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La 'Noche' y el 'Día' de Antonio López llegan a Atocha

Las dos gigantescas esculturas recibirán a los viajeros del AVE

Antonio López, en primer plano a la izquierda,  dirige la instalación de las esculturas en la estación de Atocha.
Antonio López, en primer plano a la izquierda, dirige la instalación de las esculturas en la estación de Atocha.BERNARDO PÉREZ

La estación de Atocha vivió ayer una auténtica revolución. Ni Matt Damon rodando El mito de Bourne armó tal revuelo. El culpable fue Antonio López (Tomelloso, 1939). El gran artista hiperrealista llegó a la puerta de acceso al vestíbulo central poco después de las nueve de la mañana.

"Es un espacio soberbio. Parece que nacen del suelo", dice el artista
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Le seguían una decena de trabajadores con dos grandes tesoros embalados: los bustos de la Noche y el Día, realizados por encargo del Ministerio de Fomento en 2002. Las dos cabezas reproducen el rostro de su nieta Carmen cuanto contaba unos seis meses de edad. En una, el bebé tiene los ojos cerrados, y en la otra, abiertos. El conjunto constituye la primera intervención pública de Antonio López en Madrid, la ciudad que ha inspirado la mayor parte de su genial producción pictórica.

La instalación empezó a primera hora y no concluyó hasta pasado el mediodía. El artista buscaba un punto exacto de diálogo entre las dos piezas de bronce. Se mostraba contento mientras daba órdenes a todos los frentes. "Es un espacio soberbio. Es una suerte crear algo para un sitio como éste. Parece que nacieran del suelo. Quiero que cuando la gente salga del tren y se encuentre con ellas, tenga una sensación de amabilidad y armonía. No quiero que se sientan amedrentados. Espero que ése sea el sentimiento que la gente perciba, algo que nos eleva a símbolos difíciles de encontrar en la escultura figurativa. Es algo muy emocionante y onírico. Por eso no he puesto ningún título. Creo que no hacía falta".

Indiferente al hecho de haber logrado una cifra récord (1,8 millones de euros) por la obra de un artista español vivo en la reciente subasta de su obra Madrid visto desde Torres Blancas, el artista alternaba las órdenes a los operarios con la firma de autógrafos a los primeros viajeros que llegaban del AVE y que tuvieron la suerte de ser los primeros en ver las esculturas.

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Fermín, maquinista de Renfe, aprovechó su momento de descanso para pedir un autógrafo al artista: "Para mí y para mi mujer, Pepa. Los dos somos de Cuenca y le admiramos por lo que hace y por su humildad". "No creas que soy tan humilde", bromeaba un Antonio López satisfecho y socarrón.

Terminadas las esculturas, Antonio López está listo para proseguir con sus seis nuevas vistas de la Gran Vía madrileña. "Entre todos estos cuadros quiero hacer como un vuelo sobre la Gran Vía. Todos los puntos del recorrido se harán desde la quinta planta sin que yo salga del hueco desde el que pinte". Añade que los cuadros tendrán un formato muy cuadrado, más de lo habitual en su obra: 1,10 por 1,15 metros. Los lugares elegidos para volver a retratar el alma de Madrid están en edificios particulares o comerciales. "Esto sólo me va a retrasar un año el retrato de la familia real. Yo me he comprometido y lo termino, eso que quede claro", advierte.

Una de las esculturas en el vestíbulo de la estación.
Una de las esculturas en el vestíbulo de la estación.BERNARDO PÉREZ

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