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Reportaje:

Menos agua, pero sin alarma

Madrid cumple 12 meses sin restricciones mientras Cataluña sufre la peor situación de la última década y la lluvia casi ha desaparecido de Galicia

Madrid tiene menos agua que hace un año, aunque supera ampliamente la media nacional en más de 20 puntos. Mientras que los pantanos madrileños están al 64% de su capacidad, las reservas de agua en España están al 41,9%, 13 puntos menos que en el mismo periodo de 2006. La amenaza de sequía se ha vuelto a instalar en el país, aunque afecta fundamentalmente a la cuenca mediterránea, donde los embalses apenas llegan a un tercio de su capacidad (31%), cuando hace solamente un año rondaban el 40%.

EL PAÍS ha analizado la situación en seis autonomías y ha preguntado a los Gobiernos regionales por las medidas que aplicarán si la situación continúa:

MADRID Más capacidad de almacenamiento

Acaba de cumplirse un año desde que la Comunidad de Madrid pusiera punto final a las restricciones en el consumo que mantuvo durante los dos ejercicios seguidos de sequía, pero las reservas de agua de la región no están aún para tirar cohetes. El agua embalsada en esta región apenas llega al 64% de su capacidad (605,845 hectómetros cúbicos), levemente inferior al agua almacenada en estas mismas fechas hace un año.

Por eso, el Canal de Isabel II, la empresa pública de aguas de Madrid, tiene previsto gastar 400 millones en 2008 en inversiones que aumenten la capacidad de abastecimiento. Eso incluye ampliar las estaciones de tratamiento de agua -como la de Almoguera-Algodor, en el río Tajo-, o el programa Madrid Depura, que supone la depuración y saneamiento de unos 70 hectómetros cúbicos anuales.

Los madrileños van a encontrarse en enero con una notable subida en sus facturas: el 4,8% (siete décimas por encima del índice de precios al consumo de noviembre), según anunció el Gobierno regional (PP) hace una semana, justificado en "los proyectos de inversión en depuradoras". En los próximos cuatro años, el Ejecutivo prevé aumentar la capacidad de los pantanos en 100 hectómetros cúbicos para consumo humano y otros 50 para uso agrícola.

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Frente a la escasez de agua, el Gobierno de Esperanza Aguirre le ha echado la culpa a José Luis Rodríguez Zapatero, al reclamar hasta el hartazgo el trasvase a Madrid de 200 hectómetros cúbicos, aun cuando el Gobierno central asegura haberlos cedido ya.

CATALUÑA El peor momento de los últimos 10 años

Los recursos hídricos de Cataluña se encuentran en el peor momento de los últimos 10 años. "Sequía extrema", alertan desde la Generalitat. "Sequía estructural y con pocas posibilidades de revertir", advierten los expertos. Durante septiembre, octubre y noviembre ha llovido un 40% menos de lo que es habitual para esta época del año, según datos de Medio Ambiente. Poca lluvia, que además no ha caído sobre las cabeceras de los ríos, que son los que llenan los embalses.

Las cifras que arrojan los pantanos catalanes también son preocupantes: se encuentran al 29% de su capacidad, frente al 54% que registraban en diciembre de 2006. Esto implica restricciones de agua para usos agrícolas, generación de energía hidroeléctrica y límites para el riego de parques y jardines públicos.

Según las proyecciones que maneja el Gobierno catalán, Cataluña entrará en fase de emergencia en marzo de 2008, lo que ya podría significar restricciones de agua para uso doméstico.

Ante esta situación, los expertos fijan su atención en la política de trasvases: "Las desaladoras no nos van a solucionar el problema, porque su funcionamiento tiene un coste energético impresionante. Es hora de ir abandonando el dogma antitrasvases que se puso de moda hace unos años y traer el agua del Ródano", señala Josep Dolz, investigador del Departamento de Ingeniería Hidráulica, Marítima y Ambiental de la Universidad Politécnica de Cataluña.

GALICIA Campos amarillos, embalses a la mitad

La verde Galicia se enfrenta a la más grave sequía invernal de su historia. Con los embalses a la mitad de su capacidad habitual en estas fechas y los campos más amarillentos que nunca, el Gobierno gallego ha decidido tomar medidas por si en los próximos meses la "excepcional" escasez de lluvias persiste, una situación que los primeros pronósticos meteorológicos consideran probable.

