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Melendi llena La Riviera con su música de barrio

Ramón Melendi es la quintaesencia misma de la cultura barrial. Un chavalote cándido y majete que no dudaría en ayudar a tu abuela con las bolsas de la compra y que concentra su filosofía vital en la canción titulada Quiero ser feliz. No, no parece inspirada en las obras completas de Kierkegaard, pero para una noche de bochorno (climatológico) puede ser suficiente.

La sabiduría popular ya avisa de que hay gente pa tó; incluso la hay, y mucha, para un concierto de este muchacho asturiano que brinca, hace brincar y ha madurado en sus relaciones con el peluquero. Serán las cosas del estío, pero la chavalería se lo pasó en grande.

Ellos lucían pantalones pirata y el primer moreno de piscina; ellas, belleza poligonera y una juventud susceptible de ser cotejada a la puerta con el DNI. Unos y otras habrán terminado la selectividad hace nada.

Antes de todo, se presentaron Preciados, dos guaperas de flequillo beatle llamados a forrar muchas carpetas en el instituto y a hartarse de hacer cameos en las teleseries juveniles. Ya se encargará de ello Guti, su padrino; abocado a un futuro lejos de los céspedes futbolísticos, anda ya a la busca de algún nuevo Álvaro Benito (que en la zona VIP lucía camiseta con el lema "He agregado a tu madre en el Facebook"). ¡Nivelazo!

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