El Roto: "Probablemente, no existo"

Madrid Andrés Rábago, madrileño de 59 años, pintor y editorialista gráfico que rubrica sus obras periodísticas con el seudónimo de El Roto, expone casi ochenta de sus mejores dibujos, publicados en EL PAÍS, en la sala de Arquerías de los Nuevos Ministerios, en el Paseo de la Castellana. Mariano Navarro, comisario de la exposición ¡Ambientazo! ha seleccionado aquellos que considera más expresivos dentro del personalísimo estilo de Rábago y cuyo contenido se refiere a la especulación inmobiliaria y a la contaminación ambiental. Y ello dentro de tres espacios, Infierno, Purgatorio y Paraíso, desde los que denuncia la feroz saga de muerte y destrucción a gran escala que el poder, en casi todas sus manifestaciones, proyecta hoy sobre la vida del planeta. Tal irresponsabilidad halla en los dibujos de Rábago flagelo incesante.

"La mentira y el dinero se han convertido en lenguajes universales"

Pregunta. ¿El medio ambiente es su principal preocupación?

Respuesta. Siempre he hecho dibujos sobre ello pero a diario son como un gota a gota de ideas mientras que las exposiciones pueden considerarse como una verdadera avenida.

P. ¿Qué secreto emplea para alcanzar la concisión de ideas y de trazos que los caracteriza?

R. Trabajo de una forma rara: las ideas me llegan de manera sucesiva; tienen un proceso de crecimiento interior y, en un momento dado, maduran y se perfilan. No sé trabajar sobre algo impuesto desde fuera.

P. ¿Cómo surgen esas ideas?

R. De una manera natural, desde dentro. Lo que acabo de pensar nunca lo dibujo al surgir, espero un tiempo; luego, busco la imagen apropiada y la situación en la que esa idea pensada pueda encajar. Así la voy desbastando hasta dejarla en su expresividad máxima con el mínimo de palabras.

P. ¿Un ritmo para acoplar idea y dibujo?

R. Un momento adecuado más bien. Es como en el campo: la siembra hay que hacerla en temporada. Si la idea no está en el ambiente, no puede sembrarse. La actualidad es como el mar, en la superficie está el oleaje, el mero vaivén, pero por debajo van las corrientes profundas, las que a mí me interesan más.

P. En muchas ocasiones, tan solo insinúa los rostros de los personajes de sus dibujos.

R. Son anónimos, por ello suelen aparecer de espaldas o con las caras borrosas. De esa forma el lector puede identificarlos o identificarse.

P. ¿Ríe, sonríe o prosigue su reflexión cuando contempla acabado un dibujo suyo?

R. Lo olvido, porque creo que es la mejor manera de mantener fresca la mente.

P. ¿En qué medida le ayuda su experiencia como pintor?

R. El dibujo satírico te mantiene como un hombre de tu tiempo, pero el ser también pintor te asegura el contacto con la experiencia plástica, para poder encapsular una idea y un concepto de lo real a través de la imagen.

P. ¿Cómo administra el color en sus dibujos?

R. De una manera ascética. Hay una saturación en los medios, por lo que me planteo una estética sobria, como la de los años veinte, con apenas dos o tres colores.

P. Si usted fuera uno de sus personajes, ¿qué nos diría?

R. No me dibujaría nunca. Una vez hice un personaje, pudiera haber sido yo, que decía: "Para hacer sátira solo hay que dibujar del natural".

P. ¿Del natural?

R. La realidad es tan aberrante que, por sí misma, se convierte en sátira con todo lo que está pasando.

P. Y ¿qué está pasando?.

R. ¡Uff..!.

P. De cuanto sucede, ¿qué cree más grave?.

R. La consolidación de la mentira como sistema de comunicación y la del dinero como único sistema de medición del valor. La mentira y el dinero se ha convertido en lenguajes universales.

P. ¿Cuál considera el más dañino de los dos?

R. Los lenguajes ahí están. Pero el verdadero daño se encuentra en asumirlos como nuestros. Por eso cabe hacer un llamamiento a la responsabilidad.

P. ¿Alguna noticia sobre su biografía?

R. Sólo soy el amanuense de una forma de pensar que está ahí. Pero yo, por mí mismo, probablemente no existo.

¡Ambientazo! El Roto. Hasta el 29 de abril. De 10.00 a 14.00, de 17.00 a 20.00. Arquerías de los Nuevos Ministerios. Paseo de la Castellana, 67.