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Reportaje:

Veterano, pero no viejo

El Ateneo de Madrid celebra su 175º aniversario con el objetivo de mantener en los nuevos tiempos su espíritu fundacional: "Extender la ilustración general"

Patricia Gosálvez

Lo anunciaba ayer su página de Facebook: el Ateneo de Madrid cumple 175 años. A 12 de sus 405 amigos les gustó el comentario. La institución cultural más veterana de la ciudad no quiere ser la más vieja.

Los achaques de sus instalaciones de la calle del Prado se van arreglando gracias a una aportación de un millón de euros del Ministerio de Cultura cuyo destino prioritario es habilitar cuanto antes espacios de reunión que atraigan al público. Ya se han abierto dos nuevas salas, una de exposiciones y la de la estafeta. Otra de las tareas urgentes, ya acometida, fue sanear los depósitos de libros que peligraban debido a las humedades. "Se han instalado modernos sistemas de almacenamiento compacto para asegurar el valioso patrimonio bibliográfico", explica Carlos García, secretario primero de la institución. Van a estrenar una moderna sala de exposiciones y ofrecen clases de esgrima, oratoria, inglés y yoga. Y están en las redes sociales.

Los ateneístas llegaron a votar la existencia de Dios... Y salió que no
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Renovación necesaria

Pero el Ateneo sigue siendo ante todo lo que ha sido siempre, un lugar para el debate; esa es su vigencia según los ateneístas. "El objetivo fundacional era dar amparo a la radicalidad en el pensamiento, ofrecer un espacio heterodoxo para la cultura y las artes... Lo único que ha cambiado son los medios, no los objetivos", explica García. "En un mundo que va cada vez más hacia la especialización y la segregación, el crisol del Ateneo es más necesario que nunca; hoy la gente se junta con los que piensan parecido y miran a los otros desde la distancia, el Ateneo es todo lo contrario, la gente discute con quien piensa diferente y de ese ruido ha salido lo mejor de esta casa". "El Ateneo es la sociedad civil en estado puro, y eso es cada vez más necesario", asevera García.

Con un espíritu romántico-liberal se fundó en otoño de 1835 el Ateneo Científico y Literario (que luego sería también Artístico). Fue en realidad una refundación de la institución que había nacido al amparo del trienio liberal (1820-23) y que se había exiliado a Londres con la vuelta del absolutismo. Su fin último: "Extender y consolidar la ilustración general". En el Ateneo se hicieron visibles las mujeres (admitidas a finales del XIX), se formaron las generaciones del 98, el 14 y el 27, se fraguó la Institución Libre de Enseñanza y se gestaron los cuadros de la Segunda República. Era el lugar donde se hablaba de ciudadanía y de vanguardias y donde se podía leer la prensa extranjera. Según relata García, en su salón de actos los ateneístas llegaron a votar un día la existencia de Dios... Y salió que no.

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"Hace 175 años el Ateneo nació creyendo que la difusión de la cultura era un elemento de transformación de la ciudadanía, hoy la cultura está enormemente difundida, hay muchos universitarios, las nuevas tecnologías nos la traen a casa... pero estamos manipulados por la industria cultural, por intereses políticos y económicos, es necesario un foro de debate no domesticado donde la única medida de las ideas sea el rigor", explica Carlos París, presidente del Ateneo. En su puesto estuvieron antes Cánovas del Castillo, Ramón Menéndez Pidal, Azaña, Valle-Inclán o Unamuno (el favorito de París, por su pasión, su liberalismo y por ser de Bilbao como él). El presidente actual defiende que el Ateneo sigue siendo "el lugar donde se puede decir lo que no se puede decir en la calle": "Hoy el silencio no es consecuencia de la represión sino de la indiferencia y el desengaño". Causas como el sufragio femenino o el fin de la esclavitud han sido sustituidas por otras como "por qué la industria farmacéutica investiga solo las enfermedades de los ricos, o por qué las vanguardias artísticas se gestan en las multinacionales". El presidente lo tiene claro: "Más que nunca, necesitamos un espacio crítico".

Los ateneístas tampoco rehúyen la autocrítica, la más difícil de todas. Nos son ajenos a quienes les tachan de anticuados. "El Ateneo tiene que sacudirse cierta pereza y hacerse más visible", dice Carlos García. "Al ser una institución de socios hay cierta tendencia al ensimismamiento, por lo que tenemos que abrirnos a la gente, para que sientan el Ateneo como algo suyo". Las jornadas que celebran hasta el 2 de diciembre por su 175º aniversario -con conferencias sobre su creación, el desarrollo de la ciencia en sus salas, o figuras como Cánovas o Azaña- son abiertas al público y gratuitas (www.ateneodemadrid.com). La última de ellas se titula El futuro del Ateneo.

El Ateneo en datos

- El socio número 1 fue José de Larra, admitido el 4 de enero de 1836 (se suicidó poco más de un año después).

- La primera socia fue Emilia Pardo Bazán, admitida en 1895 con el número 7.925.

- A mediados del siglo XIX fue apodado "la Holanda de España" por su aperturismo.

- Sara Bernhardt, Madame Curie, Henri Cartier-Bresson, Marconi, Maeterlinck, Bergson o Einstein, algunos de sus visitantes ilustres.

- Actualmente tiene unos 2.700 socios que pagan una mensualidad de 17 euros

- Su biblioteca guarda 700.000 volúmenes y abre todos los días de 9.00 a 1.00.

- Andrés Segovia dio en él su primer concierto como solista y Ortega su primera conferencia tras el exilio

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Sobre la firma

Patricia Gosálvez
Escribe en EL PAÍS desde 2003, donde también ha ejercido como subjefa del Lab de nuevas narrativas y la sección de Sociedad. Actualmente forma parte del equipo de Fin de semana. Es máster de EL PAÍS, estudió Periodismo en la Complutense y cine en la universidad de Glasgow. Ha pasado por medios como Efe o la Cadena Ser.

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