El albergue de San Isidro cierra por obras en junio
El edificio tiene placas con amianto - Los indigentes irán a Vicálvaro

El albergue de indigentes de San Isidro es antiguo, de 1943, y su techo contiene un material prohibido en la construcción desde 2002: el amianto, un mineral tóxico integrado en placas de uralita. El Ayuntamiento, según un portavoz, lo supo hace dos meses, después de una inspección previa a las obras en curso de reforma del establecimiento, y piensa retirar la uralita durante la rehabilitación.
El grupo municipal de Izquierda Unida alertó ayer de que los trabajadores e inquilinos del centro serían "desalojados" por la existencia "de polvo de amianto". Un portavoz de la formación aseguró que esta es la razón que dieron los responsables del albergue a sus empleados el viernes pasado, cuando se les comunicó el inminente traslado.
La directora de Servicios Sociales, Esperanza García, negó esa versión y afirmó que el traslado se debe a las obras: "No hay polvo de amianto en el centro y no es la razón por la que se desaloja", dijo García, que argumentó que el amianto "no produce ningún problema mientras está colocado. Lo produce cuando se desmantela", al soltar las partículas del material.
La expulsión de amianto al romperse las placas de uralita es causa de enfermedades, como explica el presidente de la Asociación de Víctimas del Amianto de Madrid, Juan Carlos Paúl: "Tiene bastantes enfermedades asociadas. La más grave, la asbestosis, que disminuye la capacidad pulmonar y puede generar un mesotelioma, un cáncer mortal de pulmón".
El edificio se cerrará el 30 de junio y los 165 inquilinos que siguen allí, junto a 80 empleados, irán a vivir al albergue Juan Luis Vives, en el distrito de Vicálvaro, y a pensiones privadas. Unos 80 residentes ya han pasado a hostales y otros 30 al albergue de apoyo, en donde Servicios Sociales prevé poner barracones provisionales.
El coordinador de la ONG de apoyo a indigentes Solidarios para el Desarrollo, Jesús Sandín, aseguró ayer que el Ayuntamiento les dijo la semana pasada que el centro "sólo cerraría por partes". Y se preocupó por una posible saturación en el José Luis Vives: "Dudo que tenga capacidad para absorber a tanta gente".
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