'Viaje astral' desde el Matadero

La antigua cámara frigorífica de Matadero se ha convertido, desde el pasado sábado y hasta el 17 de mayo, en una Cámara de inmersión sónica. Cincuenta tumbonas negras formando círculos concéntricos, vendas negras para taparse los ojos, tapones para los oídos y audífonos, es cuanto se necesita para realizar el viaje que propone el artista madrileño, afincado en Ámsterdam, Francisco López (Madrid, 1964).

Un tipo curioso este López, que lleva casi 30 años cazando sonidos por el mundo (desde el Amazonas hasta Australia) para mezclarlos después y construir esculturas sonoras que han recorrido programaciones de festivales y museos de prestigio (PS-1 Contemporary Art Center de Nueva York, el Museum of Modern Art de París, el Institute of Contemporary Arts de Londres, el Festival des Arts de Bruselas...). Nadie es profeta en su tierra.

Este hombre ha abandonado a su Dr. Jekyll -era profesor de Biología en la Universidad Complutense hasta septiembre del año pasado-, y se ha entregado por completo a su Mr. Hyde dejándolo todo por una idea: "La música, el sonido, son una experiencia, nos trasladan, son un médium para trascender a otros planos de la realidad, de hecho, no son hasta que son escuchados: el oyente completa la obra".

Tumbado a ciegas en la antigua cámara frigorífica de Matadero empieza el viaje. Los sonidos, de máquinas o insectos, recogidos, tratados y sintetizados, envuelven al público y cada uno tiene su experiencia virtual, en ese aislamiento, tan ficticio como real. A veces la sensación es de velocidad, otras veces uno queda como suspendido en el espacio, envasado al vacío y, de pronto, cae, y vuelve y flota: momento Solaris de Andréi Tarkovski... Y así uno descubre otro universo cuyos límites son sólo los de su imaginación.

Cámara de inmersión sónica. Matadero Madrid. Paseo de la Chopera, 14. Todos los días, del 4 de abril al 17 de mayo. Entrada libre.