_
_
_
_
_

Violencia radical en Vallecas

Una manifestación ultraderechista autorizada por la Delegación del Gobierno acaba con la detención de 25 antisistemas que intentaban frenar la marcha

Un grupo no tenía permiso. Otro se excedió en el que le había concedido la Delegación del Gobierno. Y se encontraron a menos de 200 metros rodeados de agentes antidisturbios. Fue ayer, en la avenida de Peña Prieta, en Puente de Vallecas. "¡Madrid será la cuna del fascismo!", gritaban cerca de 200 manifestantes convocados por el Movimiento Patriota Socialista (MPS), un grupo ultraderechista. "¡Vosotros, fascistas, sois los terroristas!", respondían desde la otra esquina unos 50 antisistemas de izquierdas que acudieron a reventar la manifestación al grito de "¡No, no, no pasarán!". No llegaron a cruzarse. Pero hubo 25 detenidos (siete de ellos menores) y seis policías y siete manifestantes heridos leves.

A las 16.15, mientras cruzaban consignas, una familia de inmigrantes observaba desde el balcón el despliegue de banderas negras y de España de MPS, que atronaban con tambores y gritos -"¡Rojos de mierda!", vociferaba uno con la mano en alto. "¡Asesinos!", respondían desde el otro lado-. En la otra esquina, una veintena de policías nacionales hacía retroceder a los antisistemas, que no habían pedido permiso a la Delegación del Gobierno para concentrarse, algunos se colaron por las callejuelas adyacentes para lanzar botellas y ladrillos.

Pom, pom, pom. Se oían tambores, gritos y sirenas cuando los 200 ultraderechistas, rodeados por un cordón policial, comenzaron a marchar en dirección contraria, hacia la avenida de Ciudad de Barcelona. Tenían permiso para manifestarse por esa avenida hasta Menéndez Pelayo, pero bajaron hasta Puente de Vallecas, donde les esperaban los otros. "No entiendo cómo les han dejado venir a este barrio, es una vergüenza", reprobaba una señora a un agente.

Movimiento contra la Intolerancia y varias asociaciones de inmigrantes advirtieron esta semana del riesgo de autorizar una manifestación como esa en un barrio obrero e inmigrante. De Vallecas era el joven antisistema Carlos Palomino que murió hace más de un año en Legazpi. Le apuñaló en el metro Josué Estébanez, un soldado de ideología neonazi, cuando ambos iban a dos manifestaciones similares a las de ayer. "¡Carlos hermano, nosotros no olvidamos!", gritaban los radicales de izquierdas mientras les empujaba hacia atrás la policía. Varias calles estaban forradas de carteles con su fotografía y la convocatoria de la contramanifestación. Los ultraderechistas pedían "libertad para Josué". Con las banderas desplegadas, camisetas negras y brazos en alto, avanzaban lanzando consignas por el carril-bus. "¡La inmigración destruye mi nación!", coreaban. "¡Fuera de mi barrio, racista, sin la poli no sois nada!", les replicaba un joven desde la acera de enfrente. Un anciano les aplaudía.

Los antisistema que habían sido disueltos prosiguieron la marcha desde las vías perpendiculares para intentar romper el cordón policial. En la calle de Seco se parapetaron tras una barricada de contenedores de basura. Durante unos minutos, lanzaron botellas, ladrillos y bengalas. Rompieron las lunas de al menos cuatro vehículos y lo dejaron todo plagado de cristales. "¡Pero yo qué culpa tengo, los pacifistas nos joden los coches de los demás!", se lamentaba un vecino desde el balcón. Se replegaron. Pero siguieron cruzando calles, tirando botellas y rompiendo cristales en otros puntos hasta llegar a Entrevías, donde la policía detuvo a un grupo. Mientras, la marcha ultra seguía por el carril-bus.Los ultraderechistas tardaron una hora en alcanzar el cruce con el metro de Menéndez Pelayo. Y allí se quedaron quietos. Les rodearon 12 furgones policiales. Por esa zona ya no quedaba ni rastro de antisistemas, que seguían tirando botellas y ladrillos. Los 25 detenidos (ninguno de la marcha ultraderechista) están acusados de desórdenes públicos, según una portavoz de la Jefatura Superior de Policía. Algunos de ellos -la portavoz no precisó cuántos- también de atentado a agente de la autoridad y de lesiones. A las 17.30, hora y media después de llegar a Puente de Vallecas, los ultraderechistas se disolvieron al grito de "¡Viva España!". La policía les bajó custodiados y en pequeños grupos al interior del metro.

La convocatoria ultraderechista -cuyo lema oficial era "La crisis que sufre el obrero que la paguen los banqueros"- no fue la única del día. Por la mañana, decenas de personas secundaron la llamada del partido Alianza Nacional, que había convocado una manifestación autorizada con el lema "Por la huelga general, rebélate". Recorrieron la calle de Alcalá desde Ciudad Lineal hasta Quintana, también custodiados por policías. Cerraron la marcha con discursos que calificaban la inmigración como "arma de destrucción masiva", además de relacionarla con los índices de delincuencia y pedir su deportación para frenar el paro, informa Anaís Berdié. No hubo ningún incidente, pese a que en la cercana estación de metro de La Elipa estaba convocada otra manifestación antisistema.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_