_
_
_
_
_
Reportaje:

Regreso al pasado en El Retiro

Un libro recopila 300 imágenes cedidas por los ciudadanos donde se muestra la relación de los madrileños con su parque más emblemático

Cuando la ciudad se enteró de que los exóticos camellos de Lawrence de Arabia cambiaban el desierto africano por el madrileño parque del Retiro se formó un revuelo. Aunque los animales no han vuelto al primer zoo de la ciudad, es fácil recrearlos en la imaginación tras observar las imágenes del libro El Retiro en el objetivo de nuestra memoria 1890-2010. La publicación es el resultado de cuatro años de trabajo y muestra 300 imágenes cedidas por 90 ciudadanos que, tras una labor de investigación personal, encontraron las imágenes en cajones, latas o puestos del Rastro.

"En esa época, cuando te comprabas una máquina ibas a estrenarla al Retiro. En 1953 yo adquirí una Rollei y comencé a retratar el parque". Desde esa primera vez que Tomás Guzmán, jubilado de 77 años, calculó la intensidad de la luz el parque se ha vuelto un lugar recurrente de inspiración. A lo largo de los años ha tomado cientos de fotos de los jardines, aunque solo presentó 30 en los puntos de información del parque, desde donde se ha organizado el proyecto. "Al principio pensamos recopilar fotos y hacer una exposición. El tiempo iba pasando, cada vez teníamos más imágenes, pero nunca terminábamos de materializar el proyecto", recuerda Carlos Merino, licenciado especializado en Historia del Arte y uno de los educadores ambientales que ha coordinado la creación del libro.

90 participantes encontraron las fotos en cajones, latas o el Rastro
Hay retratos infantiles en blanco y negro, y en sepia, parejas paseando
La imagen más antigua del volumen data del año 1890

Nieves Berástegui fue de las primeras en enterarse de esa recogida de fotos. Tras un paseo por el jardín en 2006, recaló en la Casita del Pescador, un capricho de arquitectura romántica del siglo XIX reconvertido en punto de información, y vio un cartel donde se pedían fotos de los jardines. Sin dudarlo ni un momento se fue directa a casa de sus padres. "A mi padre le gustaba mucho la fotografía, tenía un laboratorio. Por otro lado, mi abuelo, que fue uno de los primeros publicistas de Madrid, también era aficionado a las imágenes, así que sabía que en casa habría multitud de instantáneas de otras épocas", explica esta enfermera de 54 años. Tras rebuscar en baúles, cajones y viejos álbumes, encontró más de mil imágenes que digitalizó y entregó en un CD.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

Una tarde en las barcas, una visita al elefante Pizarro en la Casa de Fieras o la construcción del Palacio de Cristal a finales del siglo XIX son algunos de los momentos que aparecen recogidos en el volumen. La imagen más antigua data de 1890 y pertenece a Mario Fernández. "Llevo años coleccionando fotos. Vi que la gente llevaba imágenes personales, pero como mi colección era enorme busqué y encontré más de 500 fotos del parque". Este licenciado en Historia del Arte y colaborador desinteresado del Museo Sorolla, recopila imágenes de otros que encuentra en tiendas o rastrillos. "Me interesan las fotos de tipo familiar por el valor documental. Cuando compras una colección en ocasiones viene en cajas junto con cartas de la familia y puedes averiguar quién es el retratado y ver cómo cambia con el tiempo. Las imágenes son testigos de la forma de vida de hace 100 años: los trajes, los coches, las costumbres...", continúa Fernández. Con 46 aportaciones, es la persona que más fotos ha publicado en el volumen colectivo, que ha contado con 90 participantes y que tiene una tirada de mil ejemplares.

Retratos infantiles en blanco y negro, parejas paseando en sepia o furibundas manifestaciones en color se suceden en el volumen, que no solo se centra en fotografías de los siglos pasados. Organizada por temas y lugares, la selección discurre hasta los primeros meses de 2010 de manera que se puede visualizar la evolución del estanque grande, el paseo de coches o los jardines que rodean al Ángel Caído. Lugares a los que, en muchos casos, el propio observador considera que pertenece. Y al verlos pasar ante sus ojos el lector se siente invadido por una peculiar sensación de déjà vu.

Para los que han digitalizado parte de su pasado y lo han cedido al imaginario de la ciudad, la publicación es un éxito. "Aunque los diseñadores han puesto fotos muy pequeñas, han creado una historia. Me gusta el libro, es un testimonio que queda para los hijos y los nietos y, claro, para la concejala", añade Tomás Guzmán modulando una fina ironía con su voz en alusión al prefacio del libro, escrito por Ana Botella. El Ayuntamiento ha invertido en la publicación unos 20.000 euros y cuatro años de trabajo. En los puntos de información del parque cualquier ciudadano puede preguntar por el ejemplar (en papel o en PDF, que en un futuro estará disponible en la web municipal). Para Nieves Berástegui, el libro es un homenaje a su abuelo, a su padre y al amor que han tenido al Retiro y a la fotografía. Para muchos madrileños, seguro que la sensación es parecida.

Dos flamencos egipcios en la antigua Casa de Fieras del parque en una foto de 1914.
Dos flamencos egipcios en la antigua Casa de Fieras del parque en una foto de 1914.MARIO FERNÁNDEZ
Un niño, acompañado de su familia, rema en una barca del lago del Retiro en 1930.
Un niño, acompañado de su familia, rema en una barca del lago del Retiro en 1930.MARIO FERNÁNDEZ

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_