'Serie Z' despellejada en directo

Un tosco bloque de hielo del que emergen unos pies. Ese pescador calvorota que dice ser paleontólogo. Unos créditos en los que se anuncia la presencia estelar "del pastor escocés Indio". Y, sobre todo, los planos persistentes de un helicóptero teledirigido. Son solo las primeras escenas de Yeti, el abominable hombre de las nieves (1977), la película del italiano Gianfranco Parolini que anoche se proyectaba en el festival Alta Fidelidad (Nave de Terneras de la Junta Municipal de Arganzuela) para que el cineasta Nacho Vigalondo y sus amigos blogueros -Raúl Minchinela, Dani Ausente y Rubén Lardín- se echaran unas risas comentando esta delirante joya no ya de la serie B, sino Z. Casi cien amantes de la causa bizarra siguieron entre carcajadas este largometraje involuntariamente desternillante.

Ante todo, una constatación: si la cinefilia acostumbra a mencionar a Ed Wood como el peor director de la historia (¡gracias, Tim Burton!), quizás personajes como Parolini nos obliguen a corregir la clasificación. Vigalondo ha bautizado estos visionados colectivos como "Trash entre amigos" ("trash" es "basura" en inglés), pero antes del pase de ayer admitía algún remordimiento de conciencia. "Siempre que hago estas cosas me cuesta dejar de pensar que un tío en Tailandia puede estar haciendo algo parecido con una de mis pelis", apuntaba con guasa el director de Los cronocrímenes.

Ausente, responsable de una tronchante bitácora sobre filmes demenciales (absencito.blogspot.com), aclara que de más joven era "una perfecta rata de filmoteca", hasta que se fue "pervirtiendo" con los años. "El placer de estas películas radica en la sorpresa. Proclaman el amor y el cachondeo", resume. Él se introdujo en la serie Z, como tantos otros, leyendo fanzines e intercambiando vídeos en VHS con amigos de amigos. "Eran los tiempos en que te carteabas con un loco de Bélgica y tú le mandabas una de Paul Naschy", afirma.

Vigalondo cree que el delirio es compatible con la indulgencia: "A veces estas cintas te descubren una cierta poética involuntaria". Por lo pronto, y ante el éxito de ayer, los responsables de Alta Fidelidad ya sopesan un Trash entre amigos con carácter periódico en las noches de Arganzuela.