Víspera agitada en el Salón del Automóvil Ecológico
A las tradicionales prisas y nerviosismo que suele caracterizar las vísperas de la apertura de un salón ferial se unieron ayer las conversaciones a múltiples bandas entre todas las partes implicadas en el Salón del Automóvil Ecológico que se inaugura hoy en Madrid y que ha estado a punto de originar un importante cisma en el sector.
Hace unos meses estaba en el aire la celebración de esta convocatoria automovilística que, desde 1996, se celebra los años pares, alternándose con Barcelona, los impares. La crisis tambaleó ya el año pasado el de la ciudad condal, que se salvó gracias a una estratagema fiscal con cargo a la Generalitat que permitía participar en el evento sin apenas costes para las marcas.
Ni el Ayuntamiento ni la Comunidad de Madrid han querido seguir esos pasos y se encontró una solución intermedia con la celebración de un salón verde. La práctica totalidad de la superficie de IFEMA de años anteriores se reducía a dos pabellones (3 y 5) y se limitaba a 300 metros cuadrados el máximo que cada marca podía utilizar.
En vísperas de su inauguración se descubre que Mercedes Benz había ocupado en el pabellón 2, colindante con los del salón, otros 1.000 metros cuadrados, donde había desplegado su gama.
La reacción no se hizo esperar y a media tarde de ayer el resto de las marcas mostraron su disconformidad. La patronal de los importadores, Aniacam, amenazó incluso, en voz de su presidente, Germán López Madrid, con retirar ad eternam su presencia en IFEMA.
La cintura del presidente de la institución ferial, Luis Eduardo Cortés, permitió llegar a un acuerdo de última hora con el compromiso por parte de Merdes-Benz de no abrir hoy sus instalaciones adyacentes.
