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Columna
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Rita la cantaora

La industria discográfica va de capa caída, pero ahí está Benedicto XVI para echar una mano al negocio y a las listas de superventas. El Papa va a grabar un disco para la Universal. Se corre el gran peligro de que cunda el ejemplo. De hecho, da toda la impresión de que Esperanza Aguirre está preparando su lanzamiento discográfico. Sólo así se entiende la intensa actividad canora de la presidenta estos últimos días.

Tarareó con ardor el himno nacional para homenajear a Alberto Contador y paliar el bochorno de París, cuando el ganador del Tour subió al podio a los acordes del himno de Dinamarca. Le cantó también, con algunos desafines, el cumpleaños feliz al ministro Rubalcaba en una rueda de prensa en la que ambos participaban. Y le cantó las 40 al presidente del Gobierno llamándole "sindicalista retrógrado y piquetero". En fin, se presiente una nueva Imelda Marcos. ¡Que tiemble Hugo Chávez!

Si canta la presidenta, lo lógico sería que cantaran también los espías que contravigilaban a altos cargos populares de la Comunidad y el Ayuntamiento. Todo ello organizado presuntamente por Sergio Gamón, hombre de confianza de Esperanza Aguirre. O sea, que esta mujer es un orfeón, como Rita la cantaora. Es curioso cómo, en política, los enemigos más sibilinos y feroces están dentro del propio partido al que pertenecen.

¿Qué cantarán esos espías, si es que cantan algo? Es fácil que se vayan por los cerros de Úbeda, que se intente diluir el asunto y aquí no ha pasado nada. Sin embargo, si no se llega a ninguna conclusión, si todo queda difuso, siempre rondará la sombra de la duda sobre Rita la cantaora. Este escabroso asunto puede marcar para siempre el futuro político de una mujer ambiciosa que va como una moto a por todas en su partido y en la nación. Y puede truncar las esperanzas musicales de Esperanza Aguirre en las listas de éxitos.

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