La Consellería de Medio Ambiente está diseñando un plan de obras para garantizar el abastecimiento de agua a todos los núcleos de población, y no descarta ejecutar los trabajos por trámite de urgencia. "Nos queremos adelantar a la posibilidad de que la primavera también sea seca, lo cual sería muy preocupante", señalan fuentes de este departamento. Las ciudades tienen el suministro asegurado durante 45 días en caso de que del cielo no cayese ni una gota.

En el campo también han saltado las alarmas. Las granjas de vacas necesitan mucha agua para mantener la producción de leche y en los acuíferos de los que se surten ya no reina la abundancia. La Xunta ha preparado camiones cisterna y tomas alternativas para llevar agua a aquellas explotaciones que detecten que sus manantiales están secos. Y de sus oficinas empiezan a salir las primeras cartas dirigidas a los alcaldes para recomendarles que limiten el uso del agua para regar calles y jardines.

El llamamiento se ha extendido a la ciudadanía. En una comunidad en la que el agua se ha considerado siempre un bien inagotable, el Gobierno pide que se abra el grifo con moderación. Hasta ahora la Xunta no se había planteado medidas de ahorro y la red de tuberías tiene tantas fugas que se pierde la mitad del caudal que transportan.

EUSKADI Tranquilidad

La situación en Euskadi es totalmente tranquilizadora. Los principales embalses -los del Zadorra, cerca de Vitoria, que abastecen a la capital alavesa y el Gran Bilbao, y el de Añarbe, a la comarca de San Sebastián- se encuentran a cerca del 70% de su capacidad, por lo que las autoridades no tienen prevista ninguna medida especial. La situación es totalmente diferente de la de hace un año, cuando por estas fechas los embalses del Zadorra tenían la mitad de las reservas actuales y se encontraban ya en el umbral del inicio de sequía. Las abundantes precipitaciones de los primeros meses de este año llevaron incluso a que el Zadorra superase en marzo la llamada curva de garantía, establecida en 170 hectómetros cúbicos para evitar problemas de inundaciones en Vitoria en las situaciones de desembalsamiento.

Desde 1990, los responsables de las reservas de agua, que son los consorcios que agrupan a ayuntamientos en comarcas, se han esforzado en limitar el consumo para evitar problemas en épocas de sequía. Desde los noventa se han logrado disminuciones de hasta un 25%.

Para su utilización más racional, el Gobierno vasco aprobó el pasado año la Ley de Aguas, que entró en vigor el pasado 19 de enero. Una de las novedades de la normativa es que fija un canon ecológico al sector agrícola e industrial por sus consumos, con el que espera recaudar 7,5 millones de euros.

El Ejecutivo quería extender este canon a los hogares, en función del número de miembros, pero finalmente ha desistido de hacerlo. El argumento oficial es que, tras los estudios realizados, se ha comprobado que no se supera la media de 130 litros por persona y día fijado como el límite para la exención del impuesto. Pero ha influido sobremanera la presión de los consorcios, debido a las dificultades para gestionar su cobro. En algunas comarcas, los abonados ni siquiera reciben una factura detallada y los contadores no se revisan cada trimestre, por lo que expertos en la gestión del agua ya anticiparon hace casi un año la dificultad de aplicar el canon.

La ley pretende además acabar con otro problema: casi la mitad del agua que se consume en Euskadi no se factura, debido a que es utilizada para usos agrícolas y servicios públicos o se pierde por las fugas de la red de distribución. El Gobierno autónomo se ha marcado como objetivo para 2020 que sólo se quede sin ser tarifado el 25% del volumen consumido, a través de medidas como que el sector agrícola y los servicios públicos de bomberos, limpieza viaria y riego de jardines instalen contadores.

Para asegurar futuras necesidades de la comarca de Bilbao, está pendiente la construcción del embalse de Herrería, en el límite del norte de Álava con Burgos, pero el proyecto se encuentra paralizado.

La Consejería vasca de Medio Ambiente es reticente a construir nuevas presas por el impacto medioambiental que puedan tener.

Información elaborada por Sara Velert, Sonia Vizoso, Soledad Alcaide, Fernando J. Pérez, Alberto Uriona y Jaume Bauzá.

