_
_
_
_
_

El Cabe buscaba clientes

Los dos jóvenes detenidos por ofrecer estramonio que causó dos muertes en Getafe "abrían mercado", según la policía - "Mi hijo no es un camello", dice el padre

Juan Diego Quesada

En un barrio de casitas bajas de Coslada, detrás de un descampado donde los adolescentes queman caucho a bordo de sus motos, vive Iván Montalvo, de 23 años. En el salón de su casa cuelga un retrato suyo de la comunión, vestido de marinero, y otro de cuando era más pequeño, disfrazado de chulapo. La policía irrumpió el miércoles en la vivienda, de doble planta y con patio trasero, y se llevó detenido al chico, apodado El Cabe. Se le acusa de haber preparado junto a su novia Cristina, de 19 años, una infusión de estramonio, una planta venenosa y alucinógena, que distribuyó el domingo en una rave de Getafe. Al día siguiente, cuando la fiesta terminó, dos estudiantes de 18 años que habían probado el brebaje fueron encontrados muertos cerca del caserón abandonado conocido como El Monasterio donde se había celebrado la fiesta clandestina.

Más información
La autopsia apunta a que los jóvenes del estramonio murieron por golpe de calor

Sin camiseta, Eusebio Montalvo, el padre, abre la puerta de su casa en una tarde bochornosa: "Mi hijo no es un camello. La gente que va a ese tipo de fiestas lleva drogas y unos se las pasan a otros. Lamento mucho la muerte de estos chicos, estoy muy impresionado, pero mi hijo no es un asesino". De todos modos, el padre pide prudencia hasta que aparezcan los resultados de la autopsia de los fallecidos. "Habrá que ver si esa planta fue lo que les mató o es otra cosa. La juventud se mete en unos líos...", incide mientras se pone las manos en la cabeza.

Los investigadores han comprobado que fue en esta casa donde El Cabe y su novia prepararon la infusión a base de semillas de esta planta silvestre que crece en barrancos y huertos. La introdujeron en una botella de plástico de medio litro y, según la versión de los testigos, la distribuyeron gratis después en la rave. Eso lleva a pensar a la policía que los chicos estaban "abriendo mercado". Es común que los pequeños traficantes vayan de fiesta en fiesta dando a probar drogas desconocidas que pretenden introducir en el circuito del consumo. Por ello, la policía considera a la pareja responsable de un delito contra la salud pública y dos delitos de homicidio imprudente, uno por cada una de las muertes.

Los agentes terminaban anoche de interrogar a Iván y Cristina en la comisaría de Getafe. Está previsto que a lo largo de esta mañana pasen a disposición judicial, según informó la Jefatura. A El Cabe lo habían apresado 24 horas antes. Uno de los presentes en la rave había facilitado el apodo de Iván, el hilo del que tiró la policía. Los agentes se toparon con más de uno con ese mote.

Por momentos se dificultó su búsqueda, tal y como explicó el comisario de Getafe, Miguel Ángel González Reguero, quien ofreció en una rueda de prensa los detalles de la operación. Pero al fin dieron con él en un barrio de Coslada, al este de Madrid. Allí es conocido por estar siempre acompañado de un hermano menor, al que apodan de la misma forma, y por los ratos que pasan ambos en un páramo, montados a lomos de una moto de cross. Iván estaba orgulloso, según un amigo, de haber sido entrevistado en televisión durante San Canuto, una fiesta universitaria antes de los exámenes.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

Una vez en comisaría, El Cabe dijo que había ido a la rave acompañado de su novia y facilitó su teléfono móvil. Los agentes la llamaron. La chica se prestó a hablar, sin estar acusada de nada. Pero Cristina tuvo que decir algo en su relato que la involucró porque acabó detenida.

El Cabe arrastra antecedentes policiales por violencia de género. Una exnovia que vive en su misma calle le denunció por malos tratos. Pasó un tiempo en la cárcel de Alcalá Meco, según su padre, quien en este caso también defiende su inocencia. "El chico está teniendo un problema detrás de otro", dice a punto de dar por terminada la conversación.

Un coche policial pasa junto a  unos arbustos de estramonio en los alrededores del caserón de Getafe donde murieron dos jóvenes tras ingerir una infusión de esta  planta.
Un coche policial pasa junto a unos arbustos de estramonio en los alrededores del caserón de Getafe donde murieron dos jóvenes tras ingerir una infusión de esta planta.CRISTÓBAL MANUEL

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Sobre la firma

Juan Diego Quesada
Es el corresponsal de Colombia, Venezuela y la región andina. Fue miembro fundador de EL PAÍS América en 2013, en la sede de México. Después pasó por la sección de Internacional, donde fue enviado especial a Irak, Filipinas y los Balcanes. Más tarde escribió reportajes en Madrid, ciudad desde la que cubrió la pandemia de covid-19.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_