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Muere un joven agredido por tres porteros

La policía ha detenido a los encargados de la seguridad de una discoteca de moda de Moncloa - Cinco horas antes, un venezolano había fallecido al ser apuñalado en la calle

Quizá fue sin querer. Un empujón en medio de una pista de baile o mientras se abría paso entre la gente. Un pisotón sin importancia. Las consecuencias, sin embargo, fueron nefastas. Álvaro Ussía Caballero, estudiante de 18 años, murió en la madrugada de ayer tras ser agredido por los tres porteros de la discoteca en la que estaba con unos amigos. La cifra de muertes violentas en la región en lo que va de año se eleva ya a 66. Las dos últimas se produjeron en un intervalo de cinco horas.

Álvaro, que estudiaba en el colegio Monte Tabor de Pozuelo, y sus cuatro amigos habían salido como solían hacer los viernes. A las 5.30 estaban en la discoteca Balcón de Rosales (Moncloa), uno de los locales de moda de Madrid, para gente de 18 a 30 años. El grupo bailaba en la pista cuando, de pronto, uno de ellos tropezó con una chica. Ella les recriminó que la hubieran empujado y buscó a su novio, que resultó ser uno de los porteros de la discoteca.

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Segundos más tarde aparecieron tres hombres. Altos, fuertes. Se identificaron como miembros de seguridad de la sala y exhortaron a los jóvenes a que abandonasen el local. Según testigos de lo sucedido, la actitud de los tres porteros fue en todo momento "muy violenta". Una vez fuera se inició una discusión. Los miembros de seguridad pidieron explicaciones a Álvaro y sus amigos por el altercado ocurrido en el interior. La discusión fue, poco a poco, subiendo de tono y Álvaro era uno de los más activos. Por eso quizá la tomaron con él. En medio de la trifulca, uno de los porteros le derribó con una zancadilla. Una vez en el suelo, otro comenzó a darle patadas y puñetazos sin parar. "Se han ensañado con él", llegó a relatar a la policía uno de los testigos de la agresión. El joven intentó cubrirse, pero poco pudo hacer para detener la lluvia de golpes que le cayó encima.

Quedó tirado en un jardín próximo a la entrada de la discoteca. Allí le encontraron los médicos de una UVI móvil del Samur-Protección Civil. Cuando llegaron, el chico se encontraba seminconsciente, aunque no presentaba signos externos de violencia: ni señales visibles de golpes, ni sangre. Tampoco puñaladas. Sin embargo, murió minutos más tarde en el hospital Clínico. La causa, un paro cardiaco, según una portavoz de Emergencias Madrid. Fuentes de la investigación explicaron que el joven podría haber sufrido numerosos daños internos a causa de los golpes recibidos. La autopsia deberá esclarecer la causa de la muerte.

A lo largo de la mañana la policía detuvo a los tres encargados de la seguridad por su presunta implicación en la muerte del joven. Se trata de David S. G. y Antonio S. S., ambos de 32 años, y David A. D., de 25. Todos ellos españoles y sin antecedentes. Un portavoz de la discoteca aseguró que los tres pertenecían a una empresa de seguridad contratada por ellos.

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La víctima era familiar lejano del escritor Alfonso Ussía. Vivía con sus progenitores -el padre es abogado- y tres hermanos en el barrio de Aravaca. La discoteca permaneció cerrada anoche, a excepción del restaurante.

No fue la única muerte violenta de la madrugada de ayer en Madrid. Cinco horas antes, Boris Villamisar, de 30 años y nacionalidad venezolana, moría tras ser apuñalado en plena calle. La policía cree que se trata de un ajuste de cuentas. Sin embargo, los amigos de la víctima insistieron ayer a las puertas del Instituto Anatómico Forense en que se trataba de "un gran muchacho que no andaba en líos". Anoche había salido a "tomar unas copas".

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