitrago por la M-127 hacia Gandullas y Prádena del Rincón, para seguir por Montejo, el hayedo de Montejo y El Cardoso. Pasado El Cardoso hay tres desviaciones que no tomaremos: a La Hiruela, a Bocígano y a Cabida-Peñalba-Corralejo. A 1.900 metros de esta última, nace a mano derecha el camino forestal por el que discurre nuestro paseo. - Cuándo. Pleno invierno, cuando el camino forestal presenta peores condiciones para el tráfico rodado, es la mejor época para disfrutar sin coches ni domingueros de esta marcha de cinco horas -15 kilómetros, ida y vuelta-. Desnivel: 500 metros. Dificultad: media-baja.

- Quién. Manuel Rincón es el autor de Andar por el macizo de Ayllón (editorial La Tienda), guía en la que se propone una variante de esta excursión, partiendo desde el mismo pueblo de Colmenar.

- Y qué más. Cartografía: hoja 20-18 (Tarnajón) del Servicio Geográfico del Ejército, o la equivalente (459) del Instituto Geográfico Nacional; mapa excursionista Sierras de Ayllón y Ocejón, editado por La Tienda Verde (Maudes, 23 y 38; teléfono 91 5343257).

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