Morir solo en casa y rodeado de basura
Un hombre de 61 años fallece en Getafe y su cadáver permanece 20 días en su piso sin que nadie se dé cuenta
En el portal 20 de la calle de Albacete, en Getafe (156.000 habitantes) era bien sabido que Emetrio Aparicio vivía solo desde hacía casi 20 años en su piso bajo. También que no sacaba la basura, por lo menos desde hacía ocho años, cuando sus vecinos denunciaron los olores procedentes de su vivienda. La noche del viernes lo hallaron muerto. "Se veía venir", comentaban ayer sus vecinos.
"Emetrio no sufría el síndrome de Diógenes", afirma la familia
En la noche del sábado, el hedor era "mucho más exagerado de lo habitual", según cuenta su vecina, Agustina Moreno. Ella y un familiar de Emetrio llamaron a la policía sobre las nueve de la noche. Los agentes lo encontraron muerto, medio descompuesto, en el interior de la vivienda. Fuentes de la familia de Emetrio aseguraron ayer que el forense les explicó que podría llevar muerto más de dos semanas.
Emetrio solía pasear solo por el barrio. Sus conocidos lo recuerdan taciturno. Solía visitar los bares. "Tenía problemas con el alcohol", recuerda con serenidad y cariño Agustina. "No era mala persona para nadie, excepto para sí mismo", puntualizaba.
Emetrio estaba separado de Andrea, de 61 años. En el mismo inmueble donde él residía vive la madre de su ex esposa, a quien Andrea suele visitar a menudo, ya que la anciana sufre de alzhéimer y necesita constantes cuidados. Andrea estaba visitando a su madre cuando Agustina y ella decidieron alertar a la policía por los olores procedentes del piso.
Emetrio y Andrea tienen dos hijos, de 35 y 38 años. Según fuentes cercanas a la familia de Emetrio, el hombre no padecía el síndrome de Diógenes (la enfermedad por la que algunas personas se dedican a recoger basura de la calle). "Simplemente no sacaba la basura", señalaban.
"Siempre tenía las persianas cerradas a cal y canto", comenta otro vecino de la misma calle. Según la familia, esto podría haber acelerado el proceso de descomposición. Con él vivían dos animales: una perra mestiza y un gato, cuyas heces se mezclaban en el interior de la vivienda con la basura que no sacaba Emetrio. Agentes del Cuerpo Nacional de Policía hallaron a la perra en el interior del piso. Para poder sobrevivir al abandono, el animal ya había empezado a alimentarse del cadáver de su dueño.
Sus vecinos recuerdan que a menudo solían dejar la puerta del portal abierta para que se ventilase el edificio. En los últimos días, notaron que el hedor que despedía el piso era mucho más fuerte de lo habitual. Según cuentan, no volvieron a denunciar el caso. "¿Para qué?", se preguntaba ayer una vecina, "ya denunciamos en su momento y no se hizo nada".
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