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La ciudad se transforma para los Juegos

"¡Mejor que hagan un Carrefour!"

Vecinos de San Fermín reciben con recelo la Caja Mágica porque dicen que "no está pensada para ellos"

Rebeca Carranco

"¡Mi nombre es Javier, soy un mito inexcusable, mi superioridad ante el micro es insuperable!". Es el rap que suena a todo trapo desde la furgoneta, aparcada en una acera del barrio de San Fermín (23.150 habitantes). El dueño del coche no está. O está mezclado con la multitud de gente que hace vida en la calle en esta antigua colonia del distrito de Usera. El rap de Javier compite con el flamenco que sale de otro coche, éste descapotable. Su dueño reclama la presencia de alguien a pitidos. Pero no surte efecto, y se va, derrapando.

A estos vecinos, que ya tienen cerca el hospital 12 de Octubre, la depuradora de la China, les ha tocado la Caja Mágica. Ese nombre tan críptico señala el edificio principal de un complejo con siete dotaciones y tres estadios, que tendrá tres pistas de tenis y donde se celebrarán las pruebas de ese deporte si Madrid consigue los Juegos Olímpicos de 2016.

"Si encima celebran ahí conciertos, dará por el saco", dice un viandante
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"¡Mejor que hagan un Carrefour! El que hay nos pilla muy retirado, ahí, arriba la cuesta". Lo dice Vanesa Vargas, de 14 años. Está sentada al sol, en una silla de plástico, pasando la tarde con dos mujeres más: una matriarca, que no quiere decir cómo se llama -"Yo no entiendo de ná", se excusa-, y Ángela Pardo, de 33 años. La Caja Mágica ni les va ni les viene. "A mí no me gusta porque va a pago. Esto no es para nosotros. Ni podremos entrar", se queja.

En el barrio, justo en la zona donde ahora se construye uno de los gigantescos aparcamientos para el centro deportivo, hubo chabolas hasta 1998. "Cuando se pusieron a construir estos edificios, las echaron abajo", relata Valentín Lango. Se refiere a los bloques de ladrillo visto que, como setas, bordean la Caja Mágica. En muchos viven familias realojadas. Valentín lleva 17 años en el barrio. Está paseando el perro justo delante de la obra de Dominique Perrault, en un descampado de tierra, con una pista de pádel de color verde. "Una mierda, porque va a ser para socios y ya está". Eso es lo que piensa el hombre sobre el centro. "Para el señor que tenga pelas, que no son los que viven aquí, estará bien. Si encima celebran conciertos, dará por saco", dice. La Caja Mágica se inaugura el 9 de mayo con un concierto de Lenny Kravitz y el Open de Tenis de Madrid. Las obras están muy adelantadas. Y tienen muchos vigilantes. "De vez en cuando pasan por aquí personas con pinta rara", explica uno. "Gitanos", dice. "¡Que no son gitanos, son quincalleros, a ver si aprendes a diferenciar", le reprende otro. "Avisan y vienen por la noche, a robar la chatarra. Nos dicen: 'mira, venimos a llevárnosla. Podemos hacerlo por las buenas o por las malas", explica, montado en su coche, desde donde puede ver el Manzanares, caudaloso y también apestoso. La vista no le alcanza para los huertos ilegales, a escasos metros. Desde la M-40, se ven. Igual que se ven los restos del poblado del Salobral. Con todo ello tendrán que vivir los deportistas del centro de alto rendimiento, la Caja Mágica. El barrio es lo que tiene.

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Estado de las obras de construcción del complejo multifuncional y centro de tenis La Caja Mágica.
Estado de las obras de construcción del complejo multifuncional y centro de tenis La Caja Mágica.C. ÁLVAREZ

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Sobre la firma

Rebeca Carranco
Reportera especializada en temas de seguridad y sucesos. Ha trabajado en las redacciones de Madrid, Málaga y Girona, y actualmente desempeña su trabajo en Barcelona. Como colaboradora, ha contado con secciones en la SER, TV3 y en Catalunya Ràdio. Ha sido premiada por la Asociación de Dones Periodistes por su tratamiento de la violencia machista.

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