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Reportaje:

Sueño olímpico quizá, pero 'low cost'

A Madrid le beneficia que Corea del Sur organice los Juegos de Invierno de 2018 - Gallardón deberá ajustar al máximo el gasto para mantener el respaldo popular

Principales infraestructuras planificadas para la candidatura fallida.
Principales infraestructuras planificadas para la candidatura fallida.EL PAÍS

Sería una auténtica locura dejar pasar la ocasión, le recomiendan los expertos, pero el alcalde se lo piensa, con una prudencia muy alejada de su entusiasmo habitual, y apura los plazos. Aduce motivos estratégicos, pero tampoco le faltan razones de peso. ¿Qué le preocupa entonces? Las penurias económicas del Ayuntamiento condicionan, pero sobre todo pesa la imagen de dispendio gratuito que puede proyectar el sueño olímpico. No porque lo sea, sino porque lo parezca. Probablemente el alcalde esté dispuesto a asumir el daño político que conllevaría ese divorcio con la opinión pública, pero la candidatura no lo resistiría: uno de los atributos más apreciados por los jueces en una aspirante es precisamente el respaldo de sus habitantes. Estas son las principales claves para explicar por qué Madrid 2020 sigue en el aire, y para tratar de anticipar hacia donde se decantará.

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- Respaldo ciudadano. Hace seis años, a punto de decidirse los Juegos de 2012, Madrid era la aspirante con mayor fervor ciudadano: el 91% apoyaba la candidatura, según el Comité Olímpico Internacional (COI). En Londres, solo el 68%. Pero ganó. Un año después de la derrota, tres de cada cuatro madrileños apostaban por intentarlo de nuevo, según el Ayuntamiento. Corría 2006. Tres años después, el respaldo era del 85%, el mismo que en Río. Ganó la ciudad brasileña. Esa decepción sigue ahí, y puede pesar más incluso que la crisis. Al fin y al cabo, en 2009 la recesión ya era terrible (con visos de empeorar), y el paro rondaba el 18%. La decepción se traslucía en una encuesta de Metroscopia en mayo de 2010: el 54% de los madrileños quería intentarlo por tercera vez; el 41% prefería rendirse.

- Consenso político. Hace una semana, el alcalde, Alberto Ruiz-Gallardón (PP), descartó realizar un sondeo para tantear el respaldo ciudadano: "No bastaría, hay que hacer muchas consultas". Para empezar, con los otros tres grupos municipales. En el Ayuntamiento recuerdan que Ángel Pérez (IU) siempre ha secundado el sueño olímpico. Qué decir de Jaime Lissavetzky (PSM), que lo hizo suyo como secretario de Estado para el Deporte (2004-2011). UPyD, nueva en el Consistorio, esperará a escuchar al regidor.

- Reducir costes. Lissavetzky anticipa que los Juegos no serán tampoco en esta ocasión motivo de trifulca electoral. "Lo fundamental es saber si hay un apoyo ciudadano importante, y la clave para ello es el coste". El problema no son las infraestructuras: el 80% están listas, y el resto puede esperar. Además, como recuerda el líder socialista, "la crisis no durará eternamente". Coincide en eso con otros expertos, que recalcan que el beneficio de unos Juegos es muy superior al gasto. Incluso una candidatura fallida se amortiza en visibilidad internacional y proyección turística. Lissavetzky apuesta en cualquier caso por recortar el gasto al máximo: "Hay fórmulas para que el sector privado pague por lo menos la fase de selección, si no el coste total. No seamos tontos. Es una oportunidad de futuro".

- Aprovechar la experiencia. La candidatura de 2016 costó 37,8 millones, de los que 16,8 los puso el Ayuntamiento y el resto, patrocinios. Gallardón cree que fue un dinero "muy bien" gastado que revirtió en promoción exterior. Fueron unos cinco millones anuales. Ahora tendrían que ser menos: primero, por ese autoimpuesto recorte; y porque la carrera duraría dos años en lugar de tres (se decidirá en 2013 en Buenos Aires). ¿Cómo reducir costes? Aprovechando la experiencia (los gastos inútiles no se repetirán); recortando equipo (la anterior vez fueron 40 personas, las mismas que Tokio tenía solo en comunicación); y prescindiendo de algunas labores de lobby, máxime ahora que España tiene tres miembros en el COI (el triple que hace dos años). Y, por supuesto, con más patrocinadores: quizá aportando cantidades menores se pueda convencer a más empresas, que cubran además un mayor porcentaje.

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- Los rivales. Madrid debe decidirse antes del día 20. Gallardón avanzó que apuraría los plazos para tener más "elementos de juicio", y mencionó dos: primero, conocer a la ganadora de los Juegos de Invierno de 2018. Ayer el COI eligió a PyeongChang (Corea del Sur) frente a Múnich (Alemania) y Annecy (Francia). Jacques Rogge, presidente del COI, explicó en 2009: "No es una ley no escrita que no haya Juegos consecutivos en el mismo continente, lo hemos visto antes, en Lillehamer 94 tras Barcelona 92, o en Turín 06 tras Atenas 04. Pero claramente no es una ventaja". Así que a Madrid le favorece que 2018 se vaya a Asia.

El otro "elemento de juicio" es conocer a sus posibles rivales. Por ahora, solo ha dado el paso Roma. Japón podría unirse, y se especula con el factor emocional del tsunami, pero a tan largo plazo parece poco probable que pese en el ánimo del COI. La principal preocupación es Durban. El Gobierno surafricano anunció en mayo que renunciaba a la carrera para centrar sus esfuerzos (y dinero público) en "servicios básicos para los ciudadanos". Pero ayer el ministro de Deportes, Fikile Mbalula, aseguró que "todas las puertas siguen abiertas, no hay nada cerrado". Durban sería prácticamente imbatible por motivos políticos: el continente africano nunca ha organizado unos Juegos, y la experiencia del Mundial de Fútbol ha sido positiva. Pero como comentaba un experto, imaginemos que Madrid no se presenta en 2020 para evitar a Durban y le dan los Juegos a Roma...

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