"¡María está viva!"
Una mujer de 98 años es rescatada de los escombros de una viviendadel casco histórico de Alcalá que se derrumbó por un posible escape de gas

Justina esperaba a María. Delante de la tienda de bolsos en liquidación. A las 19.55, en el número 89 de la calle Mayor de Alcalá de Henares, se oyó una explosión. La planta superior de este edificio de un solo piso se derrumbó, posiblemente por una explosión de butano. Justina Gómez esperaba a su tía, María Gómez de 98 años, que casi cuatro horas después apareció entre los escombros consciente y quejándose de dolor.
La explosión hirió a tres niños, dos gemelos de 3 ó 4 años y una niña de unos 5, según un portavoz del Servicio de urgencia médica de la Comunidad de Madrid (Summa). Eran transeúntes y tenían heridas leves. Los trasladaron al Hospital Príncipe de Asturias junto a un hombre de unos 40 años, que también pasaba por la calle, con una fractura en la tibia izquierda. Pero la anciana María estaba en casa. "De casa a misa y poco más", decía un vecino. A la mujer la pilló la explosión junto a la nevera, en la cocina de su casa, donde vivía sola.
Tres niños y un adulto que pasaban por la zona resultaron heridos
"Fíjese, hoy [por ayer] la he visto comprando el pan aquí en el chino", contaba Andrea Bautista, de 70 años, y vecina del número 82, una hora después de la explosión. "Yo oí un pum", decía su marido, Francisco González. "¿Habrá sido un cohete?", se preguntó ella. "Y la calle se llenó de polvo". Los dos habían salido a pasear a sus dos perras. Se quedaron junto al portal, tras el precinto. Al otro lado, policías, bomberos, voluntarios de Protección Civil y la gente del Summa trabajaban retirando restos e intentando localizar a María. Nadie podía cruzar el cerco de seguridad. Pero sólo un rato antes, justo después del estruendo, el holandés Pablo Shleul, vecino de Alcalá desde hace 30 años, había grabado con su cámara de fotos el enorme boquete en el que se ha convertido la casa de María. Justo debajo de la vivienda, en la jabonería, trabajaban en esos momentos Javier y su chica. Salieron corriendo. Sin tiempo para coger el bolso ni los papeles de la tienda, que sigue en pie. También corrieron los clientes del bar Nino, lleno de gente a la hora de las cañas.
Sobre las nueve de la noche, ya no quedaba casi nadie en la calle Mayor, la principal de Alcalá, llena de negocios y corralas. No había vecinos asomados a las ventanas. Sólo luces de la grúa de los bomberos, que buscaban a María.
En la acera de enfrente, con su botellita de agua entre las manos, esperaba Justina. A sus pies, dos bolsas de basura que iban llenando con los objetos personales de la anciana. Y alrededor, el alcalde, los concejales, amigos y familiares. Los bomberos subieron y bajaron de la grúa. A las 22.59 se oyeron los aullidos de uno de los perros que rastreaban. Habían encontrado a alguien. Bajaron al perro por la escalera de la grúa 15 minutos después. Justina se había adelantado tres locales. Nadie ofrecía noticias, ni buenas ni malas todavía.
Casi a las doce de la noche subía una camilla por la grúa de los bomberos y bajaban a María Gómez entubada y cubierta por una manta. La anciana movía un brazo. "¡Está viva!", gritó alguien. Se la llevaban en una ambulancia. Minutos después, el consejero de Presidencia, Justicia e Interior, Francisco Granados, hacía algunas declaraciones junto a los escombros. "No parece que tenga nada grave en principio". "La explosión no ha afectado al resto de la calle", apostilló el alcalde de Alcalá, Bartolomé González (PP).
Lo que quedaba de la casa de la anciana estaba apuntalada desde abajo. Quitaron las cintas de seguridad. Javier y su chica volvieron a la tienda para recuperar el bolso y el seguro. Debajo de la casa había un quiosco de la Once cubierto por el polvo. El alcalde comentó en un corrillo que hoy vendrá a comprar un cupón, acabado en el número 89, el mismo que el de la casa de María donde anoche se produjo un milagro.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
¿Tienes una suscripción de empresa? Accede aquí para contratar más cuentas.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.
Sobre la firma

Archivado En
Últimas noticias
La UE pacta las cuotas de pesca de 2026 (y esto podría afectarte más de lo que imaginas)
Más producción, más riqueza… y un reparto cada vez más desigual
Del silencio interno a la vía judicial: cronología del caso que expone las grietas del mecanismo antiacoso del PSOE
Miniguía para seguir las elecciones de Chile y comprender por qué juegan un papel crucial en el país
Lo más visto
- Guardiola elimina la prohibición de que los jefes de servicio de la sanidad pública ejerzan en la privada y sube un 59% la derivación de pruebas
- Sin duchas ni camas adecuadas, y con obras en marcha: así estrenaron 30 niños extranjeros el centro de acogida de La Cantueña de Ayuso
- Los 50 mejores libros de 2025
- Rusia eleva la presión sobre la UE con una demanda para evitar que financie a Ucrania con sus activos congelados
- El jefe de la misión de rescate de María Corina Machado: “Fue una de las operaciones de mayor riesgo en las que he participado”




























































