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Reportaje:Radiografía de los hospitales tradicionales I

Profesionales de quita y pon

El hospital La Paz es el centro con más médicos eventuales

Pilar Álvarez

Boca abajo. Recién operado de una fístula por tercera vez. Y con una sonrisa enorme. "Ah, no, yo no me voy a otro hospital, aquí me tratan muy bien". En la quinta planta de cirugía general, en una habitación doble con sólo una cama ocupada, Jesús representa al paciente agradecido. Siempre le han tratado en La Paz. No le interesa el centro que abrieron en febrero (el hospital del Norte o Infanta Sofía), el que le correspondería por vivir en El Vellón. La fístula y su corazón (lleva marcapasos) se los arreglaron aquí. Y espera que siga así muchos años. Cinco plantas más abajo, Mohammed Ennasri gritaba hace 12 días en un pasillo de las urgencias, sujeto con correas a su cama. Con los ojos rojos. "Está intoxicado", explicaba aquella mañana un facultativo. Según el parte médico, había ingresado la noche antes. Y balbuceaba en un lugar de paso.

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Jesús y Ennasri son dos caras del hospital universitario de La Paz, el segundo más grande de Madrid, centro de referencia para 820.000 personas. En febrero abrió el hospital Infanta Sofía (San Sebastián de los Reyes), con 283 camas y 850 empleados sanitarios. Debe atender a 300.000 habitantes, aligerar el trabajo del gran mastodonte, su lista de espera, sus colas de urgencias. ¿Lo ha conseguido?

Sanidad sostiene que la presión asistencial de los viejos hospitales ha bajado "entre un 10% y un 20%" con los nuevos. El gerente de La Paz, Rafael Pérez Santamarina Feijoo, pronosticó "un alivio inmejorable sobre todo en urgencias" en una comparecencia en la Asamblea en junio. Pero el directivo se negó a facilitar datos a EL PAÍS. La versión de los sindicatos que cada lunes convocan una protesta a las puertas contra la privatización de la sanidad pública (UGT, CC OO, CSIT y CGT, entre otros), se resume en que hay menos personal para el mismo trabajo con un escenario que irá a peor en los próximos meses.

Este periódico ha visitado el hospital durante dos semanas y ha conversado con 40 profesionales y pacientes en búsqueda de un diagnóstico. Trabajo en precario y con sobrecarga -han absorbido durante meses urgencias del Infanta Sofía y durante semanas las del Puerta de Hierro-, la falta puntual de material, el cierre de camas, la descoordinación con los sistemas informáticos (los hospitales tradicionales y los nuevos usan lectores diferentes para las pruebas) y un sentir general: "No han contado con nosotros". El plan funcional del hospital, el que establecerá las líneas maestras para reorganizar el espacio y el trabajo (reducir 500 camas, según la previsión de Sanidad), está en manos privadas.

Al otro lado de una sala atestada de gente, un médico de urgencias, que no da su nombre, asegura que su servicio atiende a unos 500 pacientes diarios. Igual que en febrero, dice, pero con seis médicos menos. "El que paga el pato es el paciente. Hoy mismo ha venido gente a primera hora de la mañana y aún no están atendidos a las tres de la tarde. Ya veremos lo que pasa cuando empiece la gripe", recalca. Tampoco se han cubierto tres bajas de médicos en digestivo, según denuncia José Manuel Suárez Parga, cirujano con más de 30 años en La Paz. En radiología, con tres médicos menos, aumentan las esperas. "Antes subíamos a poner un catéter a un enfermo hospitalizado en menos de una semana, ahora tardamos tres", explica una enfermera. El radiólogo con el que trabaja es uno de los 248 médicos eventuales (según datos del sindicato Femyts) que convierten a La Paz en el hospital con más facultativos en precario. Lleva años renovando contratos de seis en seis meses. "Tengo compañeros que se pasan todo el día pensando en eso, ¿crees que se puede atender bien a un paciente si estás todo el día preocupado? Necesitamos estabilidad". El gerente admitió en junio que 70 especialistas se han marchado sin ser repuestos. El resto de la plantilla (enfermeras, auxiliares) se sustituyó al 90%. Aunque muchos temen que la aplicación de la resolución del 31 de julio, que implica no renovar a más eventuales sin autorización de la dirección general, provoque un nuevo recorte. El presupuesto de 2009 prevé un incremento en gastos de personal del 1,1% (véase cuadro en la página siguiente). Una de dos: o la propuesta es reducir la plantilla o no subir ni siquiera el IPC a los que están en nómina.

