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Las agresiones ultraderechistas, una constante de la transición democrática

Los asaltos, asesinatos y agresiones de todo tipo por parte de elementos ultraderechistas han sido una constante en el Madrid de la transición democrática. Centros de enseñanza, bares, cafés, discotecas, clubes juveniles han sido blanco de los numerosos atentados fascistas. Su campo de acción, habitualmente ajustado al barrio de Salamanca, se amplió hace dos años al barrio de Malasaña, al trasladar Fuerza Nueva su sede a la calle de Mejía Lequerica.Lo que los elementos ultras consideran «zona nacional» ha convertido a los antes pacíficos barrios en continuo escenario de agresiones e incidentes. Particularmente graves fueron los actos de vandalismo callejero perpetrados en el barrio de Salamanca a raíz del atentado a la cafetería California 47, en mayo de 1979.

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El asalto a la facultad de Derecho, en enero de 1979, la explosión de una carta-bomba en la sede del Club de Amigos de la Unesco un año después, el asalto contra la discoteca Alekos, y la brutal agresión perpetrada recientemente contra el dueño de una tienda de bicicletas, son sólo un exponente de la escalada ultra, al margen de los numerosos atenta dos en los que ha habido víctimas mortales.

Con la muerte de Carlos González y Arturo Ruiz, en septiembre de 1976 y enero de 1977 respectivamente, se inicia una larga cadena de agresiones mortales llevadas a cabo por elemento fascistas. en la capital madrileña Ambos resultaron víctimas en e transcurso de manifestacione convocadas por la oposición.

La matanza de Atocha

El terror ultra alcanzó su cota más alta la noche del 24 de enero de 1977, con la llamada matanza de Atocha, en la que resultaron muertos cuatro abogados laboralistas y un conserje, y cuatro heridos graves.El 29 de abril de 1979 Andrés García, militante de la Unión de Juventudes Comunistas, murió apuñalado a la salida de un cine. En similares circunstancias, cinco meses más tarde, fue asesinado el joven José Luis Alcazo en el parque del Retiro, y Jorge Caballero, miembro de la CNT, apufialado a la salida de un cine en la Gran Vía madrileña, el 28 de marzo de 1980.

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El 2 de febrero del pasado año, la joven Yolanda González fue secuestrada y posteriormente asesinada en las proximidades de San Martín de Valdeiglesias. Ocho días más tarde, Vicente Cuervo moría a consecuencia de los disparos efectuados por elementos ultras en el barrio madrileño de Vallecas, con ocasión de la convocatoria de un mitin del sindicato de Fuerza Nueva, Fuerza Nacional del Trabajo (FNT). El líder de la Asociación de Vecinos de Orcasitas, Arturo Pajuelo, murió a consecuencia de las heridas recibidas al término de la manifestación del Primero de Mayo de 1980.

Un joven muerto, Juan Carlos García, y tres heridos de consideración fue el balance de una agresión contra los clientes del bar San Bao, en la calle de Arturo Soria, el 6 de mayo del pasado año.

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