Siguiente batalla: las empleadas del hogar
"Ellas cuidan de nuestras madres, pero no tienen derecho a traer a las suyas". Así rezaba un cartel colgado en una zona apartada del parque del Retiro. Era la pancarta de bienvenida para la treintena de personas que se reunieron ayer al mediodía para debatir, convocados por el grupo de Migración y Movilidad de Sol, sobre la situación de las empleadas del hogar inmigrantes en España.
"Algunas propuestas del 15-M fueron sobre las empleadas del hogar. Se ha visto una problemática dura y cruel y, ahora con la crisis, es un sector más vulnerable. Además, con agencias de intermediación como Cáritas o las iglesias, se precariza aún más el sector", explicaba Graciela Gallego, de la plataforma Servicio Doméstico Activo.
Otro de los problemas, según una portavoz de la comisión de Legal, es que "algunas personas creen que si no tienes papeles, no tienes derechos". "El régimen legal de las empleadas del hogar es un régimen especial con poquísimas garantías. No hay cotización por desempleo y es una situación laboral en la que no hace falta un contrato", explicaba. "La mujer indocumentada acepta cualquier condición laboral", comentaba Susana Pozo, de la asociación Rumiñahui, que trabaja con empleadas del hogar, principalmente en Alcorcón. "Antes cobrábamos 900 euros, y ahora 500", lamentaba Gallego.
"Queremos que se tome en cuenta el servicio doméstico como una garantía para que muchos hombres y mujeres puedan ir a trabajar", explicaba una portavoz de la plataforma Territorio Doméstico.
Durante el debate, representaron escenas críticas contra la esclavitud de este gremio. En una de ellas, la señora de la casa pide a la mujer que limpie una vivienda con cuatro baños y tres plantas, que lleve a los niños al parque y un sinfín de cosas más por un sueldo de 550 euros. Amalia, una joven ecuatoriana que trabaja en varias casas, sabe bien de lo que hablan. "Esta es la realidad nuestra. Las condiciones son pésimas, podemos decidir si tomarlo o dejarlo, pero hay que pagar el alquiler", concluye.

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