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Órganos colegiados para regir los hospitales

Tomás Gómez presenta hoy su plan para "revertir el deterioro de la sanidad pública"

Para mejorar hay que empezar por deshacer. El Libro Blanco de la Sanidad que Tomás Gómez ha encargado a expertos de la Escuela Nacional de Sanidad se marca como objetivo estratégico "revertir la situación de deterioro de la sanidad pública heredada de los Gobiernos del PP". Y hay mucho que cambiar, a juzgar por el resumen de 60 páginas del libro con el que están trabajando los asistentes a unas jornadas de debate que hoy clausuran el ministro de Presidencia, Ramón Jáuregui, y el propio Gómez. El texto propone que todas las organizaciones sanitarias -desde el Servicio Madrileño de Salud (Sermas) hasta cada uno de los hospitales- tengan órganos de gobierno colegiados, una especie de consejos de administración con profesionales seleccionados por méritos y no a dedo, como sucede ahora.

El PSM pretende deshacer el área única para volver a la descentralización

Se acabaría así con "la politización partidaria de los directores gerentes", aseguran los coordinadores del libro, que reconocen que la iniciativa supone un "gran cambio organizativo, pero sobre todo cultural, por lo que supone de novedoso en la gestión pública". En lugar de que el Gobierno gestione los servicios sanitarios a través de la cadena de mando político actual, crea una red de consejos de administración en los que delega parcialmente su autoridad y funciones.Ya lo había avanzado Gómez hace meses y ahora vuelve a comprometerse a través del Libro Blanco: si gana, deshará el área única sanitaria que entró en vigor el 15 de octubre pasado. "Las áreas de salud son el elemento clave de una reordenación y descentralización del Gobierno y la gestión del Sermas", asegura el texto. Antes de la última reforma, el territorio se dividía en 11 áreas, cada una con uno o más hospitales de referencia. "Deben ser reconstituidas", añade. "No solo como expresión de una buena planificación territorial, sino como entes gestores de los servicios sanitarios para un territorio-población". Lo primero será crear una zonificación provisional para después preparar con calma una normativa específica.

El PSM encargó el Libro Blanco hace 14 meses a cuatro reconocidos expertos en sanidad: José Manuel Freire, José Ramón Repullo, Luis Ángel Oteo y Manuel Oñorbe. Los cuatro son profesores de la Escuela Nacional de Sanidad, pero han coordinado el trabajo -en el que han participado casi un millar de profesionales- a título personal y de manera altruista. "No todo el libro formará parte del programa electoral, se trata de un trabajo independiente, pero buena parte de él sí estará", explicó ayer el secretario de Sanidad del PSM, Eusebio González. La conferencia política que se celebra entre ayer y hoy debe concretar qué contenido se incorpora al programa.

Lo que sí aprobaron ayer las ponencias fue la creación de "unidades de alta resolución", centros médicos a caballo entre la atención primaria y la especializada a las que se derivaría a un paciente con una posible patología grave urgente. El objetivo es que de esos centros pueda salir ese paciente con las pruebas hechas y un diagnóstico. Un ejemplo claro sería el de los casos de sospecha de tumor. Estas unidades estarían especializadas, según avanzó ayer González. Aún no se ha determinado cuántas ni dónde serían necesarias, pero la idea es aprovechar las infraestructuras ya existentes.

También se aclaró un poco más ayer la promesa de Gómez de crear la figura del "médico personal" al que un paciente podría recurrir en cualquier momento. El anuncio, hecho en una entrevista con EL PAÍS en octubre, despertó reticencias entre los médicos de atención primaria. "El paciente tendrá en su teléfono el móvil de su equipo médico y podrá contactar las 24 horas con él", aseguró. González lo matizó ayer: se trata de un "equipo" de médicos personales que serán los de referencia para un paciente, que conocerán su historia clínica, de forma que este pueda tener acceso permanente a alguno de ellos para garantizar la continuidad asistencial. "No va a ser una carga añadida para el médico".

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Otro de los vuelcos que aconseja el texto tiene que ver con la gran apuesta privatizadora del PP en Madrid: ya hay un hospital de gestión enteramente privada (Valdemoro) y los próximos también lo serán.

Los modelos llamados PFI (iniciativa de financiación privada) o PPP (partenariado público privado) son, "cuando menos, imprudentes", afirma, porque esa gestión "no está basada en una evaluación rigurosa de experiencias previas". El libro aconseja dejar "en suspenso" ese modelo "hasta que no se tenga certeza de cuáles son sus repercusiones". El libro insiste también en la participación del paciente y propone crear una especie de carpeta personal en la web del Sermas para consultar la propia historia clínica digital.

Hay más propuestas: crear una unidad de prevención y detección del fraude, establecer sistemas de buenas prácticas y códigos de conducta, aprobar una nueva ley de salud pública en consonancia con la estatal... Muchos cambios que se antojan difíciles con el actual panorama de restricciones presupuestarias.

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