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Reportaje:La lucha contra los trastornos alimentarios

Contra la anorexia, sólo buenas palabras

El Gobierno regional prepara un pacto social para atajar los trastornos alimentarios, sin sanciones a los infractores

"Alguien?? No puedo más, estoy harta. No quiero vivir así! Levantarme, pensar en no comer nada, ir al insti. Llega la hora de comer, hacerlo más de lo que yo quisiera y ponerme mal por ello... Ir a masajes de celulitis y tratamientos para adelgazar y luego aeróbic...". Este testimonio de alguien que suplica por encontrar un asidero a la vida es de una joven que se llama Alba y que participó en el foro de la web de la Asociación para la Defensa de la Atención a la Anorexia Nerviosa y Bulimia (Adaner).

Estas dos enfermedades son ahora objeto de la atención del Gobierno regional tras la gran aceptación que tuvo la medida de controlar el peso de las modelos de la Pasarela Cibeles. Ahora, está en plena elaboración del denominado Pacto Social de la Comunidad de Madrid contra los Trastornos del Comportamiento Alimentario: La Anorexia y La Bulimia. Aunque el Ejecutivo lo anunció el pasado jueves como la panacea para la lucha contra las dos enfermedades, el plan carece de sanciones contra los infractores y, por lo tanto, no es de obligado cumplimiento.

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Adaner cifra el número de afectados en la región en alrededor de 25.000 personas, pero no hay un registro oficial de pacientes. Desde el Servicio Madrileño de Salud sólo tienen los datos de personas atendidas en 2004 en la red de salud mental, que fueron 1.836. La diferencia entre ambas enfermedades es que el que sufre anorexia reduce a límites extremos la ingesta de comida, mientras que un bulímico come de forma descontrolada y luego el sentimiento de culpabilidad le lleva a provocarse el vómito. También es habitual que ambas dolencias se padezcan a la vez.

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"Ha habido años en los que las cifras de atención se han triplicado y quintuplicado. La edad de inicio más temprana documentada es un varón de cinco años. Hay incluso dos bisabuelas", asegura María Carmen González, coordinadora de Adaner.

En el último debate del estado de la región, celebrado en septiembre pasado, la presidenta regional, Esperanza Aguirre, se comprometió a desarrollar el pacto, que ahora está previsto que vea la luz antes del 12 de febrero, fecha en la que regresa la Pasarela Cibeles. El texto se está elaborando en colaboración con casi un centenar de organismos que van desde las asociaciones de ayuda, pasando por los comerciantes, publicistas, profesionales médicos y los medios de comunicación. La viceconsejera de Economía e Innovación Tecnológica, Concepción Guerra, una de las coordinadoras del plan, reconoce que "la Comunidad no puede sancionar a los que se sumen al pacto y lo incumplan". Y recalca: "Es una declaración de intenciones". El texto recoge las conclusiones de la Comisión de Educación y Cultura del Senado, elaboradas el 25 de noviembre de 1999, y que no llegaron a ningún sitio. Fruto de ese informe, fija nueve "declaraciones de intenciones" en las que se intenta retratar y acorralar a la anorexia y la bulimia y establece cuatro objetivos.

La novedad son las 24 líneas de actuación acordadas por el Gobierno regional y los sectores implicados. La primera medida es la de unificar las tallas. Según reconoce Guerra, más allá de pedir a las grandes empresas textiles que no pongan el límite en la 40 o la 42, la Comunidad no puede hacer más. La Asamblea de Madrid pedirá al Gobierno central que defienda en la Unión Europea una "normativa unificada" sobre el tallaje.

Lo mismo ocurre con las medidas que tratan de implicar a creativos publicitarios, creadores de moda y medios de comunicación para que apuesten por la imagen de modelos saludable. La fuerza del Gobierno regional se queda en un llamamiento a la responsabilidad de los firmantes y velar por el autocontrol.

Por ejemplo, es difícil evitar la profusión de dietas de adelgazamiento en publicaciones o programas destinados a menores de 18 años, porque no se pueden prohibir, reconoce Guerra. Lo que sí está en manos del Gobierno regional es incrementar la inspección de este tipo de publicaciones, así como las del resto que ofrecen las denominadas dietas milagro. Tendrán que ir avaladas por nutricionistas y expertos médicos con número de colegiado.

El documento pretende "mejorar" el reglamento de funcionamiento de los gimnasios, centros deportivos y escuelas de danza para detectar a los posibles enfermos. Además, quieren que controlen la venta de productos dietéticos. "Lo que queremos es que si se detecta a un enfermo en esos centros se le impida su acceso", sostiene la viceconsejera. Por lo que respecta al Gobierno regional, además de las ya referidas medidas sobre la Pasarela Cibeles, quiere intensificar la inspección de productos "milagreros" y publicidad engañosa. Una de las líneas de actuación es la creación del Instituto de Alimentación y Nutrición sobre la prevención de trastornos del comportamiento alimentario. "Está ya presupuestado y su creación viene ordenado por la Ley de Acompañamiento", asegura la viceconsejera.

