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Entrevista:ANTONIO DECHENT | Actor

"Todos tenemos algo de Queipo"

Fue el general más odiado por Franco, un enemigo en sus propias filas al que desterró e intentó eliminar del cuadro de generales que le ayudó durante la Guerra Civil. Ambicioso y polémico, Gonzalo Queipo de Llano agoniza hasta el 25 de septiembre en las Naves del Español en Queipo, el sueño de un general, junto a un Francisco Franco interpretado por Oriol Boixader, un payaso profesional. Antonio Dechent pone voz a uno de los personajes más interesantes del alzamiento de la mano de un guión de Pedro Álvarez-Ossorio, fruto de un exhaustivo trabajo de documentación para reflejar con pelos y señales la personalidad carismática del hombre que tomó Sevilla en unos días gracias al poder de la radio.

"Mostramos los hechos como él los cuenta, pero por la boca muere el pez"
"En Sevilla, la gente entraba hablando de política y salía hablando de teatro"
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Desmemoriados, en general

Pregunta. Fue uno de los promotores de este montaje, ¿por qué le apetecía hacer una obra sobre Queipo de Llano?

Respuesta. La sombra de Queipo de Llano en Sevilla aún es alargada. Es una persona que no solo conquistó Sevilla sino que la administró, por lo que ha dejado huella incluso en infraestructuras y barrios. Está enterrado en la basílica de la Macarena y, quieras que no, Queipo y Sevilla son dos palabras que están muy unidas todavía. Me interesaron sus arengas radiofónicas: se transmutaba cada día y se convertía en un histrión cuando se ponía frente al micrófono. Hay datos que indican que engolaba la voz y que se llevaba a gente para que lo escuchara en el estudio. Todo eso me pareció muy teatral.

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P. Detrás de esta obra hay un duro trabajo de documentación.

R. Más que duro, extenso. Desde que tuvimos la idea, comenzamos a buscar biografías y documentos en la hemeroteca. Todo eso me ha servido como actor para encontrarme con las opiniones de la gente que estaba con él, pero de sus sentimientos hay poco que encontrar. Lo que sí hemos descubierto son sus emociones, los motores que le impulsaban a comportarse como lo hacía. Todo está basado en sus memorias, en las de su nieta y en la hemeroteca de la época, así como en las palabras de José María Pemán o de contemporáneos suyos, por lo que todo está montado desde su punto de vista, para que no se nos pueda achacar el nuestro. Mostramos los hechos como él los cuenta, pero por la boca muere el pez.

P. ¿Hay algo que comparta con el personaje?

R. Lamentablemente creo que todos tenemos algo dentro. Me acuso de tener a veces la irascibilidad y la prepotencia de este hombre, pero no la crueldad y los chistes tabernarios.

P. Se dice que Queipo tenía una astucia que no tenían los demás generales del alzamiento. ¿Por qué acabó entonces desterrado?

R. Porque no era tan astuto como se creía. El verdaderamente astuto era Francisco Franco. Yo creo que este hombre se movía por la ambición, quería ser el caudillo, no se conformaba con ser el virrey de Andalucía, sino que quería gobernar a su antojo y a espaldas de Franco. Conspiró contra la Monarquía, contra la dictadura, contra la República y también contra Franco. Siempre quería estar arriba del escalafón. Lo que pasa es que su carácter impulsivo le impedía ser astuto. Franco y él eran enemigos confesos, por eso no solo lo desterró sino que intentó borrar su nombre de la historia. Se sabe mucho menos de Queipo de Llano que de cualquier otro compañero de batalla de Franco.

P. ¿Queipo llegó en algún momento a hacer sombra al caudillo realmente?

R. No creo. En los años africanistas, sí. Uno de los demonios que llevaban a Queipo era que él tenía más rango militar que Franco. Pero sabía que no tenía ninguna posibilidad de que lo eligieran caudillo por su historial de rebeliones anterior. Era un personaje bastante polémico.

P. ¿Qué parte del general merece ser recordada?

R. Mucha gente con lo que se queda es con la voz. Se le llamaba el general de la radio. Desde que dio el primer bando en la noche del 18 de julio, se convirtió en un diario. Los dos bandos escuchaban el parte de Queipo: a ver qué barbaridad iba a decir ese día o si podían entrever en sus palabras alguna amenaza física. Mi madre me dice que se metía debajo de la cama, porque vivía en Málaga y Queipo decía "esta tarde os voy a enviar un regalito", y ella sabía que era un bombardeo.

P. ¿Cómo se siente en la piel del general?

R. Yo lo defiendo, porque realmente mi labor durante esta hora y media es defenderlo. Ha llegado un momento en el que no quiero ahondar más en sus motivaciones, y solamente las interpreto. Hay momentos en que me siento poderoso, exuberante y glorioso, y hay otros en los que me siento solo, incomprendido y vapuleado. Y hay veces que yo me siento igual que él en la obra.

P. ¿Qué cree que le queda al espectador después de esta hora y media?

R. Un espectáculo teatral. En él se van a enterar de muchas cosas. Hay muchas personas que traen la polémica en la cabeza, ahora que parece que reverdecen las rencillas guerracivilistas. Pero, en el estreno en Sevilla, la gente entraba hablando de política y salía hablando de teatro.

P. ¿Cómo fue ese estreno?

R. Estuvimos en el teatro Central y luego volvimos al Lope de Vega, y todo fue bien. No hubo ninguna referencia en la prensa ni entre el público que no tuviera que ver con el hecho teatral. También es que tiene un punto didáctico: la gente sale sabiendo mucho más de lo que sabía antes de entrar en la sala.

Queipo, el sueño de un general. Naves del Español (paseo de la Chopera, 14). Hasta el 25 de septiembre. Entradas: 22 euros.

El actor sevillano Antonio Dechent.
El actor sevillano Antonio Dechent.SANTI BURGOS

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