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Crítica:MÚSICA
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Raphael (siempre) juega en casa

Hay problemas en la entrada. Con el ímpetu de una adolescente, María Jesús, que ya ha pasado los 60, se abre paso mientras un gigante de seguridad resopla. "Tranquilas, señoras, despacio, despacio...", dice sudando. "Están locas...", dice un compañero menos gigante pero igual de acalorado.

Sólo 1.000 personas (aforo limitado) -sentadas- pudieron ver cara a cara al cantante en el arrebatador concierto que celebró anoche en la estación de metro de Chamartín. "Yo he ido a verlo hasta Rusia. Fue en el 78", recordaba María Jesús antes del espectáculo. "Es un tío que mola". Más moderado se mostraba Francisco Úbeda, de 27 años, que, con gafas de sol a lo Elvis, patillas y vestido de negro parecía arrancado de un tugurio de Malasaña. "Mi madre lo odia, pero lo descubrí al comprar vinilos. Es una leyenda viva. Como Morrison, como Elvis, como Roy Orbison... Un tío con clase".

RAPHAEL

Actúa hoy, otra vez, gratis a las 22 en la estación de Chamartín. Las invitaciones se pueden recoger una hora antes en la misma estación.

Y así se presentó Raphael anoche. Amplia sonrisa, chaqueta negra de terciopelo, camisa por fuera, corbata desanudada... A sus 65 años el cantante está impecable. De voz y de aspecto. Delito sería hablar de jubilación. Puede gustar o no, pero su imponente voz y sus histriónicos movimientos son adictivos. Y ese poder se refleja en su público que, siempre alerta, aplaude, salta, sonríe, se muerde las uñas, tiembla, llora... Lo vive. "Recuerdo perfectamente la primera vez que fui en metro", dice mientras se sienta sobre el piano que le escoltó toda la noche. "Fue de Alvarado a Neptuno hace... muuuuucho tiempo". Más aplausos.

A Raphael casi no le hace falta cantar. Cada gesto es una ovación. Pero sí cantó: algo más de dos horas en las que repasó con ímpetu y emoción 28 canciones, entre ellas varios clásicos. (Yo soy aquel, Qué sabe nadie...). El cantante siempre juega en casa. El público de su lado, a muerte. No sólo las raphaelistas ("Nosotras somos las niñas que iban a sus conciertos", cuenta una de ellas) varios indies gafapasta también echaban ayer fuego por las manos. Esta noche Raphael vuelve al metro. Repetirá partido con victoria asegurada.Actúa hoy, otra vez, gratis a las 22 en la estación de Chamartín. Las invitaciones se pueden recoger una hora antes en la misma estación.

Raphael, durante su actuación de anoche en el metro de Chamartín.
Raphael, durante su actuación de anoche en el metro de Chamartín.JOSÉ RAMÓN AGUIRRE
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