Ocho años de una cita veraniega
Se ha convertido en una institución más de la capital francesa. Cada año, a finales de julio, turistas y parisinos que se han quedado sin vacaciones colapsan los diques del Sena en el centro de la ciudad. Sentados en tumbonas bajo una sombrilla leyendo el periódico o tomando un refresco entre palmeras con vistas al Palacio de Justicia, mientras que los más pequeños hacen castillos en la arena, los peatones invaden las orillas del río cortadas al tráfico del 20 de julio al 20 de agosto.
La iniciativa fue lanzada en 2002 por el alcalde socialista Bertrand Delanoë y su éxito (en días de sol resulta casi imposible circular por la ribera) ha llevado a los organizadores a extender la playa parisina al estanque de La Villette, en el norte de la ciudad. Un dispositivo gigantesco para el que se han movilizado 1.350 toneladas de arena y acondicionado para los peatones 4.000 metros de ribera. Cuenta con un presupuesto de 2,5 millones de euros, un millón invertidos por socios privados.
La estación balnearia urbana acoge este año decenas de actividades de todo tipo para ocupar sobre todo a los pequeños, como deportes acuáticos, mesas de ping pong, cursos de Thai Chi y de esgrima, masajes gratuitos o talleres en los que los niños descubren los secretos de la astronomía o del mundo marino. Conciertos de música y una biblioteca libre son otros de los eventos que comparten una característica clave: la gratuidad.