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Son menos profesionales pero, de momento, no parece que haya muchos menos pacientes a los que atender. Sólo cuatro de los 29 trabajadores consultados (médicos, enfermeros, auxiliares, celadores, limpiadores y administrativos) admiten tener menos trabajo que antes de que abriera el Infanta Sofía. Las razones son varias. Los médicos reciben a diario a pacientes que rechazan el traslado a los nuevos centros, como Jesús, el de la fístula. "Viene gente que no se fía", asegura un facultativo, que recuerda que La Paz es referente para "grandes patologías". La cartera de especialidades del Infanta Sofía es la mitad que la de La Paz -30 frente a 68- . Para Manuel Gámez, cirujano pediatra, eso se puede considerar una ventaja. "El 90% de las cosas que le pasan a los pacientes son normales, se pueden atender en cualquier sitio", explica. Abrir centros más pequeños es "una gran idea", pero se ha puesto en marcha en mal momento. "Han coincidido con la crisis y eso ha descabalado su dotación".

Francisca y Lelia (de 70 y 72 años) comparten habitación y diagnóstico en el hospital de trauma: rotura de cadera. Francisca, que habla desde su cama sin hacer casi pausa, está convaleciente de la operación. A Lelia, sentada en una silla, la intervienen al día siguiente. Francisca recuerda que en su primera operación, 10 años atrás también en La Paz, había "seis o siete personas" en la misma habitación. "Ahora da gusto", dice y mira por la ventana. Lelia asiente. Las 1.300 camas de La Paz se quedarán en 800, según Antonio Burgueño, director general de hospitales. Sanidad no admite el cierre de una sola, aunque un documento de recursos humanos del hospital admite 57 camas menos. Se han cerrado en habitaciones que pasan de tres a dos camas, "algo bueno para los pacientes", según tres especialistas. Pacientes que, en general, se aferran a La Paz y a su prestigio. Sólo tres de los 11 enfermos consultados denunciaron una mala atención. Ana y Teresa, las hijas de Alfonso, un hombre de 82 años encamado en urología para una biopsia, piensan poner una reclamación. Comenzó a orinar sangre en julio. Le programaron una radiografía de contraste para diciembre. Acabaron haciéndola en la sanidad privada. Pagando. "¿Pero qué narices está pasando con la sanidad pública?", se pregunta Teresa en las escaleras del hospital general. Las mismas que llevan a la planta 14, la de enfermos crónicos. "De la 14 al cielo, ése es el dicho". Lo cuenta un grupo de limpiadores. "No nos podemos quejar", aseguran. Aunque uno estuvo siete años antes de que lo hicieran fijo, aunque otra encadene contratos de mileurista y luego espere otra llamada. Un escenario así, dicen, el enfrentamiento diario a la muerte, sitúa las cosas en su sitio.

Imagen exterior del hospital La Paz.
Imagen exterior del hospital La Paz.ÁLVARO GARCÍA

La Paz en números

Área de población: 820.00 habitantes. La previsión es derivar 300.000 al Infanta Sofía

Camas: 1.300 que quedarán en 800

Médicos, enfermeros y personal auxiliar: 7.544, según datos de UGT

Servicios sanitarios: 68 especialidades

Médicos que se han marchado y no han sido sustituidos: 70 especialistas, según admitió la gerencia en junio

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Sobre la firma

Pilar Álvarez
Es jefa de Última Hora de EL PAÍS. Ha sido la primera corresponsal de género del periódico. Está especializada en temas sociales y ha desarrollado la mayor parte de su carrera en este diario. Antes trabajó en Efe, Cadena Ser, Onda Cero y el diario La Opinión. Licenciada en Periodismo por la Universidad de Sevilla y Máster de periodismo de EL PAÍS.

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