La presa del Atazar, casi llena, en una imagen tomada el pasado viernes.
La presa del Atazar, casi llena, en una imagen tomada el pasado viernes.CLAUDIO ÁLVAREZ

Andalucía mira al cielo

Andalucía encara el cuarto año consecutivo de sequía con gran preocupación por el futuro de los regadíos. Las reservas medias de los embalses de la región -dividida en tres cuencas: Guadalquivir, Mediterránea y Atlántica- se encuentran al 34%, tres puntos menos que hace un año. Tanto en la cuenca del Guadalquivir como en zonas de la provincia de Málaga se han prorrogado los decretos de sequía.

Los cultivos de cítricos son los más perjudicados. Andrés García, de la cooperativa agrícola Malaka, con sede en Álora (Málaga), afirma que la producción en el valle del Guadalhorce, el más afectado por las restricciones, ha bajado de entre 120.000 y 150.000 toneladas en 2000 a entre 40.000 y 60.000 en la última campaña. "Se han perdido 12.000 jornales desde 2002", calcula García, que reclama una mejor gestión del agua en esa zona.

El director gerente de la Agencia Andaluza del Agua, Juan Corominas, confía en que la falta de precipitaciones no suponga restricciones para el consumo humano. De los 24 sistemas en que está dividida la cuenca del Guadalquivir, nueve se encuentran en emergencia, lo que significa que disponen de agua para atender la demanda para menos de un año.

En la costa andaluza, la gran esperanza está puesta en las 12 desaladoras de agua de mar previstas para los próximos tres años. Ahora funcionan cinco, que producen 95 hectómetros cúbicos anuales. Otras cuatro desaladoras en las provincias de Málaga, Granada y Almería se encuentran en construcción, y tres están en proyecto.

Restricciones en Valencia

La Comunidad Valenciana no deja de mirar al cielo. Las reservas en los embalses han crecido respecto a 2006. Hay más agua, pero la situación está lejos de permitir alegrías después de tres años de dura sequía.

Las confederaciones hidrográficas del Júcar (CHJ) y del Segura (CHS) garantizan un ejercicio más sin cortes en el suministro urbano. Las restricciones se impondrán de nuevo al campo. En Valencia, el río Júcar sigue en estado de alerta, siempre cerca de la emergencia, por lo que se estima que los regantes dispondrán sólo del 50% del agua de un año sin recortes.

También los del Turia deberán conformarse con la mitad del caudal habitual. En Castellón, por el contrario, no habrá problemas. La CHJ puntualiza que esta previsión puede variar y se concretará en marzo, con las lluvias del invierno contabilizadas. En el sur de Alicante y en Murcia, donde gestiona los recursos la CHS, la agricultura vive pendiente de pozos y del trasvase Tajo-Segura. Afrontarán otro año complicado porque las reservas están "bajo mínimos".

Para aliviar algo la carga, el Gobierno ha eximido en parte a los regantes de tarifas de conducción y uso de infraestructuras hidráulicas. Pero los intentos de fijar precios del agua por sectores han fracasado, y el agrícola, que es el que más consume, sigue regido por una selva de tarifas y cuotas.

El Ejecutivo ha aumentado en esta legislatura el gasto en obras para ahorrar agua, reutilizar la depuradora, modernizar regadíos y abrir pozos, lo que ha compensado en parte las restricciones al caudal de los ríos. En Alicante y Murcia, la solución a largo plazo se fía principalmente a las desaladoras, algunas ya en marcha. La Generalitat también ha reforzado la inversión en depuración y reutilización, pero insiste en reivindicar el trasvase del Ebro. El PP rechaza una penalización en los recibos.

En los municipios alicantinos se impone la facturación por tramos, en la que los primeros metros cúbicos son más baratos. Todo lo contrario que en Valencia, donde se castiga el ahorro al aplicar a todo consumo la misma cuota de servicio. Así, el metro cúbico sale a 1,7 euros en un recibo medio de 20 gastados, mientras que con sólo cinco metros cúbicos se paga por cada uno 4,4 euros, y al que consume 12 le sale por 2,4 euros. El Consistorio premiará el ahorro con bonificaciones del 25% en 2008.

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