Se trata del organismo encargado de supervisar y gestionar todas las denuncias que se cursen, así como de analizar los recursos asistenciales. Las denuncias se podrán hacer a través de una página web.

También se prevé crear un registro de enfermos, promover campañas de información dirigidas a jóvenes, no sólo en la calle sino también en los colegios. Está prevista la puesta en marcha de campañas de información dirigida a Asociaciones de Madres y Padres, técnicos deportivos, monitores deportivos para la detección precoz. "El control de la alimentación en los colegios ya está en marcha, así como las campañas de información", asegura.

Otra de sus actividades será hacer estudios para analizar la incidencia de las enfermedades, formar a los profesores en la educación para la salud, y solicitar el concurso de los farmacéuticos.

A la coordinadora de Adaner le parece bien el plan, aunque cree que "hay que ejercer un control sobre lo que se pacte", ya que si no "todo se queda en una foto". Por ello, es partidaria de que se apliquen sanciones a los infractores. Una de las reivindicaciones de las asociaciones que ayudan a los enfermos es la existencia de una unidad específica para mayores de edad. "Sólo hay un Centro de Día con 20 plazas. Estamos bajo mínimos", afirma.

Se trata de centros donde los pacientes acuden a tratamiento durante media jornada, comidas incluidas. El resto del día hacen otras actividades. González cree que el trabajo que se hace con los adolescentes "se pierde" cuando superan los 18 años.

Desde el Servicio Madrileño de Salud (Sermas), aseguran que hay 37 centros de atención ambulatoria en la región. Cada área sanitaria tiene un responsable de salud mental. Periódicamente, se reúnen los 11 y analizan la situación de estos enfermos.

Un portavoz agrega que hay un Centro de Día para adultos con 22 plazas. Aclaran que los pacientes también pueden ser atendidos en otros nueve centros que dan asistencia general. Para los niños y adolescentes, hay cinco hospitales de Día con apoyo educativo, pero sólo uno, el del Niño Jesús, dispone de una unidad específica para tratar trastornos alimenticios.

Además, el Sermas dispone de dos unidades de hospitalización breve para los menores: una en el Niño Jesús y otra en el Gregorio Marañón, con 39 camas. No hay unidades específicas para adultos, que ingresan en las áreas de psiquiatría de sus hospitales de referencia.

Pese a la escasez de medios, Mari Carmen González deja una puerta abierta a los afectados: "La anorexia es una enfermedad mortal, pero se puede salir de ella".

Una modelo desfila en la Pasarela Cibeles de 2006.
Una modelo desfila en la Pasarela Cibeles de 2006.CRISTÓBAL MANUEL

"La cura depende del paciente"

La anorexia y la bulimia carecen de un perfil determinado, aseguran desde Adaner. Los síntomas para detectar la anorexia son claros. "El enfermo come poco, corta mucho la comida y suele dejar restos en el plato o en las servilletas. Tiene mal humor, busca el aislamiento y, por lo general, está triste", dice la coordinadora de la asociación, Mari Carmen González.

Más complicado es descubrir la bulimia, ya que la enfermedad se suele extender en el tiempo. "Sólo si convives con ellos sabes de sus cambios de humor. Físicamente, parecen estar bien, ya que su aspecto es normal. Nadie lo sabe, excepto si se dejan pistas como que baje la despensa de forma alarmante", dice. La enfermedad se nutre de la baja ingesta de alimentos que deriva en problemas psicológicos. "Estas enfermedades son mortales, pero tienen cura", asegura.

Las asociaciones reciben cada día muchas llamadas. En Adaner, suelen citar a los afectados cada 15 días en una sala del hospital Niño Jesús, aunque, según reconocen, "no van todos los que se han atendido por teléfono". Dependiendo de la estación del año, la sala, de 50 asientos, está más o menos abarrotada. La época crítica es el otoño. "Tiene mucho que ver con el fin de la Navidad del año anterior. Se bombardea a la gente con métodos para adelgazar que algunos toman. Se empieza una dieta, que se arrastra durante la primavera y el verano y, en otoño, ya están inmersos en la enfermedad", explica.

Quienes piden ayuda, o están en una fase inicial de la enfermedad, o la arrastran desde hace mucho tiempo. "Los primeros buscan que les asustemos y los segundos, ya conscientes de su situación, quieren ponerle remedio", aclara González. "La curación depende del paciente", sentencia.

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