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Reportaje:

Prohibido acariciarse en el autobús

El cartel de 'Diario de una ninfómana', vetado en la EMT y las estaciones

Ninfómana: mujer que padece de ninfomanía. Ninfomanía: furor uterino. Deseo violento e insaciable en la mujer de entregarse a la cópula. La Real Academia Española lo tiene claro: las mujeres con elevado deseo sexual son adictas. Y algunos publicitarios de Madrid también lo tienen claro; su moral no les permite anunciar nada que contenga esa palabra tabú, no vaya a dar ideas.

Así ha sucedido con la película Diario de una ninfómana, dirigida por Christian Molina e inspirada en el best seller homónimo de Valérie Tasso, que se estrena el viernes en la gran pantalla. El cartel del filme no ha sido aprobado por las empresas responsables de la publicidad en autobuses (Publisistemas, donde se iba a invertir 42.000 euros) y en la zona de Renfe de la red de intercambiadores (Comfersa-Publimedia, a la que iban destinados 50.000 euros) en Madrid por considerarlo "inadecuado".

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Lo único que muestra la imagen es una mano que se introduce en la ropa interior de una mujer y el título de la película. A pesar de sucesivos recortes de la fotografía, finalmente lo que rechinaba del cartel era la palabra ninfómana, según la impresión del director.

"Las empresas de publicidad me enviaron una carta diciéndome que no iban a mostrar un cartel 'de dudosa legalidad y gratuitamente provocativo'. Recortamos las bragas, no se veía nada y de todas formas no lo quisieron sacar. Así que lo dimos por perdido, y nos centramos en radio... y entonces la Cope también dijo que ellos no iban a hacer publicidad de una película que les parecía inmoral. ¡Los rotuladores rojos de la censura han vuelto!", explica Molina.

Este periódico intentó ayer sin éxito obtener la versión de las dos empresas publicitarias, mientras el departamento comercial de la Cope explicó que ha rechazado esta publicidad "como ha hecho en otras ocasiones cuando no está de acuerdo con el contenido de algún filme". El vicealcalde de Madrid, Manuel Cobo, explicó que la productora de la película no quiso incorporar en el cartel los criterios exigidos por Autocontrol de la Publicidad y, finalmente, decidió no contratar la campaña para exhibirlo en los autobuses de la EMT, informa Efe.

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La película y el libro autobiográfico describen la vida de una mujer que busca nuevas experiencias en el sexo. Valérie Tasso, nacida en Francia y residente en España, doctora en sexología y escritora, no podía ocultar ayer su irritación ante esta forma de censura, cinco años después de que su libro saliera al mercado sin problemas. "La violencia en publicidad sí se acepta, anuncios de niños jugando con armas, pero hablar de sexo, no. Aunque el libro se vendió bien, no resultaba peligroso colocado en lo alto de las estanterías. El problema es que ahora el cine acercará esta historia a todo el mundo. Y me parece una vergüenza lo que ha ocurrido en Madrid, la única ciudad donde nos ha pasado algo así", señalaba la autora, que desgrana en su texto el origen de la palabra ninfómana como insulto para controlar y censurar el deseo de la mujer.

La actriz Belén Fabra, protagonista de <i>Diario de una ninfómana, </i>posa delante de unos carteles de la película.
La actriz Belén Fabra, protagonista de Diario de una ninfómana, posa delante de unos carteles de la película.EFE
Vídeo: FILMAX
<i>Diario de una ninfómana</i> fue un best-seller que ahora se ha llevado al cine y cuyos primeros pasos en Madrid, ya empiezan con polémica. Las marquesinas de autobuses de la capital no servirán de soporte para sus carteles. Lo más curioso es que la censura no viene por la fotografía, de contenido erótico, sino, según los productores de la película, por la expresión "ninfómana".Vídeo: AGENCIA ATLAS

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